Estaba corriendo para regresar a mi casa cuando apareció Valois atrás de mí.
—Me asustaste, imbécil. Al menos avisa.
—Oh, sí, claro. Te envío un mensaje antes de venir aquí. ¡Esto no es un juego, idiota! Debes hacer algo con Anya.
—De ella no hables así, como si fuera un estorbo. Ella me importa más que mi inmortalidad y no pienso ponerla en esta situación.
Valois hizo una cara de fastidio y se frotó la frente.
—El amor... es repugnante, pero te entiendo. ¿Crees que debamos mantenerla oculta?
Rowen se mordió el labio, luchando con sus propios impulsos, y luego miró a su hermano, quien estaba a punto de estallar en carcajadas. Hizo una pose femenina en forma de burla y una sonrisa en el rostro.
— Finje que yo soy Anya. Puedes ir allá y decirle... 'Ay, amorcito lindo, soy el vampi de tu corazón y no me importa que seas humana. Tú eres mi fresas con crema, muack muack
. Rowen le tiró una rama que estaba en el suelo, la cual Valois esquivó, y le dio una risa infantil.
—Así es como te ves cuando estás con Anya. Ni pareces un ser de la noche
—¡Ya cállate, Valois! ¿Cuándo piensas madurar de una vez por todas? Ay, hermanito, he vivido siglos y sigo siendo igual. Creo que no tengo remedio.
—Lo peor es que te tengo que soportar por el resto de la eternidad. ¿Qué castigo estaré pagando yo? Valois, con unos ojos brillando en rojo y una sonrisa sensual y divertida, caminó unos pasos hacia él.
—Me adoras, hermanito. Ahora, ¿vamos a buscar a tus fresas con crema? Digo... ¿vamos a buscar a Anya?
Rowen, por fin, soltó una pequeña risa y le dio un golpe a su hermano en el pecho.
—Andando, idiota. Llegaremos en menos de 10 minutos".
Editado: 02.04.2025