En mi cabeza se manifestaron muchas ideas para las exposiciones, y sobre todo varias imágenes de Karina imaginando algunos escenarios en la universidad, quizá le estaba prestando demasiada atención a ella, la última vez que recuerdo haber hecho algo como esto fue en la secundaria para ayudar a mis compañeros a pasar materias, pero era diferente, la sensación en mi pecho al tratar de recrear la sonrisa de Karina no era algo que hubiera hecho antes con nadie, tal vez porque no había conocido a alguien que mostrará tanta pasión por una materia en particular, ahora todo lo que podía hacer luego de horas de preparar el material era esperar para que llegará la mañana del lunes.
—Buenos días.
—Buenos días señorita, ¿un fin de semana pesado?
—Más o menos, pero valdrá la pena el desvelo.
Me quede sentada durante unos momentos en una banca a lado de la entrada, pero ella no llegaba, desde que la conocí era la primera vez que veía que se retrasaba para la clase, incluso al conserje se la hacía algo un poco extraño, y en el transcurso de 3 minutos un manojo de posibilidades se me presento, cada una con un destino lo suficientemente malo como para que mi expresión preocupara al conserje, me levante lentamente y camine hacia el salón, volteando cada que podía, esperando que en el siguiente movimiento de mi cabeza ella apareciera corriendo detrás de mí, pero nada ocurrió.
—Buenos días, se te hizo algo tarde pero puede pasar señorita.
—Gracias.
La clase prosiguió, el profesor no hizo ninguna pregunta sobre Karina, y yo solo me quedaba observando mis manos, que temblaban un poco, y mis piernas que estaban moviéndose de un lado a otro, ¿Cómo puede alguien a quien no le he hablado una sola vez, producirme esto?, el profesor seguía explicando mientras mis compañeros trataban de tomar apuntes, no podía ni siquiera concentrarme en lo que el escribía en la pizarra, quizá se había quedado dormida o algo no tan fatal como lo que estaba imaginándome, sentí un vacío que duro hasta que alguien toco la puerta.
—Perdón por llegar tarde, sé que ya van 20 minutos, pero me quede dormida, ¿puedo pasar aun si no me toma asistencia?
—Bueno, eso depende de tus compañeros, ellos están aquí desde las 7, si ellos lo consideran ju…
—No hay problema puedes pasar, es bueno ver que llegaste.
Sin vacilar siquiera unos segundos, sin plantearme como sonaría, solamente dije eso, con toda esa presión en el pecho que se desvanecía mientras ella platicaba con el profesor, con la vergüenza posterior al ver como ella ponía una cara de confusión al verme tan alegre por su llegada, nada realmente importaba en ese instante, más que decirle algo, y luego de la mayor impertinencia que había cometido en contra de un catedrático, ella entro al salón y el profe me miro de forma retadora, mientras nuestros compañeros solo fijaban su vista en sus cuadernos.
—Bueno, ya que llegaste tarde, creo que como castigo debes dar el resto de la clase, estábamos repasando las pasiones de Spinoza, así que por favor contribuye a la clase.
—Pero no est…
—No voy a permitir interrupciones en mi clase jovencita, una más y te saco del salón.
Antes de que llegará ella, solo estábamos divagando sobre lo que habíamos hablado la semana pasada, ¿Cómo dio un salto tan grande como para cambiar de tema?, o al menos eso pensé al principio, al escucharla hablar sobre el tema de Baruch Spinoza, comprendí un poco por que propuso ese tema, mientras escuchaba en dentro de mi cabeza su risa burlona.
—Es así como Baruch propone que el deseo es la esencia del hombre, desde la perseverancia del ser por mantenerse vigente y pervivir a un entorno en cambio constante, así como también su perspectiva sobre la voluntad humana se puede apreciar en uno de sus pensamientos más conocidos, nosotros no intentamos, queremos, apetecemos ni deseamos algo porque lo juzguemos bueno sino que, al contrario, juzgamos que algo es bueno porque lo intentamos, queremos, apetecemos y deseamos.
— ¿Alguien quiere aportar una conclusión para el tema, antes de que termine la clase?
—Así como del odio nace la tristeza y de la alegría el amor, se podría decir que amamos porque necesitamos hacerlo para permanecer estables en nuestro entorno, ya que nos conviene adaptarnos para sobrevivir, aunque también se puede tomar, como que el camino para conocer cómo es nuestro ser en su totalidad, es aprendiendo a amar para que nuestra verdadera esencia se manifieste y permanezca.
Durante la primera mitad de mi respuesta el profesor se mostró algo apático, pero conforme fui avanzando y replanteando mi argumento, se mostraba tranquilo, como si se dijera así mismo que comprendí el mensaje, durante toda mi respuesta mis ojos no se alejaron de ella, fue la primera conversación que tuvimos, si es que se le puede llamar a eso una conversación, ella se mostraba algo incomoda por mi respuesta, quizá el ser tan impulsiva no sea algo bueno para mí.
—Bueno, eso es todo por hoy, pueden irse, nos vemos mañana.
Todos nos despedimos del profesor, quien solo seguía revisando su libro mientras nos íbamos, durante las siguientes clases implemente mi estrategia, me pase un fin de semana completo buscando la forma de sintetizar toda la información que veríamos en las clases, y al parecer dio un buen resultado, logre captar la atención de algunos de mis compañeros quienes se mostraron interesados en cada una de ellas, Karina estaba incluida entre ellos, pasaron las horas entre clases y llegamos hasta la hora libre.