Valois :
Soy hermano de Rowen; él es mayor que yo por dos años. Yo sí conozco sus secretos. Pero no podemos dejar que mi cuñada lo descubra. Voy camino a la casa de ella para asegurarme de que no lo persiga, porque él se dio cuenta y por eso fue que empezó a caminar más rápido. Debo mantenerla entretenida. Toqué la puerta y ella salió con auriculares puestos, unos auriculares con orejitas de gato. A veces dudaba que tuviera veintiocho años.
—Anya... ¿cómo estás?" Ella se quitó los auriculares y me dio una sonrisa, y yo le di un beso en la mejilla, como siempre nos saludábamos.
—Pues estoy un poco preocupada, pero sin embargo estoy bien.
Intenté hacerme el sorprendido y hacerme el que no sabía... Porque si ella se daba cuenta, seguramente me iba a preguntar y no me iba a dejar ir hasta sacar la información.
—¿Y por qué estás preocupada? ¿Ha pasado algo con mi hermanito? ¿Te ha hecho algo?
—Bueno, fíjate que nunca me había gritado y lo hizo. No lo había visto tan alterado desde hace cuatro años. Y ha estado saliendo mucho últimamente. Me preocupa que se esté poniendo tan pálido, más de lo normal.
—¿Pálido, dices? Siempre ha sido así. Yo creo que fue metido en una botella de químicos que le hicieron caer el color. Parece un papel desde que nació.
Anya soltó una carcajada y me dio un pequeño golpe en el hombro, que aunque ella viera diminuto, tenía la mano pesada.
Pobrecito de mi hermano, si la hace enojar.
—Eres malvado, pero sé lo que te digo tu hermano ha estado muy extraño y además no me quiere decir.
—Bueno, yo vine a visitarte un rato. La verdad, ¿qué te parece si cocinamos algo y esperamos a que llegue Rowen?
Anya asintió de inmediato, haciendo una expresión de alivio.
Sí, por favor. He estado muy aburrida. Si quieres, pon música en el televisor.
Rowen:
Sabiendo que mi hermano estaba en casa con Anya me hacía sentir más tranquilo, de que él podía mantenerla ocupada, pero también me hacía sentir un poco celoso. Valois suele ser un poco... coqueto. Y si hace algo, juro que vamos a tener un problema tan grande que le voy a sacar los pocos dientes que le quedan. Le quedan más que a mí, pero se los voy a sacar.
Me dirigí a mi destino, que era la casa de nuestros padres por los momentos. Me recibió mi padre y yo me senté frente a él. "
—¿Has encontrado algo? Mi padre me miró con una expresión seria, pero también con una suavidad paternal.
— Hijo, ¿tu novia sabe algo de esto?
—No, no lo sabe. Además, ella la está entreteniendo, Valois, así que me puedes decir tranquilamente. "
—He descubierto que para calmar tu sed de sangre debes cazar más. Puede que te sirva de algo. No te voy a decir que es el mayor remedio, pero sí te va a servir de algo. Creo que es mejor que morir de ganas de comerle el cuello a tu novia.
El secreto de Rowen era que era un vampiro. Y era lo que Anya no había descubierto. Estos años que he estado con ella, mi sed ha ido aumentando. Al principio no era tan fuerte, pero cada día crece más, como si se fortaleciera.
—Los años están pasando, hijo. Va a llegar un momento en el que te vas a volver loco por su sangre. Y vas a querer chuparle hasta la última gota. Por eso debes mantenerte precavido. Eso era lo que más me preocupaba. No quería que Anya sufriera por mi culpa. Pero tampoco quería que descubriera lo que estaba pasando. Iba a ser difícil, porque esta vez iba a tener que salir más para cazar.
Editado: 02.04.2025