¡¿qué es esto en mi barriga?!

2. ¿Estás bien?

Aquí estaba yo. Debajo de un árbol, bañándome feliz de la vida. —NoteseElSarcasmo—

—Al fin contestas, Lisa —suspire fastidiada—. ¿Qué estabas haciendo Johnson? —pregunto a través del teléfono.

—Me estaba bañando —escucho como nueve algunas cosas—. ¡Auch! ¡Maldita perra!

—¡Oye!, ¿qué te pasa? ¡No soy perra!

—Kaily, le dije eso a Smury —rio y se escuchó un trueno—. Sí que llueve a cántaros afuera, pobres las personas que no tienen donde dormir.

—Como yo —mi paciencia se agotaba, no podía estar toda la vida en la esquina de mi casa debajo de un árbol y lo peor... ¡Empapada muriendo de hipotermia!—. Me va dar pulmonía abajo de este árbol.

—¡¿Qué?! —el grito de Lisa casi me deja sorda.

— ¡Ay, no grites, me vas a romper un tímpano! —chillo removiendo mi oído.

—¿Qué paso Kaily? —pregunta preocupada.

—Papá me corrió de la casa —susurre triste, escucho como Lisa susurra maldiciones hacia mi padre.

—Maldito viejo calvo.

—Hey, ¡escuche eso! —aunque me haya corrido seguía siendo mi padre—. ¿Vas a venir por mí? ¿O voy haciendo un hoyo en la tierra como los perritos para dormir?

—Voy para allá, no te muevas —escucho un sonido de llaves después de una puerta siendo cerrada fuertemente.

—No, voy a irme volando.

—Por favor Kaily, deja el sarcasmo —suplicó mientras encendía el coche.

—Tengo que entretenerme en algo para no ponerme a llorar — miro el cielo negro, la lluvia no cesaba, al contrario se hacía más fuerte. Mis ojos se empezaron a cristalizar y deja escapar un pequeño sollozo.

—Oh nena, no llores, ya llego —hablaba la voz triste de mi mejor amiga.

—¿Cuándo se volvió tan complicada mi vida que no me di cuenta? — pequeñas lágrimas caían de mis ojos.

—Vas a ver que va mejorar, Riley —dijo usando mi apellido.

—No tenía pensado esto —comencé a resbalarme por el tronco del árbol hasta quedar sentada en el lodo al lado de un charquito.

Estaba mojada, llena de lodo, llorando en medio de la lluvia. Cualquiera que me viera pensaría dos cosas. Una: que soy una vagabunda en busca de ayuda. Dos: que estoy loca.

— Maldito tráfico —escucho como golpea algo, creo que es el volante—. ¡Muévanse, tengo una amiga embarazada que ir a rescatar y comprarle mucho helado! —río por su tonto comentario—. Kaily, tranquis, tal vez llego en una o dos...

—¿Minutos? —pregunto mientras miro una plantita a lo lejos siendo bombardeada por las gotitas de agua.

—Horas...—susurró bajito y yo llore aún más —. Pero trataré de llegar antes.

—Vale...—cuelgo sin esperar a que diga algo más.

Me sentía pésimo, ¿estás eran las hormonas del embarazo? Eran horribles. Junte mis piernas a la altura de mi barbilla y las abrace con mis brazos. El agua parecía no querer parar, justo ahora se ponía a llover. El mundo me odia. Empecé a escuchar pasos que se iban acercando, escondí mi cara entre mis piernas, esperaba que no me vieran.

Y si me miraban que no abusaran de mí o me robaran algo, aunque no traía nada más que a mi bebé conmigo. Y eso porque no podía sacármelo.

Si no hubiese ido a esa fiesta ahora no estaría bajo esté árbol, mi padre no me habría corrido de casa, no estuviera llorando como una vil magdalena, fuera más virgen que el aceite extra-virgen y no estuviera embarazada. Y lo peor de todo... sin saber que iba ser de mi vida. Tal vez no sería buena madre. Solo de pensar en eso lágrimas caían como cascada mientras mis sollozos aumentaban.

—¿Estás bien? —escucho una voz ronca cerca de mí. No me inmuto, sigo en la misma posición llorando como si no hubiera escuchado nada. Pregunta absurda que me hacía.

Esa persona comenzó a acariciar mi cabello mojado y me estremecí por su tacto. Hasta ahora caía en cuenta que estaba temblando de frío, sin duda me daría pulmonía.

De repente sentí algo cálido en mis hombros, o me estaba poniendo su chaqueta o ya estaba bajo la hipotermia y empezada a alucinar.

—Si sigues aquí te va pegar un resfriado —solo por curiosidad levante la cabeza para ver a la persona que estaba enfrente de mi—. Solo digo —sonrió de lado.

Era un chico de ojos azules con cabello castaño, nunca lo había visto por aquí, supongo que es nuevo en la ciudad. Limpie las últimas lágrimas de mis ojos y quite el cabello de mi cara antes de pararme. El chico se me quedo viendo con la boca levemente abierta y los ojos como platos. ¿Tan mal me veía?

—T-ten-tengo que irme.—prácticamente salió corriendo.

Sí, creo que era un monstruo en dos patas.

—Olvido su chaqueta...—susurro viendo por donde se ha ido.
 




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