¿Con qué te puedo retener?
Te ofrezco calles estrechas,
ocasos desesperados,
la luna de los raídos suburbios.
-- J.L. Borges
La lluvia caía tranquilamente en las solitarias calles, me sentía ansioso, mis manos sudaban por los nervios; me dirigía hacia aquella cafetería donde todo había comenzado y en donde todo iba a terminar, donde el ahora ya no existía pero los recuerdos se mantenían.
A través de la ventana de la cafetería aún podía observar el fantasma del amor que una vez existió, mi mente se nublo en el recuerdo de ella y yo. Ella y yo en aquella mesa, sonriendo como si no hubiera un mañana, nuestros corazones estaban unidos en ese entonces como aquella leyenda urbana del hilo rojo, aquel hilo que yo había cortado sin darme cuenta.
Nuestros fantasmas sonreían mientras se miraban con ojos enamorados, esa venda del amor se había caído de nuestros ojos y era ahora que la cruda realidad se aferraba a nosotros.
Mis ojos picaban por el ardor de las lágrimas que querían ser derramadas pero que no quería que salieran, no quería mostrarle mi sufrimiento porqué ella se arrepentiría de la decisión que había tomado o quizá eso era lo que yo quería creer, pero ya no había otra oportunidad para mí, al menos por ahora, había fracasado como padre, había fracasado como esposo, me había decepcionado a mí mismo y mi camino se había perdido.
¿Qué debería hacer después de que ella me dejara? Mi vida simplemente caminaría sin rumbo, sin un lugar a donde volver, tenía a mi familia que siempre me apoyaría, pero la familia que había formado ya no volvería conmigo.
Entré a la cafetería con el tintineo de la campana que avisaba la llegada de un cliente, me encamino hacia la mesa que esta pegada a la ventana, pero ella aún no estaba ahí.
Recuerdo la primera vez que vinimos a la cafetería, yo la había invitado y ella con una sonrisa tímida había aceptado -como siempre lo hacía-, tomamos café y reímos tan dulcemente que parecía que la cafetería había salido de un cuento de hadas, parecía iluminada y todo a nuestro alrededor parecía tener brillos mientras que caían flores por todos lados y Mi seok, Mi seok era el sol que iluminaba ese frío día, pero que yo me había encargado de apagar, apague esa luz que brillaba en los días más oscuros, incluso hoy, cuando el día parecía tan lúgubre ella abrió la puerta de la cafetería como un rayo de luz entrando en una habitación oscura. Ella estaba apunto de decidir mi sentencia y yo estaba preparado para ello, si era Mi seok, cualquier cosa que ella dijera sería ley para mí.
Ella se sentó frente a mí, como un juez frío me miró con seriedad, no había una sonrisa en su rostro y eso fue como una apuñalada a mi corazón, Mi seok vestía elegante y su rostro no demostraba cuanto sufría pero sus ojos estaban rojos por las lágrimas que ella había derramado y sabía porqué causa eran, sabía que ella había sufrido también al tomar su decisión y yo la aceptaría sin importar cual fuera.
-- No voy a pedir que me perdones, estoy feliz que hayas aceptado tomar una última taza de café a mi lado -- dije con sinceridad.
Mi seok sonrió, una sonrisa vacía que yo había causado, nosotros dos ya no teníamos futuro, este amor terminaría aquí y fue causa mía. Yo provoqué que nuestro mundo de amor se derrumbara, venus se había caído a pedazos porque mi amor por Mi seok no fue suficiente para mantener nuestro mundo a salvo, yo los traicione y mi egoísta corazón esperaba una última oportunidad. Quería retenerla, quería que Mi seok se quedara a mi lado. Por los medios que fuese yo quería mantenerla conmigo, pero no lo hice, tomé la decisión de qué ella eligiera el rumbo que tomarían nuestros caminos antes de que retenerla egoístamente conmigo.
-- No puedo perdonarte hoy Taehyung, y no creo que pueda hacerlo mañana y quizá pasado mañana tampoco pueda hacerlo pero ese día llegara, el día que pueda perdonarte llegara, todos cometemos errores alguna vez y en nuestra relación, yo también fallé, mi poca confianza en mí nos llevaría a la ruina tarde o temprano-- ella se detuvo, conservando sus lágrimas dentro de sus ojos y dando un suspiro largo para continuar: --y.. aún te amo que estoy dispuesta a dejar lo que hiciste atrás, pero en este momento, nuestros caminos tienen que separarse -- dijo ella y yo sentí el nudo en mi garganta hacerse más grande.
Asentí a lo que ella dijo porqué si hablaba temía que mi voz se oyera rota y que las lágrimas traicioneras resbalaran por mis mejillas. Ella me dedicó una última sonrisa antes de levantarse de la mesa, no pude retenerla, no pude hacerlo.
Cuando escuché el tintineo de la campana de la entrada mi mente volvió a mí y me levanté apurado a ir tras ella, quería hacer todo lo posible para que no se fuera, quería tener a Mi seok a mi lado aunque fuera la última vez, aunque fuera mi última oportunidad, juntos recogeríamos todos los pedazos rotos de nuestro amor y lo volveríamos a armar, venus, nuestro amado venus iba a volver a resplandecer.
-- Aún no es muy tarde para nosotros -- masculle cuando la detuve del brazo, Mi seok me miró con sus ojos brillosos por las lágrimas y yo la sujete suavemente. -- Te daré el tiempo que sea necesario, encontraré mi camino, quizá no encuentre a la persona que era antes pero te prometo que encontraré la persona que quiero ser, aquella persona que merezca tu amor y la de Hyun tae, te esperaré hasta que estés lista para perdonarme y cuando ese día llegué estaré a tu lado, así que también debes esperarme.
Las lágrimas cayeron de mis ojos con dolor y felicidad mezclados, mi corazón sintió calidez al ver que no era el único que lloraba, Mi seok se rompió a mi lado, lloró mientras me tomaba del brazo y esa pared que antes nos separaba cayó junto a sus lágrimas.
-- Te esperaré, y yo también debo encontrar la persona que quiero ser, debo aprender amarme a mí misma para poder amarte, cuidaré de Hyun Tae mientras no estés --
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Editado: 25.01.2021