En cuanto llegaron de comer, tanto Jaehwa como Hajoon cayeron profundamente dormidos. El día de paseo más el vuelo los había dejado completamente agotados, y aunque los mayores se sentían cansados también, aprovecharían ese tiempo de soledad para estar un rato tranquilos antes de dormir.
Fresco y relajado luego de una ducha, Taehyung se dirigió al pequeño dispenser de agua que tenían en la sala entre los dos cuartos y se sirvió un poco. Solo vestía una camisa algo desabrochada que dejaba ver la mitad de su trasero. Su cabello húmedo y rizado caía con gracia sobre su frente, viéndose muy sexy ante los ojos de Jungkook, quien estaba solo en pans en el sillón, viendo unas cosas del trabajo en su computadora hasta que la aparición de Taehyung lo distrajo.
Jungkook siempre había tenido la costumbre de dormir sin bóxer y eso Taehyung lo tenía bien presente, y saber lo dotado que estaba bajo ese pantalón, lo tentaba aún más, sobre todo si no traía nada arriba, lo que dejaba ver su abdomen marcado, sus bíceps fuertes.
El azabache no podía evitar verlo de reojo. Se le caía la baba de solo ver a Taehyung así vestido. Lo conocía y sabia que se andaba paseando por la sala con la excusa de poner a cargar su móvil cuando perfectamente podía hacerlo en el cuarto. Buscaba provocar.
A Jungkook le encantaba saberlo, pero más le encantaba verlo casi sin nada. Eso lo ponia, y mucho.
—¿Quieres llevar a los chicos a la playa mañana? —preguntó, maravillado con la vista, siguiendo con detalle cada movimiento.
—Si, espero tener mi valija o tendré que comprar una malla nueva. —dijo Taehyung, dejando el pequeño vaso descartable en un mueble mientras volteaba a verlo.
Por un instante había olvidado lo sexy que era Jungkook y se preguntó en que momento habían dejado de provocarse así para luego tener un encuentro salvaje, de esos que tanto le gustaban.
—Ojalá se resuelva pronto eso... —pensó.— Yo traje dos mallas, puedo prestarte una mañana si no se resuelve lo de la valija.
—Está bien, aunque sabes que me gustan las mallas cortas y apretadas.
—Lo sé. Esa te queda, ya verás. —y sonrió de un modo un tanto seductor, sin saber que con solo ese mínimo gesto, a Taehyung se le habían erizado todos los vellos del cuerpo.
Taehyung asintió: —No duermas tarde. —caminó al cuarto que compartiría con su hijo, casi escapando de la situación al sentirse así.
—Tú duerme bien. —lo observó irse, no sin antes echar una rápida mirada a lo delicioso que se veía solo con aquella camisa encima.
Largó un suspiro en cuanto quedó solo en la sala. Era en aquellos instantes cuando más deseaba regresar el tiempo y arreglar lo que había ocasionado todo eso, hacer las cosas bien y ser la pareja que fueron antes. No se había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba hasta que lo vio ser feliz con otro, hasta que vio muerta la oportunidad de volver.
Le picaban las manos cada vez que lo tenia tan cerca. No podía abrazarlo, besarlo, dormir junto a él, hacerlo suyo y lo tenía tan cerca... pero no había nada más que hacerle, ¿realmente lograría quitárselo de la cabeza? O peor aún, ¿del corazón?
Por su parte, Taehyung se preguntaba seriamente que le pasaba, ¿por qué ahora se sentía así? ¿Qué no había sido él quien pidió el divorcio primero? ¿Por qué ahora dudaba ante la más mínima oportunidad? Estaba coqueteando descaradamente hacía unos segundos, pero le gustaba que Jungkook lo viera de ese modo, tal como hace unos años. Y por un momento, preso del pánico, pensó en llamar a Ansel, hasta que recordó que había dejado su móvil en la sala. No quería volver por él y ver a Jungkook solo en pans, por lo que optó por irse a dormir. Mañana seria otro día.