Como cada mañana, me despierto temprano. Ya han pasado unas cuantas semanas desde el inicio del curso y cada día se me pegan más las sábanas.
Lo primero que hago es subir la persiana.
«Pff ¡Qué pereza! Aún es de noche...»
Siguo con mi rutina: me hago la cama, estoy quince minutos en frente del armario pensando qué ponerme, desayuno, termino de prepararme y me voy.
El camino hacia el instituto se me hace largo, pero siempre me encuentro a mitad de este con mi amiga Sara.
Cuando la miro, veo a una chica lista y, a la vez, muy tímida. Y la quiero, la quiero mucho. Llevamos juntas casi toda nuestra vida. Nos conocimos en Infantil y, a partir de ahí, creamos un vínculo muy fuerte. Sin embaro, la Primaria la pasamos separadas, más concretamente a unos 203km. No me acostumbraba a su ausencia y me sentía muy sola, sobre todo porque era Sara quien apaciguaba a dos torbellinos que se hacían llamar «mis amigas». Pero de esa historia ya os hablaré más adelante.
Continuamos el camino hablando de las clases aburridas que nos tocan hoy, de lo duro que vemos el curso... Pero intentamos arreglarlo haciendo planes para el fin de semana.
¡Vaya que si es un curso duro! Ya estamos en nuestra última etapa del instituto: 2° de Bachiller, la PAEG y lo que tanto esperamos, la Universidad.
Me da miedo pensar en ello aunque me muero de ganas de irme a vivir sola a la ciudad y hacer nuevos amigos.
El recorrido se acaba y llegamos a la puerta del instituto. Allí, esperan en círculo el resto de amigos. Somos un grupo grande aunque algunos ya están fuera estudiando en la universidad. Nos vemos poco y los echo de menos pero aun son muchos los que seguimos en el pueblo.
Somos el día y la noche: varios son demasiado introvertidos, otros actúan como si no existiese nadie más allá de uno o dos amigos y, el resto, son todo lo contrario. Pero a pesar de ello, seguimos siendo un grupo unido y nos queremos. Yo pertenezco a este último. Me considero una chica extrovertida a la cual le gusta mucho salir.
Al principio de esta historia eran cinco mis amigos más íntimos. Sabía que en un grupo de tanta gente era imposible tener la misma confianza con todos. Sin embargo, no sabía cómo uno de ellos nos haría la vida imposible durante años...