Capítulo IV

—Por favor Jori. —volvió a insistir por décima vez.

No había dolor de cabeza, ni de cansancio o muscular. Las piernas no me dolían cuando me levante está mañana para ver como estaba todo cubierto de nieve. Al menos no mientras me volvieron a curar las heridas después del desayuno, las cuales los doctores decían que estaban más sanas que ayer.

Me habían dejado salir de la habitación para poder caminar, solo si no me dolía mucho. Lo cual aproveche para poder ir en busca de los jardines del hospital.

Amo los jardines. En el hospital donde trabajo, cuando puedo me quedo viéndo a traves de los ventanales como las flores que crecen entre la tierra, o en las grandes macetas llenan el pasto verde con sus colores ostentosos. Desde el naranja más intenso como en un amanecer, hasta del blanco pálido como la nieve. Hoy pude apreciar algunas, y esa misma nieve las inundaba, casi marchitandolas sin poder sobrevivir a la temporada.

Al volver a mi habitación de que el frío se haya colado entre los pantalones que me habían dado, me encontré con cierta visita un tanto inesperada.

—¿Qué necesitas Harry? —dije cansada como si hubiera trabajado todo el día. Examinando por el ventanal la gente caminando, o como sacaban delgadas capas de nieve de las ventanas.

Al parecer si leyó mi mensaje. Y yo escribiéndole tan furiosa que no pensé que vendría para arreglar su desastre.

—Quiero que hablemos de lo que paso. —Se sentó junto a mi sobre los suaves y cómodos almohadones del sofá. Más cómodos que la mismisa cama.—Se que estuve mal, y quiero que puedas decirme que te sucedió. Solo me dijeron que estabas en el hospital pero no me quisieron decir nada más...

—Porque seguramente si te lo decían no ibas a venir. —murmuré con las intenciones de que mis palabras le llegarán a sus oídos y se quedaran ahí para que pueda darse cuenta. Al verle el rostro de apenado pensé en todo lo que sucedió, ¿Justo ahora tenía que dejar de ignorarme y preguntarme que me sucedía? Si tan solo él hubiera atendido a mi llamada talvez ni siquiera yo estaría en el hospital.

Porque esa llamada la había hecho con la intención de que este arrepentido, de que se disculpara. De que me viniera a buscarme aunque se haya ido con sus amigos. Ni siquiera tuvo el afán de venir apenas se enteró que estaba en un hospital.

—¿Por qué dices eso? —tomó mis manos entre las suyas, tersas y cálidas—. Se que tenemos nuestros altibajos en la relación... pero me gustaría que podamos arreglarlos. —Sus dedos empezaron a deslizarse como una acaricia en mi dorso, algo que me tranquilizaba antes. —Me destroza que estemos así..

Apenas oí sus palabras quise reirme.

—Que casualidad... asi mismo me siento —saqué mis manos de las suyas tratando de mantener la diminuta calma que tenía—. La noche que te llamé, te había preguntado porque estabas evitandome a cada rato... y me empezaste a decir que yo parecía muerta cada día.

—No te dije eso. —se excusó interrumpiendome.

—No de esa manera. Porque si lo dijiste, y que no lo recuerdes me hace pensar que de seguro te olvidas de cosas más importantes que hay entre nosotros. —le recriminé mientras mi labio empezó a temblar. Sentía como quería gritarle y decirle todas las cosas que estuvo mal en él. Todas y cada una de ellas que yo misma ignoraba.

Harry no dijo nada. Se quedó callado observandome con sus ojos que lucian estar llenos de lástima.

—¿Piensas eso de mi? —Solté una exclamación sin poder evitarlo. ¿En serio era lo único que podía decirme de todo lo que le he dicho?

—Pienso lo que es verdad. —me levanté de mi lugar y fui en busca de la botella de agua que había guardado en los anteriores dos días de haberme despertado. El agua tibia me recorrió la garganta seca, y hubiera querido que también este algo dañada de poder gritale en la cara.

—¿Me dirás lo que te sucedió para que estés aquí? —Tragué el agua y con ella las ganas de tirarle la botella.

—No, y por si no te diste cuenta de como estoy —me reí irónicamente mientras impactaba la botella en la mesita de luz—. Hace casi tres días llevo en este hospital, sin poder entender quién me sacó de allí, que pasó con el maldito asesino y teniendo todo el cuerpo golpeado. —clavé mis ojos en los suyos mientras expulsada toda la furia que tenía guardada. La sensación de no poder haber solucionado antes estas alarmas que sentía sobre él. Qué Noelle me decía pero yo pensé que iba a mejorar.

Pero ahora que pasaron las cosas más horribles creyendo que no podría pasar algo peor... no me guardaría nada.

—Ayer me dieron mi teléfono y lo único que encuentro de ti son unos mensajes insignificantes pero ni un rastro de tu presencia en esta habitación. —casa vez lo notaba más cerca, pero ni me esforcé en ver si el se estaba acercando en pasos sigilosos o yo lo era. —Te apareces aquí sin avisar y me preguntas con una preocupación ineficaz... "Por favor Jori, quiero que hablemos de lo que paso, se que estuve mal" ¡CUANDO TU MISMO ME IGNORASTE POR DÍAS!

La sensación de ardor en mi garganta me dieron la satisfacción que quería. El silencio inundó la habitación y con ella sentí como mis mejillas se mojaron por más que las secara con mis dedos.

Harry trato de secarlas pero apenas me rozó le aparte su mano.

—Mi preocupación no era ineficaz... —diciendo suavemente mientras trataba de acercarse.

Sus brazos querían rodearme pero yo solo me alejaba y se los golpeaba con el mismo enojo del que le había gritado.

—Aléjate... no te importo. —empecé a murmurar mientras se acercaba cada vez más y trataba de tomar mis manos.

No se como, no se porque pero en un momento mis manos ya no golpeaban su pecho o sus brazos. De un momento a otro, Harry hacía tanta presión entre su pecho contra el mio que mis manos no tenían más espacio para moverse. Solo mi llanto y las lágrimas quedamllmlmmlmiron impregnadas en su abrigo mientras me i con sus brazos. No quería estar así, no quería estar peleada con él, mucho menos no hablar de los problemas que pasaban sin motivo...