¡¿qué es esto en mi barriga?!

15. ¿Piolín eres tu?

Sigo pasando el pañuelo húmedo por su frente. El color morado predomina en su rostro. No sé cómo Lisa tuvo tanta fuerza.

—Creo que sí lo mataste— la miro preocupada—, lleva una hora inconsciente.

— ¡Claro que no lo maté! ¡Se esta haciendo el imbécil!

—¿Tú cómo sabes? —pregunto frunciendo el ceño un poco enojada.

—Todos los hombres siempre se hacen imbéciles.

Vuelvo mi mirada al chico recostado en mi cama. Me empieza a inquietar que no despierte. Llevo mis dedos al pequeño chichón de su frente, hago una mueca.

—Me iré a dormir ya es muy tarde — apaga el televisor y sale de mi habitación cerrando la puerta.

—¡Sí, déjame al muerto! —chillo.

—¡Ah, está bien! ¡Espero te viole en la noche! —gruño.

Creo que tendré que dormir con él, digo, está en mi cama y yo no pienso dormir en el sofá cuando está mi cama a mi disposición. No creo que se le ocurra algo cuando vuelva en si.

Me levanto lentamente para no despertarlo, aunque esta medio muerto y no creo que despierte hasta mañana. Camino hacia el armario y abro un cajón en donde se encuentra mi pijama. Consiste en un short y una blusa de tirantes. ¿Qué quieren que haga? Es mi pijama. Parece de zorra pero ¡es mi pijama de conejitos! No importa si está helando afuera —como ahora—, yo soy feliz con unos shorts y mi camisa de tirantes.

Ahora aquí el dilema, puedo estar 100% segura a que Lisa apago todas las luces de afuera, todo estará oscuro. Y es aquí donde maldigo que haya un sólo baño en el apartamento. Fuera más fácil si cada habitación tuviera un baño, oh se me olvida... somos pobres.

Volteo hacia atrás, Keidan sigue muerto... ¡digo, dormido! No creo que se despierte cuando me esté cambiando, eso sería tener MUY mala suerte. Y aunque la tengo no creo que sea una perra conmigo.

Me volteo dándole la espalda a mi cama con el individuo en ella, en un pequeño banco dejo mi pijama. Llevo mis dedos al borde de mi blusa de manga larga y la saco. El aire fresco azota mi cuerpo, mi piel se eriza. Desabotono el pantalón con un poco de dificultad ya que tenía una liga —se nota que ya estoy gorda y no me cierra el mugroso pantalón— jalo los extremos de las piernas para sacarlo totalmente. En el intento casi caigo, dije casi, pero sufrí ya que mi dedito chiquito sufrio el daño contra la esquina del buro al querer estabilizarme. Al solo encontrarme en ropa interior me hacía sentir cómoda, con frío pero cómoda. Estas últimas semanas solo he dormido con bragas y sin sujetador. Se siente tan bien, pero no lo haré al tener un intruso durmiendo conmigo. Tomo el pequeño short y lo deslizó por mis delgadas piernas. Siento como un escalofrío sube por mi columna, me siento rara. Trato de ignorar ese sentimiento de sentirme observada, porque no creo... Tomo por último la blusa de tirantes y la paso rápidamente por mi cabeza. Estoy vestida. Al girarme casi me da un paro cardiaco.

CASÍ.

El aire abandona mi cuerpo. Con las manos detrás de su cabeza, el rostro serio. Me observa a los ojos. No sé si, a) golpearlo, b) reprimirme por haber sido tan miedosa y no haberme ido a cambiarme al baño o c) saltarle encima y besarlo.

—Creo que estoy excitado...—susurra. Mis ojos se abren como platos. Creo que escojo la opción uno.

KEIDAN'S POV.

Miro pajaritos. ¿O es piolin? Será el sereno, miro pájaros y punto. No, esperen. Son vacas voladoras, vuelan alrededor de mi cabeza. Llevo mis manos a los lados de mi cabeza y masajeo mis sienes, sí que duele. Siento como si me hubiera caído un tractor encima o como si hubiera bebido hasta desmayarme. Abro mis ojos y los cierro inmediatamente, los vuelvo a abrir hasta acostúmbrame a la luz del foco. Trató de levantarme, unas punzadas en mi cabeza hacen que me recueste de nuevo. Esto es peor que la cruda. No recuerdo que fue lo que pasó.

Miro hacia todas direcciones de la habitación hasta toparen con...

Cristo. Bendito. Apiádate. De. Mí.

Tanta carne y yo con hambre.

La mujer que se encuentra enfrente de mí es un mujeron.

Paseo mis ojos por todo su cuerpo. Sus curvas —ni parece que está embarazada—, sus piernas, su... Dios, su trasero.

Ahora maldigo mi debilidad por los traseros.

Muerdo mi labio. Creo que me excité.
Pasó mis brazos por detrás de mi cabeza para observar la escena más cómodo.

Miro como agarra un short —demasiado corto— yo quería seguir mirando. Después se coloca la blusa de tirantes. No se vale. Hago un puchero a la nada.

Cuando se da la vuelta su cara es de espanto. Aún así se ve hermosa. Vuelvo a pasar mi mirada sería por todo su cuerpo.

—Creo que estoy excitado...—suelto sin pensar. Sus ojos se abre como platos. Muerdo mi labio inferior.

—¿Qué... viste? — pregunta inocente.

—¿En serio quieres que te diga? — pregunto, ella se queda callada. Empiezo a hablar de nuevo—. Vi unas piernas largas, hermosas, una cintura que uf y un trastero que para mí parecer quisiera tocar tod...— un golpe en mi hermosa cara me interrumpe. Me golpeó. Otra vez. Y ahora con una almohada. Bueno, aunque sea no fue un sartén o un control remoto.

Vamos mejorando...

—¡Idiota! ¡Perverdido! — me siguió pegando con la almohada.

—¡Tranquila! ¿Vamos a volver a empezar otra vez? —la agarro de las muñecas. Tiene los dientes apretados. Está enojada. Lanza un grito lleno de frustración.

—¡Suéltame! —jala sus manos fuera de las mías.

—¡Kaily! ¡Oh por Dios! ¿Ya te está violando? ¿Tan rápido? Esperen a que me duerma —escucho detrás de la puerta. Seguro es la loca que me golpeó. Miro a la castaña, esta igual que un tómate. Sonrío de lado.

La jalo de un brazo delicadamente, la envuelvo en mis brazos y me dejo caer a la cama.




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