—¿No puedo llevar la play? —preguntó Hajoon, recibiendo una mirada extraña de su padre.
—No, ¿cómo se te ocurre? —exclamó Taehyung, llevando sus maletas al baúl del taxi que los esperaba en la puerta de la casa.— Trae lo que falta, vamos, no podemos llegar tarde. Seguro su padre Jungkook ya anda esperándonos.
Jaehwa salió de la casa, cargando su maleta fucsia metalizada, con una sonrisa radiante de oreja a oreja. El día estaba precioso y finalmente iban a pasar una semana maravillosa en unas playas afrodisiacas con sus padres, ¿qué más podía pedir? Si, que volvieran a estar juntos, pero ya había entendido que eso era imposible... como sea, eso no iba a arruinar sus días de diversión.
—Al fin llego el día. Ya quiero llegar. —dijo Jaehwa, ayudando a su padre a acomodar las cosas.
—También yo. El lugar es muy bonito y hemos reservado en un hotel con vista al mar. —contestó Taehyung, revisando por última vez la lista de cosas para asegurarse que nada faltaba.
—Ya quiero verlo. —dijo Hajoon, subiendo al taxi sin siquiera esperar.
Taehyung se aseguró de que la casa estuviera bien cerrada, echó una última mirada al lugar y luego cerró con llave, para subir al coche junto a sus hijos.
El viaje al aeropuerto no fue muy largo, quizá unos 15 o 20 minutos en el que Hajoon se la pasó con sus jueguitos y Jaehwa subiendo historias, mientras Taehyung se preguntaba como seria ese viaje, en qué resultaría. Hacia tanto no pasaba un tiempo con Jungkook y desgraciadamente había reservado todo como pareja, pues Ansel iría, pero ahora tendría que arreglárselas.
En cuanto llegaron, se encontraron con Jungkook en donde había quedado, quien esperaba con su valija negra. La sonrisa de conejo apareció en su rostro en cuanto sus hijos fueron a saludarlo muy efusivos. Se notaba a horrores su ausencia en la casa.
—Hola. —saludó Jungkook, separándose del abrazo que ambos le dieron.— ¿Listos para divertirse?
—¡Si! —exclamó Hajoon.— Nunca viaje en avión.
—Yo tampoco, tengo un poco de miedo. —admitió Jaehwa.
—No va a suceder nada. —aseguró Taehyung, por si pensaban que se iba a caer o algo así.
—Estaremos bien. —asintió Jungkook, estando de acuerdo.
Durante todos los pasos que debían seguir antes de subir, los mayores no se habían mirado más que para cosas importantes o sumamente necesarias.
Taehyung se sentía extraño luego de lo que había ocurrido esos días. En su mente se repetía una y otra vez el doloroso momento en el que le había dicho que no lo amaba. Muy en el fondo se arrepentía de eso, dejándole un hueco negro y vacío en el pecho que lo obligaba a soltar alguna que otra lagrima en su esfuerzo por no llorar.
Jungkook, por su lado, se preguntaba si así de incomodo seria todo el trayecto de ese viaje, pero extrañaba pasar tiempo extra con sus hijos y eso lo valía todo, aunque también extrañaba a Taehyung. ¿En qué momento todo se había derrumbado de ese modo?
En cuanto subieron al avión solo con su equipaje de mano, Taehyung palideció un poco recordando que los asientos también eran en pareja, teniendo a sus hijos en los asientos al otro lado del pasillo.
Estaba por preguntarle a alguno si se querían sentar con él, cuando notó que ambos ya estaban acomodados en sus asientos. Jungkook lo miraba esperando a que hablara, porque sabía de sobra que Taehyung quería la ventanilla y él estaba dispuesto a consentirlo.
Taehyung no dijo nada, solo pasó primero y tomó asiento, seguido de Jungkook, quien quedó del lado del pasillo. Ambos menores miraban interesados la escena, pero no querían hacerse ilusiones solo con eso.
—Lo siento, no recordaba que estaban juntos, pero si te incomoda podemos cambiar. —habló Taehyung de inmediato, volteándose para notar que estaban más cerca de lo que hubiese deseado.
—No importa. —contestó Jungkook, porque, aunque tenerlo tan cerca y no poder hacer nada le dolía, por el otro le agradaba.
Una vez todos los pasajeros estaban a bordo y las azafatas dieron las indicaciones, el avión despegó, siendo oficial el inicio del viaje. Jaehwa y Hajoon estaban algo nerviosos, pero las sonrisitas divertidas de Jungkook lograron calmarlos, relajándose en cuanto no sintieron ningún otro movimiento más que el ruido apagado de las turbinas.
Durante unas horas tanto Taehyung como Jungkook se dedicaron a estar metidos en sus notebooks, terminando cosas del trabajo que enviarían en cuanto tuvieran internet, mientras los menores miraban una película, lo cual terminaron haciendo ellos también.
Jungkook sabía de sobra lo que a Taehyung le gustaba, pero esta vez el castaño lo sorprendió con una elección del género acción, sin saber que ahora el consentido estaba siendo él. Luego, no hablaron más nada.
Ya en mitad de la película, no pudieron evitar tener sueño, algo normal luego de llevar unas horas de vuelo y haber despertado temprano.
Taehyung buscó entre sus cosas, algo inquieto mientras se quejaba por lo bajo al no encontrar lo que quería. Jungkook lo observó detenidamente, sabiendo de sobra lo que lo ocurría. Ay, precioso castaño, él nunca cambiaba y el azabache lo conocía como la palma de su mano.
—Olvídate tu almohada, ¿no? —preguntó Jungkook.
A pesar de ser un adulto, Taehyung seguía teniendo esa necesidad insuperable de abrazar algo mientras dormía, él lo sabía bien y ya se le había hecho raro que no tuviera una extra mientras miraban la película.
—Si, que horror. —admitió Taehyung, algo avergonzado. Jungkook tomó la que estaba usando y se la dio sin pensárselo dos veces.— Pero te vas a quedar sin almohada.
—No importa, úsala.
Taehyung asintió, abrazándose a la almohada, sintiendo el delicioso aroma a acondicionador que Jungkook había dejado allí. Eso lo volvía loco, porque lo reconocía. Era el shampoo favorito de ambos y al parecer seguían comprándolo.
Ambos miraron la película, ya sin mucho interés en ella. La dejaban correr nomas para tener algo a donde apuntar la vista, pero en realidad ambos tenían su mente en lo mismo.