¿qué le sucedio a venus?

Lo soportaba por ti

¿Cómo fue que llegamos a esto?

¿Qué ocurrió con el amor que nos unía?

Todos los matrimonios pasan por esto alguna vez pero, ¿Porqué nosotros aún no estamos bien?

¿Porqué el dolor sigue presente?

Ya no siento que seamos los mismos de antes.

««

Aún recuerdo la primera vez que lo conocí.

Bajé de aquella motocicleta que papá me había obsequiado el día de mi cumpleaños; y entre al edificio dónde sabía que se encontraba, había pasado aproximadamente un año que no había hablado con Yoongi, sabía que estaba ocupado pero aún así quería verlo.

—Mi Seok— volteo al escuchar mi nombre.

—Vine a dejarle comida a Yoongi, mamá dijo que se la trajera— le sonríe amablemente. Bang Shihyuk me sonrió y agitó mi cabello suavemente.

—¿Quieres entrar está vez? Ellos toman un descanso—.

Sonreí feliz. Siempre que podía venía a dejarle comida a mi hermano pero era Shihyuk-nim quien se la daba, está sería la primera vez que conocería a los compañeros de Yoongi. Al ser trainees casi no tenían tiempo de ir a sus casas, o al menos Yoongi que siempre trabaja hasta tarde.

Al llegar a donde me indicaron que fuera, puede reconocer a mi querido hermano sentado con un chico de mejillas regordetas platicando alegremente. Habían seis chicos en el pequeño salón de prácticas contando a Yoongi, nunca los había visto así que supongo que todos venían de ciudades vecinas, todos se veían tan diferentes pero había algo invisible que los unía a pesar de sus diferencias.

—¡Mi seok!— exclamó Yoongi alegremente mientras caminaba hacia donde yo me había quedado parada observándolos.

Los cinco chicos restantes se giraron a verme, yo les sonreí tímidamente, me sentía incómoda cuando las miradas estaban puestas en mí así que mi vista solo se enfoco en Yoongi, omitiendo a los demás. El chico que se encontraba hablando con Yoongi hace unos instantes me observó con el ceño fruncido poniéndome más nerviosa.

—Ah, Jiminnie, ella es Mi seok, mi hermana— dijo Yoongi. Ignore las exclamaciones de los demás chicos y salude al pequeño de mejillas tiernas quien sonrió dulcemente. No era exactamente su hermana, pero los padres de Yoongi me habían adoptado cuando era una niña y desde entonces habíamos sidos inseparables.

Yoongi tomo la lonchera que traía y dijo que me acompañaría al ascensor, yo iba detrás de él con pasos lentos.

-¡No cierres! Voy a entrar - dijo una gruesa voz que me hizo sobresaltar, dejé mi mano en el botón del ascensor y el chico me sonrió, una sonrisa geométrica que casi hizo que me desmayara. Yoongi me despidió con la mano y una sonrisa maliciosa en el rostro.

Esa fue la primera vez que conocí a Kim Taehyung. El primer crucé de palabras, la primeras sonrisas compartidas, las primeras miradas sutiles, y fue ahí cuando todo se desató

.

                                                                                   ......

 

—Mi seok!— escuché su voz llamándome. Con una sonrisa boba en mi rostro me giré a mirarlo.

—Taehyung-ssi—

—Sólo Taehyung— me sonrió.

Era su sonrisa lo que me había cautivado desde un principio, esa sonrisa que no cualquiera tenía y que jamás alguien tendría, o al menos no sería igual que la de Kim Taehyung, porque con sólo verlo sonreír mi corazón se aceleraba incontablemente y un calor agradable se instala en el haciendo que mi propia sonrisa salga sin siquiera pensarlo.

Sus ojos café me miraron con un brillo especial que hubiera deseado que se mantuviera ahí por siempre, que el brillo en sus ojos al mirarme nunca desapareciera. Pero las cosas nunca suceden como deseamos.

—¿Qué pasa?— pregunté siguiendo mi camino con Taehyung detrás.

—¿Irás al trabajo?— pregunto risueño.

—Hmm. No, hoy es mi día libre ¿Porqué?—

—Porqué iremos por helado y pizza —

Yo sonreí inmediatamente.

Nuestra primera cita.

El helado había estado delicioso y con su compañía había sido mil veces mejor.

Las risas en ese entonces parecían nunca terminar.

La alegría en nuestros corazones era tan reconfortante que no queríamos alejarnos el uno del otro, jamás. Al menos de mi parte era así.

Y todos los días que le siguieron a éste fueron igual de extraordinarios.

—Mi seok!— escuché su voz llamándome. Con una sonrisa boba en mi rostro me giré a mirarlo.

—Taehyung-ssi—

—Sólo Taehyung— me sonrió.

Era su sonrisa lo que me había cautivado desde un principio, esa sonrisa que no cualquiera tenía y que jamás alguien tendría, o al menos no sería igual que la de Kim Taehyung, porque con sólo verlo sonreír mi corazón se aceleraba incontablemente y un calor agradable se instala en el haciendo que mi propia sonrisa salga sin siquiera pensarlo.

Sus ojos café me miraron con un brillo especial que hubiera deseado que se mantuviera ahí por siempre, que el brillo en sus ojos al mirarme nunca desapareciera. Pero las cosas nunca suceden como deseamos.

—¿Qué pasa?— pregunté siguiendo mi camino con Taehyung detrás.

—¿Irás al trabajo?— pregunto risueño.

—Hmm. No, hoy es mi día libre ¿Porqué?—

—Porqué iremos por helado y pizza —

Yo sonreí inmediatamente.

Nuestra primera cita.

El helado había estado delicioso y con su compañía había sido mil veces mejor.

Las risas en ese entonces parecían nunca terminar.

La alegría en nuestros corazones era tan reconfortante que no queríamos alejarnos el uno del otro, jamás. Al menos de mi parte era así.

Y todos los días que le siguieron a éste fueron igual de extraordinarios.

 

                                                                            ....

 

—Mi seok!, ¿Quieres ir por una taza de ramen?— lo preguntó con esa voz profunda y perfecta que poseía, con su sonrisa tierna y ojos cariñosos reflejando alegría que me era imposible negarle algo.




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