De camino a su casa, Tyler se despertó y al abrir los ojos miro a su padre y noto que no tenía su habitual semblante de calma, en su lugar parecía tenso y enojado pero no quiso decirle nada, en su lugar solo se desperezo y bostezo.
— ¿Descansaste bien? ¿Tienes hambre? – uso su tono dulce con el niño como igual que siempre – ya llegaremos a casa y comeremos algo.
Estaciono frente a su casa y vio que el automóvil de Stephanie ya estaba en el lugar y la vio sentada frente a las escaleras de la puerta. Lucas bajo del auto y ayudo a Tyler a salir, al ver a su madre corrió hasta ella, Lucas llego detrás de él y abrió la puerta.
—Mamá antes de que abra la puerta, siéntate.
— ¿Cómo dices? ¿Para qué? – quiso saber con curiosidad.
—Hazle caso – recomendó Lucas.
—No vas a explicarme que sucede, al parecer. – Lucas suspiro.
—Roy es un poco efusivo y si no te sientas el te arrojara al suelo, es un perro bastante pesado.
—Está bien, si lo recomiendan ambos – Lucas abrió la puerta lentamente y dejo pasar a su hijo y a Stephanie – Siéntate ahora.
Ella le hiso caso y se sentó en el banco que estaba ubicado cerca a la puerta, entonces al cerrarse la puerta una gran figura de color negro corrió hasta donde estaban y se subió encima de Stephanie. Como siempre lo hacía, lamio su cara como si limpiara un tazón de helado.
—Ya chico, bájate debes dejar de hacer eso a todos los que vienen a casa – tomo al perro del collar y tiro con fuerza para que se baje – ya vete. Hijo ¿Podrías sacarlo al patio?
— ¿Puedo jugar con el afuera un rato?
—Te ensuciaras el uniforme. – dijo su madre.
—Descuida, lo pondremos a lavar y mañana estará impecable para ir al cole.
—Bueno, llévatelo.
Lucas acompaño a Stephanie hasta la cocina y puso la cafetera para que se hiciese el café. Stephanie se sentó en el banco del desayunador y observo curiosa cada parte de la habitación.
—Es una casa muy bonita. – Comento - ¿Cuándo la compraste?
—Antes de que termináramos, de hecho iba a ser una sorpresa de compromiso.
— ¡Oh! Ya veo, era parte de tu plan de vida.
—Si – contesto nervioso – pero me sirvió mas como terapia… después.
— ¿De qué forma?
—Cuando la compre estaba casi en ruinas, la restaure desde cero junto a Ryan, uno de mis primos que es Contratista y mi hermano.
—Espera ¿Connor?
—El mismo. Y luego Linda fue quien me ayudo a decorarla.
—Así que en cierto modo, esta casa fue una manera de re organizar tu vida.
—Podría decirse. – El bip de la máquina de café sonó y Lucas tomo dos tazas de la alacena y sirvió una para cada uno – toma – dijo entregándole una a Stephanie.
—Gracias – tomo un sorbo y sonrió – está muy bueno, al fin aprendiste a preparar café.
—Ojala sea así, pero creo que la maquina quedo programada por Catherine, ella es quien prepara el mejor café que he probado hasta ahora.
— ¡Oye! Yo te preparaba el desayuno cada mañana y no recuerdo que te quejaras.
Lucas dejo salir una sonora carcajada desde lo más profundo de su interior, hacia mucho que no se sentía así con nadie, inclusive con Catherine. Aquella sensación de familiaridad, de pertenencia, incluso de hogar. Era muy fácil sentirse de esa manera con Stephanie. Ambos tenían un pasado juntos no solo un niño, se habían amado con locura desde que salieron por primera vez en la universidad. Luego de un año ya planificaban una vida junto al otro porque no se imaginaban vivir separados, sin embargo las circunstancias de la vida separaron sus caminos en dos vías diferentes y ahora que volvían a estar los dos en el mismo sitio aquella chispa estaba encendiéndose nuevamente. Se veía evidente en sus miradas, sus silencios, sus sonrisas cómplices. Aunque cada uno intentaba evitarlo, la atracción entre los dos era mutua y evidente.
—Solo fue un comentario. Siempre me han gustado tus muffins de fruta. No he podido conseguir alguno que se les parezca en ningún sitio.
—Gracias por el cumplido, al menos algo bueno te queda de nuestro tiempo juntos.
—Hay muchas cosas buenas de nuestra vida juntos Steph – Lucas puso su mano sobre la de ella y le dedico una mirada cómplice - ¿Quieres subir a conocer la habitación de Ty?
—Claro.
—Acompáñame.
Lucas camino delante de ella guiándola por la casa, subieron al piso superior y él le indico la tercera puerta del pasillo. Stephanie abrió y al ver los colores, la decoración y los juguetes la invadió ese sentido de familiaridad del que Lucas le había hablado antes.
—Es hermoso, realmente capturaste la esencia de Ty aquí – camino por la alfombra que simulaba una pista de carreras hasta la cama – la alfombra es un gran detalle.
— ¿Ya viste la colección de autos? – señalo a la repisa en la pared.
—Son increíbles, pero debiste de haber gastado una fortuna en ellos – tomo uno de la repisa y lo observo – este, por ejemplo, vale muchísimo dinero en internet.
—Lo sé, pero no he gastado nada, es mío o lo era… ahora es de Ty.
— ¿Cuándo comenzaste a coleccionarlos? Recuerdo que en casa solo tenias dos o tres, y te los había regalado tu hermana.
—La mayoría quedaron en casa de mi madre, cuando supe que a Tyler le gustaban también, fui a buscarlos y le conté sobre su nieto.
— ¡Dios! Tu madre debe de odiarme por ocultarte a su nieto.
—Ni siquiera tu sabias que el niño es mío, hasta que él se enfermo. Pero de verdad quiere conocerlo, solo que estoy esperando el momento adecuado para llevarlo a su casa.
—Sin embargo con tu padre no lo pensaste tanto. Y él me ha contado que no le cayó muy bien. Por otro lado tu hermana y Mary sí, pero Bruce… ese es otro tema.
—Sí, ese día no fue amable con ninguno que digamos.
— ¿Cuándo lo ha sido? Discúlpame, es tu padre, pero no recuerdo que haya sido muy amable con alguna persona.