¡¿qué es esto en mi barriga?!

21. ¿Su pan en mi horno?

Despierto sobresaltada y sudando frío con mi respiración agitada. Dirijo rápidamente mi mano hacia mi vientre...abultado. Saco todo el aire retenido y mis ojos se llenan de lágrimas que lentamente van cayendo. Sonrío a más no poder. Solo fue un sueño. Miro mi ropa buscando alguna mancha. No hay nada, me siento muy bien. Dejo salir un sollozo que trato de ahogar con mi mano, cierro los ojos.

No me imaginaba una vida sin él o ella. O tal vez sin ellos. Porque sé que no solo hubiera perdido a mi bebé sino también a Keidan y hubiera sido más doloroso de lo que podría imaginar.

El sueño era tan real, tan horrible. Creí haber perdido todo.

Me acuesto de nuevo con la vista al techo y mis manos en mi vientre, una gran sonrisa apareceré en mis labios y no puedo contenerme gritar de felicidad. Incluso abrazo a Keidan de costado, que está profundamente dormido. O aunque sea lo estaba antes de gritar. Paso una de mis piernas por su cintura y lo aprieto más a mi. Cuido que mi vientre no salga lastimado.

—¿¡Qué pasa Kaily!? ¿¡Qué pasa!? —chilla con el ceño fruncido y asustado.

—Tuve una pesadilla.—sonrío con lágrimas cayendo de mi rostro.

Él voltea hacia mí y agarra mi pierna que está en su cintura para subirla un poco más.

—¿Qué soñaste?— su voz ronca por las horas de sueño, limpia mis lagrimas de total felicidad.

—Algo muy feo, Keidan.— escondo mi cara en su cuello. Suelto un débil sollozo.

No quiero ni volverlo a recordar, de solo pensarlo me duele el pecho.

Perder a mi bebé. ¡Dios! ¡No me lo imagino! Simplemente me muero. Me destroza desde adentro de solo pensarlo.

Sé que muchas mujeres lo viven y pasan por eso y no creo soportar lo que ellas pasan. Tan irreal, tan doloroso. Y solo fue un sueño.

¡Un maldito sueño que me estará atormentando toda la vida!

—¿Qué fue? —siento sus caricias en mi espalda—. Sino quieres contarme ni lo hagas...

—Soñé que perdí al bebé.— dije interrumpiendolo, con mis sollozos.

Keidan siguió sobando mi espalda, trate de ahogar mis sollozos en su cuello.

El dolor se extendía por todo mi pecho, era peor que pegarte en el dedo del pie.

Se sentía horrible, y no esperaba que se sintiera lindo pero...solo fue un sueño.

Quedaría traumada después de esto.


═══●♥●═══
 


Un plato con hot cakes fue puesto enfrente de mi.

No entendí cómo era que Keidan sabía hacerlos. Espero no tengan cáscaras de huevo ni estén crudos o quemados.

Tomo la pequeña jarra llena de miel y empapo los hot cakes. Un bote de helado fue puesto a un lado de mi plato. Lo agarre rápidamente y a cucharadas saque para hecharle a la masa redonda que me llamaba a gritos que comiera.

Comer era estar en el cielo, desde ayer tenía ganas de probarlos.

Al fin se me cumplía el antojo.

—Guau, sí que tenías hambre.—dice cuando retira su plato y el mío de la mesa.

Sonrío ampliamente antes de sobar mi estomago abultado y tirarme en el sofá boca arriba. Estiro mi mano hacia el control remoto. Enciendo la televisión y paso los canales. Escucho como Keidan hace algo en la cocina.

No hay nada bueno en la tele.

Acabo de comer y ya tengo hambre otra vez.

—¿En serio bebé? Como haces a mamá engordar.

Empiezo a hablarle a mi barriga, se me hacía un poco tonto hacer esto. Pero ahora entiendo, se siente lindo hacerlo. Sientes como si te escuchara y te entendiera lo que estás diciendo. Tengo tantas cosas que preguntarle al doctor que creo que haré una lista.

El timbre del departamento suena haciéndome sobresaltar, ¿quién será? Me levanto lentamente para ir hacia la puerta.

Mis pies descalzos tocan el suelo frío, esto solo me recuerda que Keidan me regaño y dijo que me pusiera algo en los pies porque enfermaría.

Al abrir la puerta trato de ocultar la sorpresa en mi cara. Hace mucho que no lo veía. Una gran sonrisa se extiende en mi rostro. No puedo ocultar la felicidad al tenerlo enfrente mío.

—Hola, Mark.

—Hola.—contesta, me mira de arriba a abajo. Su vista se detiene en mi vientre. Muerdo mi labio inferior esperando su reacción.

—¿Estás molesto? —pregunto algo triste, hago un puchero.

—¿Tienes algo que decirme?

—Sí— sonrío—. ¡Estoy embarazada!— chillo, elevo mis brazos esperando un abrazo de su parte.

—¡No me digas!—mira mi vientre abultado y lo apunta con sus manos.

Bajo lentamente mis brazos, el ceño fruncido de Mark no desaparece, sé que está enojado, lo conozco muy bien. Bajo mi mirada algo triste. Hace ocho meses que no veía a Mark.

Mark iba conmigo al instituto, tres meses después de que se fue salí embarazada. Se fue de viaje por algunos asuntos familiares. Nunca le dije nada, le prohibí a Lisa que no lo hiciera.

Hablando de Lisa, se la pasa todo el tiempo con Derek, aveces ni siquiera duerme en el departamento. Como anoche. Se me hace precipitado esto, aunque es su vida, no quisiera que saliera embarazada a esa edad. Como yo.

—No te enojes.—susurre pasando mis brazos por su cintura. Él me devolvió el abrazo.

—¿¡Quién fue el imbécil que metió su pan en tu horno!?— gritó entrando al departamento todavía conmigo en brazos.

Siento mi cara arder por lo que acaba de gritar. Pudo ser un poco sutil.

—¿Quién metió su pan en el horno de quién? —preguntó Keidan saliendo de la cocina. Éste al verme abrazando a Mark apretó su mandíbula. Mark me soltó y camino hacia el padre de mi hijo.

La primera alarma de dispara en mi cabeza. Me pongo enfrente de Mark rápidamente.

—¿Fue él?—gruñe.

Keidan solo esta parado mirando todo confundido y molesto.

¿Qué podría hacer yo sí la cosa se pone fea? Dos chicos más grandes que yo molestos y una embarazada con sus hormonas revolucionadas que se pondría a llorar si le robaran su helado.

Sí, yo no podría hacer nada.

KEIDAN'S POV.

Me sentía fatal.




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