KAILY'S POV.
Sabes que las cosas no van bien cuando Keidan se le va encima a Dean.
No entiendo cómo no se controla, es como si, en lo único que su mente pensara fuera golpear todo lo que esté a su paso.
¿Y si un día yo estoy en su paso? ¿Me golpearía?
Lo único que lo detuvo fue mi grito, no de dolor, no de coraje sino para que no llegara a golpearlo.
Tenía que calmarse.
Después de unos segundos llego Axel y se llevó a empujones a Dean. A mí lo que me preocupaba era Keidan, está enojado, con las manos en puños. Eso me asustaba. Verlo enojado, por más que quisiera ocultarlo.
Okey Kaily, respira hondo. Él no va hacerte nada. Me le quedé viendo detenidamente, ¿por qué tiene que ser tan hermoso?
Un golpe me hace sobresaltar, trago saliva. Keidan le pego a la mesa con su puño.
Okey, creo que es hora de desaparecer de aquí.
Con una mano en mi vientre camino hacia la puerta de la cocina, mis pasos son lentos pero seguros. Keidan está de espaldas a mi, y la verdad no quiero que voltee, puede hacer lo que quiera pero hasta que se le baje el enojo que hable conmigo.
—Ni un paso más Kaily.—la voz ronca y llena de veneno suena más cerca de lo que pensé.
Vuelvo a respirar hondo, me giro lentamente hacia él. Da un paso hacia mí y yo retrocedo.
—Hasta que se te baje el enojo vienes a hab...—unos labios sobre los míos me interrumpen. Y no soy capaz de rechazarlo, le sigo el beso. Soy muy débil en estos términos. Más si tengo a semejante hombre besándome. Así menos se puede.
—Lo siento —dice cuando nos hemos separado por falta de airé, lleva sus manos a mis mejillas y me da un pico—. Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento. Lo siento.—por cada lo siento me da un pico. Rio un poco.
¿Así como pues?
—Ya, está bien—quito sus manos de mis mejillas—. Pero tienes que aprender a controlarte.—se voltea dándome la espalda y jala su cabello totalmente frustrado.
—No es algo que tengo que hacer y ya—me dice—. Sé que tengo que controlarme, y lo he tratado de hacer.
—Tienes que sacar el coraje que tienes dentro—me acerco a él por la espalda y lo abrazo—. Aveces es malo guardárselo.
Los siguientes minutos fueron puro silencio, aveces creo que Keidan tiene muchas cosas que decirme.
A mí cabeza vuelve lo que Dean me pregunto.
«¿Y él siente lo mismo?»
No sé si él siente lo mismo, pero yo le tengo una especie de cariño. No puedo decir que lo amo pero le tengo cariño. Como no le voy a tener cariño si es el padre de mi hijo.
Recuesto mi cabeza en su espalda.
—Te invito a cenar.—susurra bajito que apenas puedo escucharlo.
Me despego de su espalda para poder verlo.
—¿Qué?
—Está noche. Vamos a cenar a un restaurante.—acaricia mi mejilla.
Éste es el Keidan que quiero, el lindo, tierno, cariñoso, no el agresivo, enojado y frío.
—Por mí está bien.—susurro cerrando los ojos por sus caricias.
Abro mis ojos al sentir una mano en mi vientre.
—Esta muy pequeño.—ruedo los ojos.
—Esta mañana dijiste que había crecido.—rio.
—Pues se encogió.
Definitivamente, tendré que comprarle lentes a Keidan.
Y buscar un vestido que me quede para esta noche.
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—¡Esta horrible! —grito.
—¡Pues entonces vete desnuda y asunto arreglado! —Lisa se tiro en mi cama de espaldas.
Voltee a verme al espejo con el vestido en mis manos.
Mordí mi labio inferior contemplando como me quedaba el vestido por encima. Fruncí el ceño enojada y lo aventé a la cama donde le cayó a Lisa en la cara.
—Guau, se fue la luz...—eso debería darme gracia. Pero no fue así.
—Parezco una foca con el vestido.—susurro sentándome en mi cama.
—No es cierto— Lisa se sienta a un lado de mí —, pareces una ballena mal envuelta.
Respiro hondo e inflo mis mejillas mientras mis ojos se cristalizan.
—Tienes razón...— susurro. Un jadeo sale de mis labios antes de que miles de lagrimas salgan como cascada.
—Estaba jugando.—dice mi amiga triste.
—¡Pero tienes razón! —chillo.
—¡No! Tú eres hermosa sea como sea, sólo estás un poco... —junta su pulgar con otro dedo—. un poquito inflada... ¡Nomas! ¡Hasta ahí!
—Ningún vestido me queda Lisa...—limpio mis mejillas.
—Deja de llorar que voy a llorar contigo—susurra con sus ojos cristalinos—. Sabes, yo tengo un vestido que nunca me quedo. Lo compre porque estaba en oferta y cuando me lo probé...no me quedo. Fue horrible—se le salió una lagrima— ¡Pero a ti si te va quedar! ¡Lo sé! —salió corriendo de mi habitación.
Fijo mi mirada en mi vientre y lo acaricio.
—Bebé, bájale tantito. Estás haciendo engordar a mami— volteo hacia el techo, nuevas lágrimas van bajando—. Ya quiero tenerte en mis brazos cielo. Seas lo que seas mamá estará ahí siempre.
—Y papá también.—bajo la mirada sobresaltada, limpio mis mejillas.
—¿Qué pasa?
—Escuche gritos, ¿estás bien? —se recostó en el marco de la puerta.
—Sí, solo son las hormonas.—trague saliva.
Keidan mordió su labio antes de darse la vuelta.
—Paso por ti en dos horas.—susurro mientras se alejaba.
Tal vez al fin quiere contarme...lo que tenga que contarme.
Tal vez al fin me pide que sea su novia...
O tal vez...quiera dejarme.
Me quedé mirando un punto fijo, ¿y si quiere dejarme? Las cosas van muy bien, en dos días tengo un ultrasonido. Para mí las cosas van excelente. No puede ser eso. Niego con la cabeza para quitar ese pensamiento.
El embarazo te afecta el coco, Kaily.
—¡Lo encontré! —el gritó de Lisa se escucha en todo el departamento, rio—. ¡Oh rayos! —lo siguiente que escucho es un golpe, borro mi sonrisa—. ¡Auch! ¡Santo pan!
Editado: 06.07.2022