Esperé pacientemente a que él llegara, no lo llamé ni tampoco le escribí. Quería que él llegara para poder hablar cara a cara. Hasta que por fin escuché que la puerta se abrió.
—Qué bueno que llegaste, te había estado esperando...
Rowen me miró con fastidio y luego se quitó la chaqueta y la colgó en el armario.
—No era necesario que te desvelaras, podías dormirte y ya. Además, sabes que no me gusta que te quedes tanto tiempo despierta, es malo para tu salud.
—Eso siempre ha tenido él, se preocupa por mí por todo y por nada, a veces parece más mi papá que mi novio.
—Sé que no te gusta que me quede despierta hasta tarde, pero esta vez de verdad tengo que hablar contigo, necesito saber dónde has estado.
Él me fulminó con la mirada y volteó los ojos exageradamente.
—No te estoy engañando, Anya, si eso es lo que piensas...
¿Qué carajos? ¿En qué momento dije que me estabas engañando?
—Eso no es lo que quiero decir. No, porque te tardes en llegar a casa significa que no estás engañando. Pueden haber otros motivos. Además, últimamente has estado más extraño que de costumbre, has estado actuando raro y te están saliendo más ojeras, además estás cada vez más pálido.
—¡Solamente necesito un poco de espacio! ¿Es eso mucho pedir? Siempre estás presionándome...
—Eso no es lo que quiero decir. No me molesta que salgas, solamente me molesta que no me digas lo que haces. Solamente sales y llegas a la hora que quieres. Se supone que somos una pareja que lleva 4 años de relación. Al menos deberías decirme algo, no.
Rowen suspiró y puso su mano alrededor de mi cuello, acariciando mi nuca.
—Solamente he estado yendo al bar con unos amigos.
—¿Y por qué no hueles a alcohol? No me vas a decir que te bañaste en casa de tus amigos, porque aunque lo hayas hecho, seguirías oliendo.
—Simplemente no tomé mucho, Anya. Además, quiero dormir, tengo sueño.
—¿Desde cuándo tienes sueño desde las 8 de la noche? Siempre te acuestas a las 3 de la mañana.
—Pues esta vez sí quiero dormir temprano. Además, mañana... te llevaré a un lugar especial y necesito que duermas.
—Ok, no te haré más preguntas por ahora, pero algún día tendrás que decirme qué es lo que pasa. Y mañana volveremos a hablar.
—Será lo mismo, linda. Si no me pasa nada, entonces no hay secretos.
Lo dejé pasar y me fui a acostar con él. Pero mi mente seguía vagando de preguntas.
Editado: 02.04.2025