Llegue con las compras a la casa, una bolsa enorme de comida para Ragnar y las golosinas de Lucio, si lo sé; consiento mucho a mi hermano.
No había terminado de abrir la puerta de la casa cuando una bola de pelo se lanzó encima de mí. Amaba el final de mis días, porque siempre llegaba a casa y me esperaba mi bola de pelo, moviendo su cola y saldo encima de mí para llamar la atención. Con él a mi lado se volvió imposible decir que mi día terminaba una mierda porque por más mal que me fuera en el día, llegaba a la casa y él se encargaba de hacerme olvidar todo, absolutamente todo. Ese poder que tenía los animales de tomar algo en mal estado y volverlo algo de luz me encantaba, porque pude llevar la carga de mi trabajo con mucha más calma.
-Ragnar!!:- Lo acariciaba mientras mi hermano terminaba de meter las compras y me ayudaba a organizarlas:- ¿Cómo está mi bebé?:- Él se movió como loco, ladraba y saltaba en mi entorno.
Deje mis cosas en mi habitación y salí para prepararles la cena a ese dúo. Mi hermano se encontraba cortando los vegetales con Ragnar al lado esperando que se apiadara de él, y le diera algo de lo que estaba haciendo.
-¿Qué tal tu día?:- Me puse mi delantal, y empecé a cortar la pechuga de pollo. Tenía antojo de pechuga de pollo en salsa de champiñones con vegetales salteados y puré de papa.
-Me vi hoy con papá:- Mi hermano levanto una ceja
-¿Cómo está el viejo?
-En buena forma, como siempre:- Sonrió
-¿Pregunto por mí?
-Creo que no se acuerda que te tiene como hijo:- Me golpe en el hombro:- Oye!!, soy sincera:- Ragnar ladro
-Todavía el pollo no está Ragnar, come de tu cuenca:- Ragnar tiro su plato lejos y le volvió a ladrar a mi hermano
-Te he dicho que no lo consientas así, se nos está revelando:- Sonreí
-Él no se está revelando, solo quiero pollo. Verdad?, ¿Quién quiere pollo?:- Volvió a ladrar y mi hermano puso los ojos en blanco.
-En fin. ¿Qué quería papá?
-Quiere que vaya mañana a su oficina, algo de negocios
-Para eso está Ibrahim:- Alce los hombros
-No sé, mañana lo sabré:- Seguí con mi tarea de sazonar el pollo con sal y pimienta:- ¿Sacaste a Ragnar?
-Si:- Mi hermano se comía una zanahoria:- Creo que está entrando en la temporada de calor
-¿Estas cachondo Ragnar?:- Lo mire y él ladeo la cabeza a un lado:- No se supone que la operación le quitaba eso
-Es un zuhair, lo cachondo y coqueto no se le quita
-Eres repúgnate
-Solo digo la verdad, ¿Cierto Ragnar?:- El ladro
Cada quien tenía su porción de comida, incluido Ragnar que comía muy contento en de su cuenca. Las labores de la casa la repartíamos entre los dos, mi hermano trabajaba en un proyecto propio así que me ayudaba en gran parte con las cosas de Ragnar. Después de limpiar y ordenar la cocina. Me di una ducha caliente, necesitaba quitarme el polvo y la suciedad de encima, mi hermano estaba en la sala viendo televisión con Ragnar al lado de él. Me senté cerca de ellos para terminar mi día en completa tranquilidad.
No tengo que contarles como fue esa mañana, creo que se pueden hacer la idea. Esa mañana estaba vestida un poco diferente para ir a la oficina, tenía una falda negra a tres dedos encima de la rodilla, y una blusa blanca elegante, mi cabello caía en hondas; llevaba puestas unas valetas con mis tacones negros punta de aguja guardados en el bolso. Cambiaría mis zapatos cuando llegará donde papá para la reunión. Estar con unos zapatos así de alto en la oficina no me agradaba de a mucho, además que me cansaba con rapidez; ya que pasaba de departamento en departamento mirando planos, revisando cotizaciones, haciendo informes, cuando terminara el día no podría bajarme de ellos sin decir unas cuantas maldiciones en el proceso.
Revisaba los planos de la construcción del sur, un condómino enorme y con mucho papeleo encima. ¿Dolor de cabeza?, completamente. Cuando eran obras de este tamaño, es prácticamente imposible decir que mi hora laboral terminaba a las 5.
Para mí todo debía estar perfectamente, soy cuidadosa con los detalles; aunque la perfección no existe siempre decía que debía estar; “Perfectamente ante mis ojos”, solo en ese momento me sentía orgullosa de lo que hice porque me había esforzado al máximo para que así fuera.
La hora del almuerzo llego más rápido de lo que pensaba así que fui directo a la empresa de papá para la reunión, debía aprovechar este momento porque es mi único tiempo libre. Ante de bajarme del camaro, me puse los zapatos puntas de aguja, retoque mi maquillaje y caminé directo al edificio.
Me encantaba la fachada de la empresa de papá, no es un edificio imponente y grande pero la arquitectónica del mismo era increíble. El edificio era sostenible por sí solo, y ni les cuentos los ahorros en servicios que tenía.
Entre saludando a todo el mundo, la mayoría me conocía; no debía ni presentarme para entrar en ese lugar. Aunque no como la hija de Selim Zuhair.
Tome aire antes de entrar al despacho de papá, abrir la puerta que me permitían ver a mi padre. Él está en su escritorio revisando algunos documentos, despega la mirada de ellos y me da una sonrisa. Me acerco a él.