¡¿qué es esto en mi barriga?!

34. ¿Solo es una?

Mire a Lisa en busca de más información. ¿Cómo qué Kaily estaba en el hospital? ¿Por qué? ¿A qué horas?

Miles de preguntas acechaban mi cabeza y podría jurar que me volvería loco al estar pensando que podría haberle pasado para que estuviera ahí. Yo no quería verla en el hospital más que para tener a mis princesas.

La primera en reaccionar fue Lisa, que salió como rayo del departamento. Sin pensarlo dos veces tome mi celular y salí tras ella con Axel siguiéndome el paso. Necesitaba saber que pasaba con Kaily, el simple pensamiento de que algo malo podría pasarle a ella y a mis hijas me hería. ¿Quién iba pensar qué estaría en esta posición? Preocupado por una mujer que me gusta y mis pequeñas hijas.

—¿Adónde vas? —tome el brazo de Lisa antes de que la perdiéramos de vista por lo rápido que iba.

—¿No es obvió? —se solto de mi agarre—. Con Kaily.—se limpió las lágrimas.

—Anda, yo te llevo.—se ofrece Axel mientras le abría la puerta de su auto. Ella rápidamente se subió. Intente abrir la puerta trasera pero estaba cerrada. Mire a Axel y él solo miro a Lisa mientras se subia al asiento del conductor.

—¿Qué mierda Lisa? —puse mi cabeza a la altura de la ventana para verla.

—Ella no te importa, ¿ahora sí? ¿Para qué iras? ¿Para ilusionarla y luego desaparecer? ¡Hazte hombre Keidan! —baja la ventanilla para poderme gritar mejor mientras yo apretaba la mandíbula—. ¿Por qué no la dejan ser feliz? ¡Decidete de una vez! ¡¿La dejas sola o te quedas con ella?! No te quiero ver allá a menos de que no estes residido. Porque si vas y luego la dejas... —me miro a los ojos con los suyos llenos de lágrimas—. No vas a volver a verla.

La mire en silencio unos minutos hasta que subió la ventanilla del auto y mi amigo arranco. Sin darme cuenta ya estaba golpeando un bote de basura y jalando mi cabello totalmente frustrado.

Me hacia rabiar esa mujer, esta bien, me había ganado todo su odio. Y Lisa no me caía mal, me caía mal su sinceridad. Como decía las cosas, que eran tan ciertas.

Mire mis manos que comenzaban a temblar de la impotencia, necesitaba estar con Kaily. Sí o sí tenía que estar con ella. Me puse a caminar por la acera mientras inhalaba y exhalaba para calmarme. Tenía que ir con ella pero no sabia donde diablos estaba. Y lo peor de todo es que tenía que ir ya a quedarme.

Quiero a Kaily y tengo que demostrarlo, ya basta de ser un cobarde Keidan. Ya basta de huir.

Camine decidido hacia mi auto, rebusque en mis pantalones en busca de las llaves que no traía conmigo, paté mi auto con molestia y inmediatamente comienza a sonar la maldita alarma. Niego antes de empezar a subir a mi departamento de nuevo. Me quita tiempo valioso, en el camino mando un mensaje a Axel para que me diga la dirección del hospital en el que se encuentra Kaily.

Al entrar al departamento no pierdo más tiempo y tomo todo lo necesario para salir, que irónico, dije que ya no saldría más el día de hoy. Me coloco otro tipo de ropa porque no puedo salir así, se que al principio lo haría pero en ese momento no estaba pensando las cosas. De hecho nunca las pienso pero trato de hacerlo cuando me acuerdo. El ser impulsivo no ayuda mucho.

Cuando abrí la puerta dispuesto a salir del departamento pensé que no me podría pasar algo peor. En serio lo pensé. Hasta que vi a Sharon parada enfrente de mi puerta, podía con todo menos con esta mujer. Sí estaba dispuesto a todo con Kaily tenía que dejarle las cosas claras a Sharon, por milésima vez. Puse mi brazo tapándole el paso cuando quiso entrar al departamento. ¿Cómo se empieza esta mierda?

—¿Pasa algo amorcito? —hice una mueca al escuchar ese mote.

Okey Keidan, ¿Cómo ibas a terminar todo lazo con esta mujer?

—Sharon —comencé—. Se acabo, definitivamente ya —pase una mano por mi cabello, que difícil era esto —. Sabes que no funciona y yo no te amo, ¿para qué seguir con algo si no somos felices?

—¿No somos felices? Yo soy feliz —se apuntó con su uña larga —. No empecemos Keidan, tengo hambre y por favor, vamos a cenar en un bonito restaurante —sonrió y yo negué rápidamente —. ¿No qué? —dijo ya molesta.

Cerre la puerta de mi departamento.

—Si no quieres que quedemos bien no me importa —dije con voz fría —. Pero te lo estoy diciendo de frente Sharon, terminamos. No quiero que vuelvas a buscarme ni nada por el estilo. Ya no soy nada tuyo.—comencé a caminar hacia el elevador. Escuche los dientes de mi ex novia rechinar. Se me hacia extraño que no se pusiera a gritar.

—¿Es por la estúpida aquella? —gruñó. Aprete la mandíbula y me detuve —. ¿Por ella me estas dejando? ¡Eres un maldito imbécil Keidan!

Hice una mueca por sus gritos y seguí mi camino hacia el elevador, ya se me hacia raro que no gritara. Sharon gritaba por todo, hasta porque pasaba una mosca por su camino. Era exasperante su voz chillona y más cuando gritaba. Era una de las cosas que me prendían, pero de pura molestia. Tenía que entender que yo no la amaba como ella quería que lo hiciera. Y se lo habia tratado de hacer entender muchas veces pero parecía que ninguna habia dado fruto, esta era la definitiva. Ya no iba a volver con ella y si no lo entendía ya era muy su problema. Siempre trataba de decírselo de la mejor manera, sin gritarle ni decirle cosas feas. Uno la verdad se cansa, llega el momento en el que quieres estar solo pero no te dejan y eso es lo que Sharon siempre hacia. Siempre estaba ahí y lo aprecio aun, porque me escuchaba. Pero también me empalagaba demaciado.

La había dejado tantas veces que ya hasta sabía que era lo que seguía. Solo que esta vez era diferente, esta vez no volvería con ella. 
 

...
 

Bajo rápidamente de mi auto y casi corro hacia adentro del hospital. Había tardado más de lo previsto quitarme a mi ex novia de encima. Cuando pensé que ya se había rendido recibí sus golpes que solo habian logrado molestarme más. Hasta que se quedo llorando porque se le había roto una uña. No podía entender como fue mi novia estos meses. Tuve que aguntarla tanto tiempo, no digo que sea una mala chica pero si pudiera cambiar para ser mejor persona tal vez me hubiera enamorado de ella.




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