Jasón conducía en silencio salvo por la música que salía por los parlantes del vehículo y el ruido que hacían los niños en el asiento de atrás, en ningún momento saco los ojos del camino y se podía notar en su rostro la frustración y el mal humor que el encuentro con su padre habían dejado en él, su hermano iba sentado en el asiento del acompañante pero se limito solo a ser un pasajero mas de aquel vehículo porque conocía bien a Jasón y sabia que no debía decir absolutamente nada porque sabía que cuando se encontraba de mal humor era mejor no intentar razonar con él y mucho menos molestarlo aun mas, un día cuando ambos eran adolescentes lo hizo y no le fue muy bien, termino con un ojo tan negro como una ciruela madura, un diente menos y Jasón con un brazo roto.
Jasón siempre había sido un tipo simpático y alegre, todos lo buscaban cuando querían divertirse y pasarla bien, pero también es de esos amigos que saben escuchar y dar buenos consejos, salvo que eso no lo aplicaba en su matrimonio y en su lugar engaño a su mujer un par de veces. Su esposa Linda, era la mujer más simpática, dulce, amable, cariñosa y compresiva que Lucas había conocido jamás. Ella había soportado todos y cada uno de las infidelidades de su esposo y lo había perdonado. Era una madre devota con sus dos hijos que a costa de ser un par de dolor de cabeza que se peleaban un minuto y al otro también, tiene toda la paciencia del universo y soporta a los dos monstruos que dio a luz y que son muy parecidos a su padre en carácter.
Los nudillos de Jasón comenzaron a tornarse de un color blanco cuando este apretaba el cuero del volante del auto y les grito a sus hijos que se callaran de una vez, entonces J.J hizo una mueca triste y se puso a llorar pero del susto por la brusquedad con la que su padre le había gritado.
— ¿Qué te pasa? No le grites de ese modo – intervino su hermana – lo mataras de un susto, a mi casi se me sale el corazón.
—Tiene que aprender a comportarse y también va lo mismo para ti Abby – la niña lo observaba con expresión temerosa en el rostro - estuve el día entero pidiéndoles que se comportasen, pero parece que les cuesta entenderlo.
—Cuando te comportas de ese modo te pareces a nuestro padre.
—Aja como digas - contesto secamente – cuando tengas a dos monstruos de hijos como los míos sabrás lo que se siente perder la paciencia fácil.
— ¿Sabes porque se comportan así?
—A ver, ilústreme licenciada.
—Quieren llamar tu atención, ellos no te ven nunca, siempre estas metido en el hospital o en tu consultorio. Al menos papá se tomaba tiempo para estar con sus hijos.
Las palabras de su hermana hicieron mella en Jasón porque él lo quisiera o no sabía que ella tenía razón, su padre siempre había asistido a sus cumpleaños, partidos de soccer y las graduaciones de sus tres hijos. Siempre tenía tiempo para su familia, fuera mientras estaba casado con Camile o su segundo matrimonio Bruce Cooper había sido un padre presente en la vida de sus hijos en sus momentos importantes y eso era lo que su hermano se estaba perdiendo con J.J y Abby.
—Tarah tú no puedes opinar, no lo conoces como yo.
—Jasón crecí con el también ¿Recuerdas? Ya sé como es.
—Basta, ya no quiero hablar de papa ni nada que tenga que ver con él.
El silencio volvió a reinar en el vehículo Lucas quería intervenir pero no quería decir algo que pusiera más nervioso a su hermano mayor, aun así noto que Tyler estaba igual o más asustado que sus primos al oír el modo en que su padre los había regañado.
—Escucha Jasón, creo que será mejor que nos dejes a mí y a Ty en casa. Es tarde y no hemos cenado.
—Como quieras – se podía sentir la tención en el aire.
Al cabo de un rato legaron a casa de Lucas él se despidió de sus sobrinos por la ventana de la camioneta y le dio las llaves a Tarah para que llevara adentro a su hijo mientras él hablaba un momento con su hermano mayor.
—Tyler ve a esperar adentro con Tarah y Natalie, enséñales tu habitación yo voy enseguida.
Después de que el niño y su tía entraron, Lucas le pidió a su hermano que bajara un momento del auto, quería hablar con él sobre lo que realmente había hablado con su padre en privado mientras se quedaron solos.
—Jasón a mi no puedes mentirme ¿Qué fue realmente lo que paso dentro de la biblioteca con papa?
—Eso a ti no debería importarte. No fuiste quien lo decepciono con un divorcio.
—No, pero lo he decepcionado de muchas maneras diferentes, se dé que se trata su mal estar. Pero ¿Solo fue por el divorcio?
—Discutimos por otras cosas, cosas antiguas… cosas que venía guardando en mi interior desde que tenía 15 años.
—Desde el divorcio – murmuro, Jasón asintió – debió ser como un balde de agua helada para el oír todo eso.
—Más bien creo que fue como echarlo de cabeza a una piscina con hielo – al recordar la cara de su padre cuando le soltó todo lo que se venía guardando dejo escapar una leve sonrisa – pero lo que más me molesto de todo su discurso sobre moralidad, familia y buenas costumbres fue su maldito cinismo ¿Cómo se atreve a decirme que lo que hice mal cuando él fue quien vivía una vida paralela? Él fue quien oculto su otra familia durante más de 7 años.