¿qué es África?

Capítulo 22

Daria POV

Todos tenemos dos caras, y nadie lo puede negar.

Todos somos falsos en algún punto de nuestra vida, porque mentimos y nos ocultamos en una faceta irreal.

Yo, soy falsa.

Mi sonrisa es tan solo una sombra de lo que fui hace años. Mi risa es simplemente el eco de mi pasado. ¿Que qué me pasa? Ni yo lo se. 

Soporto los insultos de la gente hacia mi, porque se que son solo por envidia, porque según todos, tengo una vida perfecta, de princesa. Nadie me conoce realmente, intento que no lo hagan, para así que no puedan herirme. Para todos, yo soy la abeja reina de este instituto, la jefa del escuadrón, la chica fácil... Creo que el único que me conoce con exactitud, es mi mejor amigo, o eso pensaba.

Él sabe lo que me pasó con las mentiras de mis padres, lo que me hicieron y destrozaron. ¿Tan complicado es no mentir? Se que yo lo hago, pero solo con la gente que no me importa lo suficiente, con los que no confío, ¿él no podía confiar en mi? ¿soy alguien al que puede tirar a la basura sin remordimientos? Diego es un idiota, pero lo quiero, ¿él me quiere? ¿le importo?

Odio ser insegura, odio no poder controlar las cosas, odio ser débil. 

Sigo mirando el techo con algunas lágrimas secas en mis mejillas, mientras el mundo sigue avanzando como si nada, como si yo no me quisiera morir en este momento. Mucha gente, si me viera ahora y les explicara la razón por la que esté así, que es porque mi mejor amigo me ha mentido, no lo entenderían. Pensarían que es una tontería de una adolescente sentimental que vive en su burbuja de color rosa y que nadie puede permitirse explotar porque la destrozarían. Que poco saben de mi.

Odio las mentiras, pero por una simple razón. Mi padre mintió a mi madre y se acostó con todas las que pudo, mi madre me mintió y me dijo que todo estaba bien. Mi vida se convirtió en toda una mentira cuando yo tan solo tenía 6 años y lo único real que tenía era la amistad con Diego. Nunca quería volver a casa, porque todo era deprimente. Mi madre se encerraba en su cuarto a llorar y mi padre no volvía hasta las tantas de la noche, con perfume de otra mujer impregnado en su ropa, con la excusa de que ha pasado por el camino junto a una tienda de perfumes y se lo han echado encima sin permiso. Cada mentira que soltaba, yo me la creía y a mi madre la destrozaba, en silencio, hasta que un día él se fue, sin decir el porqué, solo me dijo que mi madre era mala y que debía él alejarse.

Yo dejé de hablar con mi madre, porque mi padre era mi ídolo, mi héroe y nunca pensé que me mentiría. La mujer que me crió sufrió en silencio durante dos años, hasta que, cuando yo tenía 8, ella se intentó suicidar y me lo comenzó a contar todo mientras lloraba. Yo había creído a la persona equivocada. Yo había dejado de lado a la única que me había querido de verdad. Yo casi mato a mi madre por mi silencio. Las mentiras me destrozaron y se podría decir que me traumé por culpa de eso. Mi padre me mintió y mi madre casi murió por eso. Las mentiras deberían de estar prohibidas. Por eso las odio.

Cuando Diego me mintió sobre muchas cosas seguidas, al final no pude más y exploté. Él sabe que no me debería mentir, que me hace daño cada vez que las personas lo hacen. Pero igualmente lo hizo. Y no solo sobre su ubicación el sábado, sino que cuando Eric se marchó, él no apareció por toda una semana y cuando lo volví a ver me dijo que solo se había ido de vacaciones a visitar a su abuela. Lo peor fue luego cuando su madre me preguntó por casualidad, un día que fui a buscarlo a su casa, que si Diego estaba bien, que llevaba 4 días sin saber de él y solo sabía que estaba en casa de Adrián durmiendo. Me quedé paralizada en ese momento, no me podía creer que él hubiera mentido a su propia madre o a mi, ya que Adrián y yo no teníamos ni idea de donde estaba. Y sigo sin saberlo.

Todas sus mentiras se han acumulado hasta hacerme estallar y ahora no se que hacer.

Me duele.

Mucho.

Y lo odio.

-Dari...- llama a la puerta mi prima.

-No quiero ver a nadie, largo- digo seca.

Hoy es lunes y lleva media hora intentando convencerme de que tengo que ir al instituto, que es bueno para el futuro y que ya llevo mucho tiempo encerrada aquí dentro. Pero me da igual, estoy bien así.

-Venga, te sentará bien una ducha, cambiarte de ropa y maquillarte- ruedo los ojos y al ver que no digo nada, sigue insistiendo- siempre me dices que eso hace sentir mejor a las personas, verse bien en un espejo y sentirse increíbles, inténtalo tú ahora- me anima y yo solo ruedo por la cama intentando volver a dormirme.

La oigo suspirar y luego unos pasos que indican que se está alejando. Se ha rendido. ¿Por qué eso me hace sentir mal? ¿No era eso lo que quería? Mejor intentaré seguir durmiendo y...

-Sé que hay en tus ojos con solo mirar. Que estás cansado de andar y de andar. Y caminar, girando siempre en un lugar.

Pero que...

-¿Te acuerdas de esta canción?- me pregunta detrás de la puerta y ya siento que se me llenan los ojos de lágrimas.

-Si- contesto con voz rota escuchando la canción.

Saber que se puede
Querer que se pueda
Quitarnos los miedos
Dejarlos afuera
Pintarse la cara
Color esperanza
Tentar al futuro
Con el corazón.

Río por lo bajo y recuerdo aquel momento.

Tan solo teníamos 10 años cuando nuestro profesor de matemáticas nos la puso y comenzó a bailar fatal mientras todos reíamos. Ese día se fue y nadie quería porque era el mejor profesor que habíamos tenido, así que nos animó haciendo eso. A esa edad África y yo íbamos al mismo colegio y la misma clase así que quedamos junto a sus hermanas que cuando alguna estuviera triste pondríamos esta canción. Una promesa de unas niñas pequeñas que hemos cumplido siempre. Cuanto quiero a mis primas...

Lo triste fue cuando se marcharon con 11 años a la ciudad por el trabajo de mis tíos.



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En el texto hay: primer amor, amistad, adolescencia y amor

Editado: 17.10.2020

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