¡¿qué es esto en mi barriga?!

16. ¿Es malo qué un hombre llore?

Tengo calor, mucho calor.

Además estoy que me explota la vejiga, trato de levantarme pero no puedo, maldita sea. Siento algo en mi cintura, ¿me estaré volviendo loca?

Posiblemente.

Vuelvo a tratar de levantarme y mi segundo intento también es fallido. Maldita sea.

Giro mi cabeza hacia atrás que es donde proviene el calor. Me encuentro con unos ojos cerrados y una carita de ángel.

Literalmente.

Oh, ya recuerdo.

Se mira tan Pacífico, lindo y violable. Es el momento perfecto para violarlo, está dormido.

¡VIOLALO! ¡ANDA QUE ESPERAS! ¿UNA INVITACIÓN? ESTÁ DORMIDO, ES EL MOMENTO PERFEC COMO LA CANCIÓN DE LOS ONE DIRECTION!

Creo que mi conciencia tiene razón, solo por un pequeño detalle...

¡ME ESTOY HACIENDO PIPÍ! CREO QUE MOJARE MIS BRAGAS. VOY A EXPLOTAR, MI VAGINA VA EX... Ah no. MI VEJIGA VA EXPLOTAR.

Trato de moverme de nuevo bajo el músculo cuerpo del idiota violable que me tiene atrapada, después de cinco intentos, -todos fallidos claro- vuelvo a fallar.

Gruño frustrada, suspiro cansada y... se me ocurre una idea. Eso rimo, aplausos a mí.

Te aventaran con tomates.

Acerco mi boca al oído de Keidan, susurró mí Lo siento antes de gritar a todo pulmón. Mi vejiga es más importante que el sueño del chico. Sonrío cuando siento que me suelta, y me rio cuando cae al piso.

Soy una maldita perra. Pero bueno, así es la vida. Que le podemos hacer.

—Hija de...—escucho que gruñe, mi risa se intensifica. Dejo de reír cuando siento que algo sale de mi.

OH POR DEOS.

Me he hecho pipí.

Me levanto de un salto de la cama y casi vuelo hacia el baño, cierro la puerta de golpe. Bajo mi short de pijama junto con mis bragas. Unos golpes en la puerta me hacen sobresaltarme.

—¿Estás bien? ¿Pasó algo con el bebé? ¿Te sientes mal? ¿Te lastime? ¿El bebé pateo? ¡Contesta o tiro la puerta! —pregunta rápidamente, una risita se escapa de mis labios. Cómo va patear si tengo tres meses, casi cuatro.

—No pasó nada. Solo necesitaba ir al baño.—explico, escucho como suspira.

KEIDAN'S POV.

Me va dar algo, no, esto no está pasando, ¿en serio? ¿Por qué a mí Dios?

—¿Es aquí? —pregunto, aprieto el volante.

—Sí, ¿por qué?—me mira con el ceño fruncido.

—No nada. ¿No podemos ir a otro lugar?

—No, ¿por qué iríamos a otro lugar? Mi doctor estar aquí.

Respira Keidan, respira. No creo que papá sea su doctor. No, eso sería mucha coincidencia, demasiada. Respiro hondo. Tú puedes, vas a conocer a tú hijo, sonrío. Eso me hace feliz. Abro la puerta del auto. Kaily ya se encuentra afuera.

—Pensé que nunca ibas a salir.—murmura con una sonrisa cuando estoy a su lado.

—Yo pensé lo mismo...—paso un brazo por sus hombros antes de empezar a caminar, espero a que ella me rechace pero no es así.

Volteo un poco hacia abajo donde ella tiene una mano en su vientre. Se mira tan hermosa.

Por Dios, Keidan. ¡¿Qué me he estado perdiendo?!

Soy un pendejo.

—Sí, en eso concuerdo contigo. Eres un pendejo.—Ups, lo dije en voz alta.

—No me lo recuerdes.—bajo mi mano hacia el final de su espalda. La empujo levemente, entramos al elevador.

*

La vida me odia, simplemente me odia.

Mátenme, merezco morir. Volteo a verla, tiene el ceño fruncido y sé que está enojada. Diablos. ¿Ya dije que me odio? ¿No? Pues me odio. La vida me odia, yo me odio. Keidan que nuevas. ¿Ya dije que me maten? ¿No? Pues mátenme. Como se me ocurre decir eso. ¡Estaba nervioso! ¡No! ¡Sigo nervioso! Aunque no mentí tanto, Kaily no es nada mío todavía. Solo la estoy haciendo pasar por una buena amiga. Estoy haciendo mi acto de caridad.

Una buena amiga que está esperando un hijo mío.

¡Maldición!

Pero no podía decirle a mi padre que el bebé es mío. Me castra, me corta los huevos y hace que me los coma fritos. ¡Re fritos! Hasta le hecha cebolla para que sepan más ricos. ¡Ew! Creo que quiero vomitar.

Mi padre enfrente de mí y Kaily a un lado. ¡Pero qué divertido! ¡Hay que tomar una tacita de té!

Por Dios, ¿ya me mataron?

—¿Cómo te has sentido, Kaily?—pregunta mi progenitor mientras apunta en su libreta.

—Mal.—volteo a verla igual que él.

—¿Y eso por qué?

—He estado vomitando mucho, casi no me da apetito y cuando me da son puros antojos. Parezco un oso invernando. —explica, mi padre asiente.

—Es normal, en algunos casos algunas mujeres sufren más los síntomas, en otros el único que lo sufre es el padre...—con razón...—. Y muy pocas veces los dos. —gruño bajo.

Perfecto. Somos uno en un millón.

—No gruñas como perro, Keidan.—me regaña mi padre. Trato de no rodar los ojos—. Te haremos el primer ultrasonido¿quieres ver a tu bebé? —ella asiente entusiasmada. Yo también quiero verlo.

En los siguientes minutos donde Kaily se sube a una camilla -tipo cama- papá se sienta a un lado de ella, yo me encuentro parado al otro lado. Ella se sube su blusa hasta abajo de sus pechos y baja un poco su pantalón, me quedo viendo su vientre -que ya se nota un poco- es aquí donde me deprimo. Un chico deprimiéndose no se ve todos los días. El bebé no tiene la culpa, ese frijolito, que crece dentro de su vientre no tiene la culpa de tener un papá tan irresponsable.

Fue mi culpa no usar protección —estaba muy tomado— fue mi culpa que ella saliera embarazada. Tal vez le arruine la vida a una chica de... no tengo idea de cuantos años tiene. Lo único que sé de ella es su nombre y ya ni completo. Soy un completo fracaso. Tengo que buscar un empleo si quiero ser alguien en la vida. Quiero ser alguien en la vida de mi hijo o hija.

Tragó saliva, busco la mano de Kaily, la entrelazo con la mía. La chica me ve con confusión pero no me rechaza, aprieta más mi mano y me da una sonrisa de lado. Tiene un brillo en sus ojos que... Demonios. ¿Por qué tiene que ser tan hermosa?




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