-¡Vamos, Miller!- grita el entrenador- ¡Una vuelta más y todos a casa!
Cuando al fin acabamos estamos todos agotados ya que llevamos UNA HORA, corriendo como si nos fuera la vida en ello. Nuestro encantador entrenador al que todos amamos muchísimo (ejem, sarcasmo), le ha parecido una increíble idea que hoy hiciésemos todo físico sin practicar nada, así que llevamos las tres horas, corriendo, haciendo flexiones, tabla y muchas cosas más que en estos momentos no recuerdo porque lo tengo borroso. En resumen, estoy que me muero.
-¡Creo que comienzo a ver borroso!- grita Bruno cuando ya estamos en los vestuarios moviendo las manos delante suyo para comprobarlo.
-El entrenador está loco- se queja otro y yo simplemente me siento en uno de los bancos que hay.
-Hoy quería que alguno de nosotros muriera, estoy seguro, nos odia- lloriquea alguien a mi lado.
-Callaos ya, que me duele la cabeza- medio grito porque es la verdad, me va a dar algo.
-¡Si tu estás así imagínate nosotros!- me grita Bruno frustrado.
-Exacto, que tu eres el mejor y estás que podrías caerte muerto ahora mismo-le apoya uno.
-Bueno, pues por lo menos yo estoy intentando recuperarme- les suelto a todos- que lo único que hacéis es esperar a que os de algo y desmayaros- frunzo el ceño cuando todos bajan la mirada- si de verdad os sentís tan mal, meteros en las duchas, mojaros la cara y sentaros hasta que se os pase, que como se muera aquí alguien, no me pienso hacer responsable- en ese mismo momento, todos comienzan a hacer lo que les he dicho.
-Por eso tu eres el capitán- me intenta animar Bruno, pero solo consigue enfadarme más.
-Ya, ya, lo que tu digas- ruedo los ojos y empiezo a cambiarme.
-¿Por qué tanta prisa?
-He quedado- contesto seco.
-¿Con quién?
-Con tu abuela, dice que quiere enseñarme a hacer galletas caseras, prepárate porque puede que tengas nuevo abuelo dentro de un tiempo- él se queda callado y luego me pega en el hombro mientras yo intento aguantarme la risa.
-No tiene gracia, he dudado durante un segundo- suelto una carcajada.
-¿En serio me ves besando a tu abuela?- él sonríe de lado y niega con la cabeza.
-No te veo a ti, sino a mi abuela intentando besarte, esa mujer está loca- los dos reímos y nos cambiamos en silencio.
Cuando ya llevo mi ropa del día a día salgo del vestuarios observando como los gorilas están que se mueren aún, pero están mejor. Avanzo por el pasillo hacia el vestuario de las chicas y toco la puerta ya que la única que debería estar dentro en África, en teoría. Pero no es así. Me abre la puerta una chica rubia con el pelo recogido y sin maquillar, cuando una mueca de asco. Yo debo de tener la misma.
-No creo que tu seas una chica- me suelta como saludo.
-Ya... Pero estoy esperando a una que debería estar dentro- digo ignorando su anterior comentario.
-¿Para qué?- me mira fijamente y yo le aguanto la mirada.
-Porque he quedado con ella- la chica desconocida asiente y me cierra la puerta en las narices.
Voy a intentar volver a llamar pero enseguida sale la chica más guapa que he visto en mi vida y sonrío.
-5 minutos y salgo- asiento y África vuelve a cerrar la puerta.
Espero mirando el móvil, contestándole algunos mensajes a Adrián:
El mejor nerd: ¡Una cucaracha enorme!
Yo: es solo una cucaracha, exagerado.
El mejor nerd: ¡no estas aquí así que no puedes saberlo!
Yo: lo se y punto :)
El mejor nerd: Pero sabes de sobra que me dan pavor 7n7
El mejor nerd: ¡Podría haberme matado! T-T
El mejor nerd: Y tu tan tranquilo.
Yo: La próxima vez iré en mi caballo blanco con mi reluciente spray mata cucarachas y te salvaré como todo un caballero.
El mejor nerd: ¡Oh mi príncipe salvador!
El mejor nerd: ¡Ven que te de un besito!
Yo: xD
Yo: Me tengo que ir, lo sientoooooo
El mejor nerd: ¿qué es más importante que yo? T-T
Yo: Todo :v
Yo: Chau.
-¿Qué haces?- me pregunta África cuando sale al fin del vestuario.
-Creo que hacer de príncipe azul, pero no estoy seguro- me mira confundida, pero luego se encoge de hombros y me sonríe.
-Vamos a la peluquería- sonrío y asiento- aunque... ¿Seguro que tu quieres venir?
-Claro, ¿por qué me lo preguntas?- se encoge de hombros.
-No quiero que en nuestra tercera cita te aburras- susurra mirándome de reojo.
Nuestra... ¡Nuestra tercera cita!
Si es que no te enteras.
No me había dado ni cuenta, jeje.
-Nunca me aburriría contigo- le guiño un ojos y ella se ríe.
-Eres todo un Don Juan ¿eh?- me encojo de hombros.
-Solo a veces- los dos sonreímos tontamente y salimos del edificio en el que siempre entrenamos.
Caminamos sin decir nada durante varios minutos, ella guiándonos a los dos porque yo no tengo ni santa idea de donde está la peluquería, pero se ve que ella sí. Miro su mano de reojo queriendo cogerla, pero no me atrevo, ¿y si me aparta? ¿y si me mira raro? Hay demasiados "y si" como para arriesgarme, pero es que quiero...
¡Pues hazlo!
¡No es tan fácil!
¡Claro que si! Alargas la mano y coges la suya, fácil y sencillo, para toda la familia.
Te odio.
Acerco nuestras manos y rozo la suya con cuidado. África me mira nada más sentir el tacto pero yo disimulo como si no me hubiera dado cuenta. Cuando me deja de mirar me lanzo y le cojo de la mano con cuidado, en ese momento si que centro mis ojos en ella y África hace lo mismo. Sonreímos y seguimos caminando cogidos de la mano.