¿qué le sucedio a venus?

¿porqué debería de seguir?

Hyun Tae se había dormido.

Una vez la canción de cuna acabo sus ojitos se cerraron lentamente y cayó en los brazos de Morfeo. Lo arrope con las sábanas que tenían el dibujo de su súper héroe favorito, le di un suave beso en la frente y apague la luz de su habitación.

Eran las 10:00pm y Taehyung no vendría.

Era obvio que no lo haría. Habían viajado a Estados Unidos para una entrega de premios. Aunque su ausencia no era novedad en la casa.

Suspire cansada y camine hacia la que era nuestra habitación. Se encontraba vacía, las sábanas estaban intactas pues yo dormía junto a Hyun Tae, había veces en las que Taehyung dormía en casa y había otras que no lo hacía, se quedaba en la habitación que tenía con los chicos porque se encontraba cansado o por razones que yo desconocía.

Nuestro matrimonio se había roto.

Los primeros años fueron especiales, inolvidables, la euforia, el sentimiento puro de nuestro amor flotaba en el aire como una burbuja que nos rodeaba a él y a mi pero que con el tiempo se rompió.

No entiendo si hice yo algo mal.

Si fue él el que se aburrió de mí.

O si piensa que con el hecho de que ya estamos casados yo no vería a nadie más que no fuera él.

Y lastimosamente, era verdad.

Lamentablemente yo no podía ver a alguien más que no fuera Taehyung y me sentía una idiota por ello.

Encendí la televisión y lo vi. Su rostro mostraba felicidad y orgullo, se encontraba sonriente; y yo lo miraba a través del televisor como si fuera una chica enamorada del cantante más famoso de la época, como si lo anhelara conmigo todas las noches, como si esperará que alguna vez notará mi presencia, al igual que sus fans hacían. Pero yo era diferente, porque no estaba enamorada de un cantante en el televisor, estaba enamorada de la persona que alguna vez fue el amor de mi vida.

Apague la televisión y subí a la habitación de Hyun Tae, mi amado hijo, me arrope con él entre las sábanas y deje que el sueño me atrapara.

 

                                                                                                >>~~<<

 

—¡Hyun Tae! Date prisa se nos hará tarde— dije arreglando mi bolso.

Ser psicóloga era algo tranquilo, el trabajo no era pesado, sólo me sentaba en el sofá y escuchaba los problemas de mis pacientes, si necesitaban ayuda les daba una receta. Era irónico que yo escuchaba los problemas de todos y les daba una solución a ello, pero no encontraba una solución para lo mío con Taehyung, o quizá ya sabía la solución pero no quería emplearla.

Lo difícil de trabajar como psicóloga, era tener un hijo al que cuidar. Y no, no me arrepentía de tener a Hyun Tae conmigo, pero el trabajo se hacía más pesado si no había nadie que me ayudara con ello.

—Ya estoy listo mami— dijo mi hijo bajando las escaleras con prisa, en sus hombros llevaba una mochila de Iron man que Jungkook le había regalado el día de su cumpleaños.

Cerré la puerta del departamento, no sin antes a ver tomado el abrigo de Hyun Tae y el mío. Me agache a su altura y le acomode su bufanda.

—Buenos días señora Kim— saludó sonriente la mujer que vivía a lado de nosotros. Aún no me acostumbro al término "señora" ¿Quién a sus veinticinco años se acostumbraba a ello?

—Buenos días señora Lee — saludé de vuelta.

—Buem día señola lee— saludó Hyun Tae sonriente. La mujer se le acercó viéndolo con ternura, le alboroto el cabello suavemente y le obsequió una paleta.

Bajamos en el ascensor y caminamos apurados hacia el auto.

 

                                                                  »»»....»»

 

—Deberían salir ya— dije mirando con nerviosismo hacia aquella casa.

Hyun Tae se acercó a la ventana del auto y miró impaciente buscando a que sus dos amigos aparecieran.

Unos gritos de niños se escucharon provenir de la casa y tuve el impulso de bajar del auto y detener lo que esa mujer les estaba haciendo, pero me detuve.

Los amigos de Hyun Tae.

Kihyung y Eun Ji dos pequeños mellizos de apenas cinco años, conocieron a Hyun Tae cuando comenzó el jardín de niños, yo los conocía desde hace dos años, los vi cuando apenas tenían tres, cuando sus dientitos de leche apenas terminaban de salir por completo, yo los cuidaba cuando esa mujer que era su "madre" los golpeaba, era yo la que estaba al pendiente de ellos, pero que aún así no tenía el valor de entrar a esa casa, salvarlos del infierno en el que vivían al ser apenas unos niños y pelear por su custodia como la madre de Yoongi había hecho conmigo.

Pero no podía hacerlo.

Ellos no eran mis hijos.

Yo no tenía el coraje de hacerlo.

Taehyung no me apoyaría.

Apreté con fuerza el volante del auto hasta que mis nudillos se volvieron blancos y mis ojos se aguaron por la impotencia y el enojo que sentía hacia mí misma, el no poder hacer nada para ayudar a dos niños inocentes y alejarlos de los abusos, el no poder evitar que Taehyung tenga dominio sobre mí y mis acciones, y sobre todo el no poder dejar de amarlo como lo hago ahora.

Abrí la puerta trasera del carro cuando vi que los mellizos se acercaron al auto.

—¿Estás bien?— hice la pregunta tonta que siempre hacía cuando los veía en esas situaciones.

Tomé la cara de Kihyung entre mis manos examinando si no estaba lastimado; y me dolió en el alma al ver un pequeño moretón formarse en su pequeña y delicada mejilla.

Sólo tenía cinco años por dios. ¿Cómo podían hacerle esto a unos niños?

—¿Qué ocurrió esta vez?— pregunté a Eun Ji quien se quitaba disimuladamente las lágrimas que surcaban sus ojos.

Traje a Kihyung a mi lugar del conductor y saque de mi bolso donde traía un pequeño botiquín. Lo traía por ellos. Irónico ¿No? Yo los ayudaba a sanar sus heridas físicas pero no podía hacer nada con las heridas en su alma al ser maltratados por sus padres.




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