Indecencia.
Esa era la palabra correcta para describir mis sentimientos.
Todo estos sentimientos que albergaba mi pecho no eran más que sentimientos indecorosos que no deberían haber surgido. Sentimientos que no debieron aparecer, pero que ahora sin darme cuenta comenzaban a florecer con el pasar de los días y no podía detenerlos. No podía mantenerlos dentro de mí. Pero esto no era correcto.
No había sido correcto el esperar a alguien más cuando la persona a la que yo decía amar estaba frente a mí.
No había sido correcto lograr dormir tras haber escuchado su voz a través del teléfono.
Ninguna de mis acciones en estos últimos días habían sido sensatas, pero ya no podía detenerlas, y nuestro mundo estaba al borde del colapso.
No sabía en que momento esto comenzó, si había empezado desde mucho antes o comenzó cuando Jungkook dejó de ser un niño para mí. Pero buscar en el pasado ya no tenía importancia. Tratar de entender cuando fue que estos sentimientos comenzaron, no era de ninguna utilidad para mí. Porque en el fondo de mi corazón ya tenía una respuesta, pero eso no quitaba que me sintiera mal conmigo misma.
– Mami, ¿no te sientes bien? – preguntó Hyun Tae sacándome de mis pensamientos. Miré a mi hijo por el espejo retrovisor del auto mientras fingía una sonrisa tranquila.
– Estoy bien, no tienes porque preocuparte cariño – respondí con dulzura, Hyun Tae me sonrió de igual forma para después ponerse a jugar como venía haciendo hace unos instantes.
– ¿Entonces porqué no estamos yendo a casa? – preguntó sin quitar su vista de la mini consola que traía en sus manos.
– Iremos a visitar a tu abuela, solo será por unas horas – respondí a lo que él exclamo un sii sonriente para continuar con su juego.
Estaba huyendo, pero no quería que se viera de esa manera. Estaba huyendo de estos sentimientos porque no sabía el como afrontarlos. Necesitaba decírselo a la mujer que me crío para que el peso de esta indecencia se hiciera menor.
Seguí mi camino por la carretera, por fortuna no habían muchos autos transitando las calles pues yo no tenía experiencia suficiente para los viajes largos, aunque de Seúl a Daegu solo fueran tres horas. El camino a casa de mis padres fue tranquilo, Hyun Tae venía concentrado jugando videojuegos en una mini consola de videojuegos que Taehyung recién le había comprado, yo venía con la vista fija en la carretera, asegurándome que el camino al que me dirigía fuera el correcto, me dediqué a concentrarme en ello para evitar que mis pensamientos divagaran en cosas que no quería pensar en este momento.
– Llegamos – avisé una vez que me detuve frente a la casa de mis padres. Hyun Tae fue el primero en bajar emocionado, para salir corriendo hacia la casa de mis padres con entusiasmo. Yo me quedé parada frente a la casa donde había crecido, no tenía el valor para entrar aún, sentía que lloraría apenas viera a mi madre como si fuera una niña pequeña.Y como si la llamara con mis pensamientos, ella salió. Con una sonrisa dulce en sus labios, vestía su típico vestido floreado y zapatos considerablemente altos que le gustaba traer puesto.
– ¿Has venido sola? – preguntó ella con curiosidad al estar frente a mí.
– Lo hice – murmuré, tratando de controlar el nudo que se había instalado en mi garganta.
– Siempre vienes a casa con Yoongi o con Taehyung, ¿ocurrió algo no es así? – preguntó ella comprensiva. Mi mamá siempre se daría cuenta si algo me ocurría aunque me esforzara en ocultarlo, es lo que las mamás hacen, es su sexto sentido por así decirlo.
– Entremos – dijo ella ante mi silencio.
Entramos a la casa en silencio, pude escuchar las risas de Hyun Tae en la segunda planta y supuse que se encontraba jugando con mi papá, así que no había problemas para decir lo que quemaba en mi pecho, porque no había nadie más que me comprendiera más que ella, porque decírselo a Yoongi sería detonar una bomba y era lo que menos quería.
Mi mamá colocó las dos tazas de té frente a nosotros mientras se sentaba en el sillón que estaba frente a mí, ella me sonrió con dulzura, esperando a que yo hablara.
– Cometí un error mamá – dije con la voz temblorosa. – Hice algo que no debía y no se que hacer con ello, intenté negarlo lo más que pude, intente no pensar en ello; incluso ahora sigo confusa, mis sentimientos siguen nublados y no se que hacer. No se que es lo que debo hacer ahora.
– Sé que esto no tiene nada que ver por aquel escándalo en el que se vio envuelto Taehyung, ¿me equivocó? – yo negué ante su pregunta y ella continuo: – en aquel momento, en el que ambos se casaron, yo me negué rotundamente a eso, y no fue porque no se amaran, si no porque temía a que ese amor no durara. Eran unos niños que desconocían todo eso, su mundo era de color rosa en ese instante que no pensaron en las consecuencias del casamiento, incluso ahora, siguen si saberlo, siguen siendo unos niños que no dejaron que ese amor se fuera perfeccionando con el tiempo, si no que lo obligaron a quedarse. Sospechaba que algo como esto pasaría, ¿ahora has encontrado al indicado, no es así? –
No pude evitar que las lágrimas cayeran por mis ojos con su última pregunta. Lo había hecho. Había bajado de esa nube que se llamaba Kim Taehyung y pude apreciar la tierra debajo de mí, pude dejar que esa niebla pasara, que esa burbuja de ensueño se rompiera, y cuando finalmente lo hice, vi al hombre que había esperado por mí por tanto tiempo. Aquel que supo amar a pesar de ser un niño cuando nosotros solo jugábamos con el amor de los cuento de hadas. Él enfrentó ese amor real mientras que nosotros solo vivíamos esa fantasía.
– Pero ya es muy tarde madre – dije secando mis lágrimas con la manga de mi suéter. – Ya es tarde, no puedo hacerle esto a Hyun Tae, no ahora cuando su padre quiere estar con él, yo no puedo destruir ese sueño, no puedo hacerlo solo por mis egoístas sentimientos, no puedo hacerlo.
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Editado: 25.01.2021