-- Yoongi es una bestia -- murmuró Seokjin saliendo de su habitación compartida mientras se masajeaba cuidadosamente la cadera.
Todos nos quedamos en silencio en el comedor al oírlo y él entendió nuestro silencio y nos miró con una mueca de asco.
-- Yoongi me arrojó al piso a mitad de la noche-- se explicó-- seguía molesto por lo que dije ayer, no sean pervertidos -- dijo sentándose en una de las sillas de la mesa con su rostro ligeramente ruborizado y ante la mirada de un Seokjin avergonzado, las risas comenzaron. Las primeras risas y las primeras bromas después de un ambiente tenso que se había instalado hace unos días en la casa.
Cuando las risas callaron, el silencio volvió y el aura sombría que nos rodeaba estos últimos días. Después de lo de ayer todos parecían distantes y absortos en su propio mundo, cada uno de nosotros tenía sus propios problemas pero ninguno pensaba compartirlo, después de lo ocurrido nos cerramos más el uno con el otro, ya no éramos los de antes, aquellos niños que solían compartirse todo y reír sin importar nada, ya no éramos los mismos y no fue solo culpa mía. Mi error fue el detonante de todo pero lo que lo inicio fue éste amor, el amor que le tengo a Mi seok y el amor que Jungkook siente por ella, ese amor fue lo que ocasiono que nuestro grupo se dividiera y el hecho de que Mi seok es hermana de Yoongi lo complicó aún más.
Yo no esperaba rendirme, no quería abandonar el amor como Jungkook lo hizo en ese tiempo, sonaba egoísta pero no quería hacerlo, me negaba a renunciar a ella, quería conservar el amor que hubo para proteger el amor que habrá.
--Deberías rendirte -- escuché la voz de Yoongi sentado a mi lado en el sofá de la sala sacándome de mis egoístas pensamientos; me sorprendio el hecho de qué me hablara con traquilidad y no de manera agresiva. Yoongi no me miró a la cara, miraba concentrado un punto fijo en el piso con las manos juntas la una con la otra, acción que hacía cuando algo le imcomodaba.
--Hyung..--
-- Simplemente deberías dejarlo Taehyung, Mi seok te dio una oportunidad por el amor que tuvieron, pero nada te garantiza que ese amor soportara más, era algo que debía pasar con un amor inseguro como el de ustedes -- dijo Yoongi de manera fría pero sabía que estaba siendo sincero, que estaba diciendo lo que el pensaba y a pesar de que me sentía molesto por lo que dijo, no refuté. No quería que comenzaramos una discusión más cuando las cosas estaban calmándose.
--Yoongi-hyung, yo amo a Mi seok y esta vez haré las cosas bien, le ofreceré mi vida entera si es necesario -- dije con total sinceridad. Yoongi me miró a los ojos, buscando la respuesta en ellos y solo suspiro con cansancio.
-- Yo solo digo lo que es mejor para los dos, lo mejor para que éste grupo no se caiga en pedazos, ya que, Jungkook no va a rendirse esta vez -- dijo con una sonrisa burlona -pero sin llegar a serlo- Yoongi se notaba cansado y las ojeras en sus ojos lo reflejaban.
-- Realmente estoy arrepentido de haber traído a Mi seok a sus vidas -- susurró para después salir de la sala; pero pude escucharlo perfectamente, Yoongi igual sufría por este amor, sufría por éste amor que quizá no debío ser.
Aunque sabía que luchar por ella no iba a traer más que desgracia, no podía renunciar a éste amor, simplemente no podía renunciar a Mi seok, a mi sol de verano, a aquella chica que me quiso sin importar lo que pasara, sin importar los insultos de las fans Mi seok siempre se mantuvo a mi lado, Mi seok era mi ángel que yo mismo envíe de vuelta al cielo. Este amor era lo que me traía devuelta al mundo real, el hijo que dio a luz es la prueba de ello, es la prueba del amor de ese entonces.
Si tan solo no me hubiese emborrachado ese día.
Si tan solo no me hubiera vanagloriado a mí mismo.
Si tan solo no hubiera preferido la fama en lugar del amor, esto no hubiera ocurrido.
Jungkook aceptaría las cosas como están y se hubiera olvidado de Mi seok, Yoongi no se hubiera arrepentido de nada y el grupo estaría como siempre, si tan solo no nos hubiesemos perdido a nosotros mismos seguiríamos siendo un chaleco anti-balas.
Y me di cuenta de ello, que yo no era el único que había perdido su camino cuando abrí la puerta del baño sin pensar que Hoseok ya se encontraba ahí, con un bote de pastillas en sus manos y unas pastillas en su boca que se apresuró a tragar cuando me vio parado en la puerta. Lo escuché toser con dificultad pero mi mente estaba muy lejos de ahí, me quedé sorprendido al ver a Hoseok tomando medicamentos cuando claramente no estaba enfermo.
--¿Qué estabas tomando? -- pregunté con el ceño fruncido, extrañado del comportamiento de mi compañero.
Hoseok lucía nervioso, se limpio el rastro de agua que había caído a su barbilla y me miraba tembloroso, no sabía que responderme y yo no sabía que más preguntarle.
--Hoseok, responde, ¿Qué es lo que tomaste?. No parecen pastillas para el resfriado -- dije arrebatandole el bote de pastillas a mi lado, Hoseok no pusó resistencia y se dejó caer en el piso del baño, con las manos sobre su cabeza.
Alprazolam- decía en el bote y mi cuerpo se estremeció ante la sensación de qué algo malo estaba ocurriendo con Hoseok.
--¿Qué es esto?-- murmuré desconsertado al no tener ni idea de lo que él estaba tomando.
Hoseok seguía en el piso, me miró con ojos llorosos y se levantó del suelo, comenzó a dar pequeñas vueltas alrededor del baño buscando las palabras correctas para decirme o alguna mentira para engañarme.
--Yo...yo, intentó dejarlo -- murmuró nervioso y no hizo falta que dijera algo más para darme cuenta a qué se refiría, pero me costaba aceptarlo, me costaba aceptar que Hoseok consumiera drogas y el hecho de no haberme dado cuenta de ello.
Cada uno de nosotros tenía sus propios problemas que no querían compartir, pero, ¿en qué momento se volvió así?, ¿en qué momento fuimos capaces de escondernos cosas a nosotros mismos? cuando antes solíamos contarnos todo.
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Editado: 25.01.2021