¿qué Harás Conmigo?

Capítulo IX

—¿Qué éstas haciendo Jori? —preguntó mamá al entrar en mi habitación.

Los poemas no se me daban bien, ni mucho menos me encantaban. Lo mío era la música, la adoraba con fervor, tan así que cuando acompañaba a mi mejor amigo a comprar libros me iba corriendo a la sección de CD'S y buscaba mis bandas favoritas.

»Por favor, escucha este álbum y te prometo que no te molestaré más.

Le decía eso siempre a él para que pueda escuchar y explorar sus gustos musicales —cuando él mismo sabia que de seguro iba a volver a hacerlo—. Yo sentía que tenía gustos algo insulsos porque se la pasaba más leyendo que escuchando música de buen gusto. Le hacía escucharse cada vez que comprabamos libros o CD'S una nueva canción.

Parecía una pregunta tonta, pero lo sentí como un golpe a mi cabeza al cerrar los ojos por el dolor que me estaba por venir.

—¿Jori? ¿Estás bien?

El dolor se fue aminorando en mi cabeza, dejándome la posibilidad de mirar arriba pero con una confusión del impactante recuerdo.

¿Quién era la mujer?

¿En verdad era mi madre?

¿Tenía un mejor amigo o es mi imaginación?

¿Por qué justo ahora me tuvo que llegar ese golpe al pasado?

Al levantar mi mirada me encontré con quien menos pensaba hacerlo.

Harry.

En este momento, mejor que William era. No se molestaría por ver que estaba husmeando en su carpeta.

—¿Qué estás haciendo? —Volvió a preguntar mientras miraba las fotos con cierto desagrado.

Me quede inmóvil allí en el suelo sin saber que responderle.

Primero responde mis treinta preguntas de si es verdad o no el pequeño rumor.

Me levante y recogí todas las fotografías, guardando cada una con cuidado en la carpeta. Heche una mirada hacia William por si estaba volviendo o me había visto hacer un desorden con sus cosas pero, seguía atento al mostrador de postres.

—¿Que sucede? —le pregunté sin muchas ganas de querer responderle yo a su pregunta, algo que le molesta que haga. Su ceño ya se estaba convirtiendo en un comulo de arrugas.

—Cómo ¿que sucede? Te estuve llamando por los mensajes y no me respondiste.

Ups, al parecer todos te necesitan cuando apagas las notificaciones.

—Te busqué y me encuentro con nuestros compañeros diciendo que estabas con cierto hombre Fantasma por el hospital. —Casi parecía de querer reirse ante su propio comentario, y lo peor de todo es que su comentario me sorprendió demasiado.

¿Hombre fantasma? ¿Qué clase de apodo muy infantil le pondrían a alguien en este lugar?

Mire a William y en absoluto parecía fantasma. Su tez era un tanto pálida y su cabello muy platinado, pero no lo hacía verse un fantasma.

‟Mi familia también los tiene así”

‟Se que resulta incomodo mi aspecto...”

No me imagino en como debió de pasar su adolescencia si recibe comentarios así de adulto. ¿Acaso nunca vieron a alguien albino? Aunque pareciera que William no resultaba serlo.

Siempre pensé que los albinos no se les podía distinguir el cabello de su piel tan pálida pero, en William por más pálido que parezca se diferencia perfectamente el cabello de su piel. Y sus ojos son algo completamente magnífico. Jamás había visto unos ojos tan...

Concentrate, por favor.

Me gire devuelta hacia Harry que de seguro me espero intrigado a lo que diría al ver al supuesto "hombre fantasma".

—No es un fantasma. —afirmé, como si tuviera que dar una respuesta a su duda.

—Por dios Jori. ¿Eso es lo único que te importa?

—¿Que quieres que te diga? —erguí mi espalda y apoyé mi peso en mi mano que se situaba en la mesa. Debía controlar mi tono para poder hablar con el en suma tranquilidad sobre el tema.

El cual no queremos hablarlo ahora.

Pero también para no hacer un espectáculo en medio de la cafetería del hospital.

—Tú también te pasas con otras compañeras de trabajo, ¿acaso crees que eso no me molesta a mi?

—Son compañeras. —Rodó los ojos cómo si fuera una obviedad.

—Y él es un colega. —refiriéndome a William.

—¿Colega de qué? Que yo sepa no hay nadie así como él en el hospital. —Lo señaló con el poco descaro que tenía.

Tome aire tratando de mantener la paciencia.

—Cuando yo te pregunto que haces con tus compañeros o colegas de trabajo nunca me lo dices. —me encogí de hombros como no sabiendo que hacer más obvio ante las diferencias que había entre los dos.

—¿Y eso que tiene?

—Que por un momento de tu vida confíes en mi. ¿Entiendes? —me acerque y le susurré de manera brusca mientras trataba de tragarme las ganas de irme de ese lugar, pero sin antes gritarle.

—¿Piensas que no confío en ti? —dijo soltando una risa de una forma tan tranquila. Como si le fuera gracioso el problema.

—No lo pienso, porque tuve demasiado tiempo para darme cuenta que ni siquiera eres capaz de arreglar tus malentendidos que tienes conmigo. —Su semblante se torno de alegría confusa a totalmente desconcierto. Sin darle importancia cerré la carpeta y la volví a colocar en su lugar con sumo cuidado.

Como si nunca se hubiera movido de allí.

Harry me tomó el antebrazo, acercandose mientras trataba buscar mi mirada con la suya.

—¿A que te refieres? —preguntó en voz baja.

Contuve una vez más la poca paciencia que estaba teniendo y me dediqué a observar algo a mi alrededor, esperando que me desconcentrara de la situación pero no. Las pocas personas que había en la cafetería tenían puestos sus ojos en nosotros, algunos al menos. No me gustaba ser el espectáculo de alguien, pero debía soportarlo para controlar la situación.

Volví a mirar sus ojos marrones dejando escapar el aire de mis pulmones.

—Hablemos de esto más tarde.

—Dime que sucede. —suplicó.

—No te lo diré aquí, podriamos hacer un espectáculo. —susurré y heche una ojeada a varias mesas distantes.



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En el texto hay: romance, violencia

Editado: 23.04.2025

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