¿qué Harás Conmigo?

Capítulo I

Mientras caminaba por la calle silenciosa obligaba a mi cuerpo seguir avanzando. El frio lacerante se apoderaba de mi rostro descubierto y el taconeo de mis botas era lo único que escuchaba con el eco en la calle.

Le habia mentido a Noelle con las ansias de que esa mentira fuera verdad. Seguro se esfumarian esas mismas ansias al llegar a casa y darme cuenta que algunas cosas no se iban a recuperar.

‟Este año no será como otros, estemos unidos pase lo que pase"

‟Te prometo que no te abandonaré esta vez"

Su voz repitiendome eso constantemente me daban ganar de estamparme la cabeza contra el pavimento. La humillación de volver a creerle me generaba un sabor amargo en la garganta, tanto así que pensé en vomitar en mi propia bufanda.

El punzante dolor en mi cabeza me sacó de mis pequeños pensamientos. Tuve que parar la dura caminata a casa y me recosté en una pared helada esperando a que el dolor cesará, siendo alumbrada por la luz de un farol. El dolor mezclado con la sensación de asco me hacían sentir que la bufanda sobraba. La desate un poco y deje que el frío parezca un pequeño alivio.

Esto se estaba volviendo algo insoportablemente diario. El dolor, los sueños, y pensar en que talvez el responsable de todo eso sea mi antiguo accidente me hacia sentir incomoda conmigo misma. Esta vez el dolor duro menos. Las ganas de seguir el camino a casa se me fueron, como si estuviera más agotada que nunca de solo pensar en volver a caminar con el frio. Ni siquiera pensé en el mismo colandose por el espacio vacío que ya no era tapado por la bufanda en mi cuello. Tome mi celular del bolso mientras mis dedos seguian estando fríos. Entre a contactos y lo vi.

«Harry»

Me mordí el labio inferior, recordando lo que me había dicho antes de irnos del hospital. Los últimos días me estuvo evitando de una manera absurda, tanto así que pensé que al menos hoy cambiaría.

¿Yo ignorandote? No soy el que parece que esta muerto todos los días, Jori"

Aprete mis labios irritados. Suspire y con la poca indignación que me quedaba lo llame. Pasaron unos minutos y ni siquiera fue capaz de cortar la llama, solo el buzón de voz sonó. Iba a llamarlo otra vez aun sabiendo que no iba a responderme pero un ruido me sobresaltó tanto que el celular se me cayo al piso.

¿Ruido?

No...

Era un grito...

¡AYUDAAA!

Me quede helada por unos segundos hasta que volví a escuchar otro.

¡POR FAVOR!

Trague saliva y tomé rápidamente mi celular del suelo. Me envolvi la bufanda en el cuello y empece a caminar con pasos nerviosos.

Talvez seguro esten jugando unos niños.

Pero la voz no parecia de un niño.

Los gritos siguieron, mis nervios aumentaron y a la vez la preocupación de que se trate de algo sumamente grave.

Puede ser que sea una broma de mal gusto.

¿Y si no lo es?

¿Y si alguien esta muriendo?

¿Y si talvez esten robando a alguien?

¿Y si vos sos la unica que lo puede ayudar? Los vecinos ni siquiera salieron para ver quien estuvo pidiendo ayuda.

Me pase la mano por mi frente fria intentando calmarme, en calmar mis pensamientos mientras los nervios me recorrian todo el cuerpo, hasta trastabille cuando empecé a caminar con rapidez. Pensando que dejaría de escuchar los gritos si avanzaba más rápido, pero solo empeoró las cosas. Los gritos se hicieron más fuertes y hasta los sentía más cercanos. Iba a sacar mi celular para llamar al 911 pero un pensamiento se me cruzó por la cabeza.

¿Y si eran solo adolescentes molestándose?

¿Y si alguien estaba muriendo?

Okey... Solo me voy a fijar si no es una broma de unos adolescentes. Si la situación se va de las manos me voy.

Guarde el celular y no se como pude sacar la valentia de ir por uno de los callejones donde las luces de los faroles ya ni siquiera alumbraba, solo tintineaban unos focos colgados en lugares específico. Di unos pasos con temor de la forma mas silenciosa sin que me escucharan mientras la sensacion del miedo iba subiendo por mi espalda.La oscuridad iba apareciendo más y más por el largo callejon y la luz era casi escasa. Los gritos fueron menores pero cada vez que me acercaba iban siendo mas fuertes.

Llegué al final de aquel callejon. A diferencia de la otra calle en la que estaba, esta era mas desolada. No habia tantas tiendas, la mayoria parecian estar cerradas desde un largo tiempo, pero las luces de las farolas seguian prendidas. Me pregunto si alguien habrá escuchado los gritos, es casi imposible que lo hayan hecho ya que la calle parecía casi abandonada.

De pronto escuche un golpe fuerte. Parecia que estaba cerca, asi que mire a todos los lados posibles mientras caminaba con mas prisa adentrándome en otro callejon. El nudo en mi garganta me hacia querer arepentirme. Ir atrás y fingir que no escuche nada, pero... ¿Y si en verdad había alguien, alguien que no tenia esperanzas y estaba siendo golpeado? No se que pensaria esa persona de mi como su ultima esperanza.

Los gritos me guiaron a una calle un tanto escondida. Esta estaba llena de fierros y de diversos metales oxidados. Avance intentando que ninguno me cortará, porque para ser honesta, estos no estaban en la mejor forma. Aprovechando los fierros delgados agarre uno por las dudas. Mis manos empezaron a sentir molestias a causa del óxido.

Nota mental: siempre traer guantes de sobra en el bolso.

Lleve detrás de mí el fierro oxidado como arma. Talvez no pueda manejarlo bien a la hora de usarlo, pero si le rozó un poco con el en la parte filosa será un gran arma contra el agresor.

Eso sí no me corto yo antes mientras intento golpearle.

—O te callas o te rompo otro dedo.

Al llegar hasta el final de la pequeña calle escondida asome mi cabeza para ver que pasaba.

Hay dios...

La poca luz de uno de los focos colgados en la pared alumbraba perfecto la escena.



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En el texto hay: romance, violencia

Editado: 19.02.2025

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