Bonito collar, ¿es tu joya? -Preguntó para entablar una conversación mientras se quitaba la capa.
Sí, ¿a vosotros qué os dieron? -Le pregunté yo.
Unos llaveros. ¿Sabes? El año pasado conocía a una chica, yo le dije mi nombre pero ella nunca me dijo el suyo y..., no sé, siento que eres tú. -Ese era el tema que principalmente quería sacar, así que me giré hacia él dándole a entender que podía quitarme la capa.
¡Eres tú! -Dijo medio sorprendido, medio ilusionado.
Sí, soy yo. Katherina, la chica que pierde pulseras chocándose contra ti y a la que rescatas cayendo de un árbol con su gata. -Dije mirándolo fijamente a los ojos y con calma.
-Después de eso los dos nos giramos hacia la ventana y estuvimos en completo silencio hasta que, pasados unos 2', nuestras abuelas entraron con nuestros guardianes indicándonos que era hora del duelo-.
Suerte. -Le dije a Jack.
No quiero hacerte daño, lo sabes ¿verdad? -Respondió con pena.
Lo sé, yo tampoco. -Contesté apenada-. Pero tienes que entender que apenas te conozco y que hare lo que sea necesario para no morir, tú deberías hacer lo mismo.
Muy bien chicos, este es un portal que lleva a una dimensión solitaria y abandonada, aquí lucharéis. Tened cuidado. Vuestros guardianes no irán, esto es cosa vuestra, pero os veremos a través de esta pantalla mágica. -Dijo Lucía-. El primero que se rinda, esté en el suelo más de 2' o quede inconsciente, pierde; tenéis prohibido usar hechizos mortales, pero por si lo hacéis sin querer tenéis una barrera protectora uno del otro pero, solo soporta dos hechizos mortales al día. Cuidado.
Y suerte. -Finalizó mi abuela la conversación.
-Entramos rápidamente y él comenzó el ataque, yo contrarresté pero, al ser un año mayor, y un chico, si es que eso influye, era más fuerte. De repente vi una pequeña cosita a la que pronto reconocí como a mi gata Arana. Rápidamente y despistando y atacando a Jack llegué hasta ella y la cogí, justo cuando la iba a poner a salvo un ataque llegó a nosotras y la dejó inconsciente, yo también estaba tirada en el suelo, muy dolorida, pero ver a si a mi gatita pudo. Me levanté lentamente con un escudo de plasma y no sé qué fue lo que hice pero una bola naranja me envolvió en el aire y empezó a soltar como grandes chispas de fuego, una alcanzó a Jack y lo dejó inconsciente y otra alcanzó a Arana que se levantó de un salto. La bola me bajó y fue desapareciendo; yo, tambaleándome, conseguí llegar hasta Jack con Arana a mis pies. A tan solo unos centímetros del chico caí rendida, sin fuerzas, y me desmayé. Lo último que recuerdo fue a las abuelas y los guardianes ayudándonos-.