KAILY'S POV.
Respiro hondo cinco veces más, me da miedo abrir los ojos. Aprieto mis manos en la silla.
—Anda, abrelos, no esta tan feo.
—¿Y si me asusto?
—Pues te lo asustas y ya.
Abro un ojo primero muy lentamente, no se miraba tan mal. Abrí el otro y esa que estaba parada en el espejo no era yo. Esa no era el orangután en el que me había convertido en la maternidad. Lisa me había maquillado para la sorpresa que Keidan me tenía preparada. No sabía ni adónde iba a llevarme pero aquí estaba, con vestido y pareciendo una señorita decente.
Me impresionaba bastante. Mi cabello liso caía sobre mis hombros ya que lo había recortado un poco, mi rostro se encontraba ligeramente maquillado. Nada en exceso. Me gustaba, me gustaba el vestido color durazno.
—He creado una obra de arte —susurra Lisa mirándome con orgullo. De repente me entro la nostalgia, hacia tanto que no me arreglaba de este modo tan... Hermoso por así decirlo. No parecía yo, era otra más linda y arreglada Kaily. Y me gustaba, me gustaba como me miraba. Esperaba que a Keidan también le gustase.
Veinte minutos después llego un Keidan con una rosa en la mano, me sorprendió tal jesto, nunca pensé que lo llegara a hacer. Pero como dicen por ahí, las apariencias engañan. Bese su mejilla y nos despedimos de Lisa y de Kamille que se encontraba completamente dormida. El castaño revolvia su cabello cada dos por tres, supongo que esta nervioso y eso solo hacia que yo también me pusiera nerviosa. En el camino no hablamos se nada en concreto, se vez en cuando miraba por la ventana preguntándome adónde íbamos, había perdido la cuenta de cuanto llevábamos en el auto. Keidan no quería decirme nada y eso solo aumentaba mi nerviosismo. ¿A caso me estaba secuestrando? Por Dios Kaily, quita eso de tu cabeza. Seguro la sorpresa sería lejos, lejos, lejos.
—¿No vas a decirme adónde vamos? —lo mire.
—Nop —negó e hice un puchero—. Es sorpresa, tienes que esperar un poco más.
—¿A caso la sorpresa es dejarme en un bosque? —mire todos los árboles por la ventana.
—Claro que no —ríe y al fin detiene el auto entre muchos árboles —. Hemos llegado.—baja.
—¿Llegamos? Yo miro puro árbol —bajo—. ¿Seguro no vas a matarme? —lo miro.
Eleva una ceja y ríe de nuevo con esa risa ronca que tiene. Se ve tan hermoso, sería perfecto este lugar para una violación. Yo voy a violarlo, claro.
—Solo sígueme.—comienza a caminar. Mire todo con una mueca y luego mis tacones. Hora de arrepentirme por venir tan arreglada. Lo seguí con cuidado de no tropezar y caer. Mientras Keidan iba caminando enfrente de mi yo iba con una mueca mirando todo. No es que no me agrade el bosque pero... ¿Qué rayos veníamos a hacer aquí? Esa era una de mis preguntas, tal vez más allá había un lindo lago, no lo sé pero tenía que pensar positivo.
Lo único lindo que encontraríamos aquí sería un oso que nos comiera vivos.
Pateé una piedra y levante la mirada para encontrarme sola, volteé hacia todas partes buscando a Keidan pero no estaba en ningún lado.
—Esto no es divertido, idiota —gruño luego de unos minutos —. Sal ahora.—continúe caminando por donde iba Keidan por si lograba encontralo pero nada, se lo había llevado el viento. Comence a desesperarme cinco minutos después, me había perdido. Una de dos, o Keidan lo estaba haciendo de juego o de verdad se había perdido. Esto era su culpa, ¿a qué me traía al maldito bosque? ¿a contar ramas? Y la verdad era que estaba empezando a oscurecerse, mordí mi labio y a lo lejos vi una luces. Comence a caminar más rápido hasta llegar a ellas. Me quede parada enfrente de lo que parecía ser un túnel de ramas y hojas con foquitos. Se veía realmente lindo.

Comencé a caminar por en medio de el mirando todo embelesada. ¿Qué significaba esto? ¿A caso Keidan lo había hecho? No podía dejar de verlo mientras caminaba dentro de el. Era tan hermoso, todo brillaba y se miraba tan lindo. Seguí caminando hasta llegar al final. Mi boca se abrió sorprendida, Dios, me quede sin palabras. Si me había sorprendido por el túnel esto era más lindo. Mis ojos se cristalizaron un poco al mirar cada pequeño espacio que habia.
—¿Te gusta? —susurra Keidan en mi oído. Pregunta algo tan absurdo. ¿Cómo no va gustarme esto? Hasta tengo ganas de llorar. Asiento lentamente.
—Me encanta. —camino un poco hasta llegar a la preciosa mesa.

Esto es lo que había estado haciendo. Por eso no llegaba, sonrio de lado y volteo a verlo. Lo abrazo del cuello y rozo nuestras narices.
—Sorpresa —susurra sobre mis labios—. Creo que lo estuve preparando en una semana y medía. Quería que todo quedará perfecto y... Creo que lo hizo.—sonríe y mira su al rededor.
—Por Dios Keidan, todo está precioso. —seguía embobada mirando todo. Es que esto solo lo había visto en internet, por eso me parecía tan irreal. Caminamos hacia la mesa, a lo lejos se miraban más luces—. ¿Qué son esas? —pregunte mientras me sentaba.
—Aún faltan más sorpresas pero todo va por partes, linda —se sento frente a mi. Hice una pequeña mueca y mire la exquisita comida que se encontraba en mi plato. Me relamo los labios —. ¿Quieres vino? —asentí —. Ya puedes comer.
No espere ni un segundo más para empezar a deborar la comida, así como se veía estaba. Tomo un poco de vino que sabe fantástico. Nunca había tomado antes y que esta sea la primera vez me gusta.
Luego de media hora de comer y platicar nos levantamos de la mesa, es como si fuera otro Keidan, se estaba portando muy atento y cariñoso. Con decir que desde que habíamos acabado de comer no había soltado mi mano. Caminamos unos cuantos metros más hasta muchas lucecitas se interponen en nuestro camino, son como pequeños foquitos colgando de los árboles. Abro mi boca más sorprendida que antes y miro a Keidan con mis ojos llenos de lágrimas. Creo que aún tengo las hormonas del embarazo.
Editado: 06.07.2022