Capítulo 1

Se que debería estar durmiendo, como todo el mundo piensa que hago, pero a mi me gusta despertarme a las 6 de la mañana y ver el amanecer. Siempre que lo veo, esbozo una sonrisa, es hermoso y no puedo evitarlo. Lleno de color y sentimientos que pueden significar una cosa diferente según la persona que lo observa desde la distancia.

Ahora son las 6:55 de la mañana y llevo ya un buen rato leyendo esperando a que el resto despierte y poder comenzar mi día de una forma "normal". Escucho mi móvil sonar indicando que debo levantarme e ir a ducharme para estar listo e irme al instituto, pero me da mucha pereza, ya que hoy, es el primer día.

Odio el primer día de todos los año, aunque llevo ya un par de años en el instituto, la gente no puede omitir mirarme cada vez que entro por la puerta. Yo se que tengo tatuajes en la muñeca, cuello y brazo y un piercing en la ceja, pero no es para tanto, no necesitan mirarme como si fuera un delincuente buscado en 4 países. Me levanto y voy al baño.

La ducha de la mañana me gusta, es como que me despeja y relaja, me ayuda a concentrarme y prepararme mentalmente para el día que me espera. Salgo del baño y abro el armario que no tiene mucha variedad, solo camisetas, sudaderas y pantalones negros y blancos. Cojo una camiseta blanca y pantalón y sudadera negra, nada especial. Bajo los escalones lentamente, escuchando ya de fondo las voces de mis padres y hermana.

-Buenos días Diego- me saluda alegremente mi madre, yo solo asiento con la cabeza como saludo.

-Hola campeón ¿hoy desayunas?- digo un "si" que parece un susurro, no soy muy hablador.

-¡Hermanito!- me llama Irene- sonríe- solo por ella, lo hago.

No soy ni muy hablador, ni muy sonreidor, no se si esa palabra existe, pero como un amigo mío dijo una vez, si lo has dicho ya existe. Yo soy una persona seria y fría, no suelo sonreír ni reír, ni siquiera con mi familia, no me nace hacerlo. Seguramente por eso los del instituto piensan eso sobre mi, solo mis mejores amigos me conocen de verdad, creo que solo con ellos me he reído alguna vez, aparte de con mi hermana. La adoro.

-¿Qué pasa bichito?- se lanza a mis brazos y yo la cojo justo a tiempo.

Irene tiene 8 años, tiene el pelo castaño y los ojos color avellana, se podría decir que es la única chica que tiene mi corazón en la palma de su mano. Es una chica muy inteligente y manipuladora, casi siempre consigue que yo deje de hacer cualquier cosa para jugar con ella. Mi excusa siempre es que es imposible decirle que no a esta niña.

-Adivina lo que voy a hacer hoy- me reta y sonríe.

-Mmm, te vas de excursión- contesto, ya lo sabía, lo lleva diciendo toda la semana.

-¡Si!- se baja de mis brazos y corre por la cocina- el primer día no voy hacer nada- lo dice como si pintar y sumar fuera hacer algo.

-Bichito, me tengo que ir- al escuchar eso, mi padre asoma la cabeza.

-¿No desayunas?- niego con la cabeza, cojo mi mochila que está en el salón y salgo de mi casa, sin despedirme.

Me gusta ir andando al instituto, es un momento para mi, un momento en el que puedo relajarme antes de llegar a la locura que es el instituto. Solo con imaginar las caras de los nuevos al verme... No entiendo porque juzgan antes de informarse bien, todos me llaman "el delincuente", nadie me contradice, nadie me mira a la cara. Pero quiero aclarar que nunca he pegado a alguien, en mi vida, estoy en contra de la violencia, es algo innecesario. Entro al instituto y como esperaba, todos se giran a verme y siguen cada paso que doy.

-Es el delincuente- oigo susurrar a alguien a otra persona y yo los miro cansado, pero seguramente les he asustado y parece que están temblando.

Los rumores que se van diciendo sobre mi por ahí, son algunos como "ha tenido un pelea contra 10 tíos y ha ganado" o "dicen que fuma y bebe entre clase y clase y los profesores no le dicen nada" y también suelen decir "seguro que ya se ha tirado a más de la mitad de las chicas del instituto". Uno, soy virgen, dos, nunca en mi vida he fumado o bebido porque me da asco y tres, no le haría daño ni a una mosca.

-Hey tío- me llama Adrián, mi mejor amigo.

Él es especial, tiene los ojos azules y un pelo rubio casi blanco, no sabría explicar bien de que color es exactamente. Siempre me apoya y tiene una sonrisa en la cara, es muy alegre y por ello a veces irritante, pero es un gran amigo y le tengo aprecio. Él me hace sonreír sin yo quererlo y luego se burla de mi. 

-Hola- le sonrío un poquito para que vea que hoy no es un mal día o eso creo.

-Wow, has sonreír, que pasada- se ríe y me da un golpecito en el hombro, yo ruedo los ojos.

-Ya vale tío- me paro- oye, adelántate, yo voy al baño primero.

-Diego, ¿cuántas veces te he dicho que no fumes entre clase y clase?- vuelvo a rodar los ojos mientras él se ríe de su propio chiste- Adiós tío.

Obvio que Adrián sabe que yo no fumo y que todos los rumores sobre mi son falsos, pero le gusta bromear sobre ello. Me dirijo al baño, pero algo me frena. Veo en una esquina a una chica con cabello largo y rizado, de un negro intenso, con un suéter rosa palo y una falda negra, nunca la había visto en el instituto, será nueva. No se porque, pero quiero saber de qué color son sus ojos, ¿serán marrones? En ese momento me doy cuenta de que las clases están a punto de empezar, ¿debería decirle algo?

-Perdona- ella no levanta la mirada del libro que lee- chica de pelo rizado- no me se su nombre y no me pienso acercar más de lo debido a esa chica.

-Te he oído a la primera- contesta fría sin mirarme.

-Ya pues... es que las clases están a punto de empezar y... quería avisarte por si no te habías dado cuenta...

-Me había dado cuenta- levanta la mirada mostrando los ojos más azules y bonitos que he visto en mi vida- pero no voy a ir a clases.

-¿Te vas a saltar las clases el primer día?- frunzo el ceño extrañado, ella no parece la típica chica que hace pellas y menos el primer día, la chica suspira cansada.