¿qué pasaría si tal vez...?

Lucas

Capítulo 1.

25 de mayo.

James Zackory.

Adolescencia.

Una etapa complicada. Algo contradictoria, a veces feliz, otras triste. Extraña, común o extraordinaria.

Sin embargo, todo el mundo es tan ridículamente estricto con los adolescentes, todos les ponen tantas trabas. Cómo expectativas a cumplir, o etiquetas. Aunque, a todo le ponen etiquetas.
Sin embargo, los adolescentes deben ser perfectos. No deben tener errores y deben estar tan felices por qué, "no hacen nada", sus únicos deberes son estudiar, hacer caso a sus mayores, entre otras cosas.

Le diré algo a todo aquel que piense eso; jamás seremos perfectos a un 100%, y no debemos ser siempre felices. No digo que no sería estupendo estar siempre feliz, pero tenemos tantas expectativas que cumplir que es más fácil estar enojado, triste, o simplemente como ya dije, estresado. Aunque a veces nos estresamos solos, pero la mayoría de veces no.

En especial, cuando ves que "todo" está a casi nada de terminar. Solo quedan meses para acabar la preparatoria y empezar la universidad, pero aún no sé cómo dejar el mundo de fantasías atrás.

Justo ahora, veo a todos salir de sus clases agradecidos de que las clases por fin terminaron y de que es viernes. Veo como corren, festejan, sonríen, van a sus casilleros y se arman los grupos de amigos.

Y lo único que puedo pensar es que caer en medio de todos sería una gran tontería, todos se burlarían. Pienso eso justamente cuando una chica choca contra mi hombro, solo puedo ver su cabello rubio pero se quién es. Su perfume la delata.

Sonrió involuntariamente.

Madeleine Wembley. Rubia, pequeña, inteligente, perfecta. Y pelirroja. Sé que dije que era rubia pero luego de que hace meses la vi quitarse una peluca debajo de las gradas entendí que realmente no es rubia. Y aunque aún no sé por qué oculta su cabello, ella se ve bien, tanto de pelirroja como de rubia.

Cierro mi casillero y me dejó absorber por mis pensamientos una vez más, aunque estoy bastante concentrado en evitar chocar con alguien.

—¿Otra vez pensando más de lo que hablas? —me pregunta Lucas chocando mi hombro con el suyo, causando que casi sufra un infarto.

—Me asustaste.

—Eso es un sí.

Dice mientras camina a mi lado. Lucas es mi mejor amigo desde que tengo uso de razón, su madre y la mía fueron amigas, eso hizo que básicamente fuera mi hermano. Aunque a veces es demasiado idiota como para ser mi hermano. O siquiera humano.

Salimos de la escuela y caminamos hasta su auto.

—¿Qué harás el día de hoy? —me pregunta encendiendo el carro.

—Hacer la tarea y comenzar un nuevo libro.

Respondo mientras conecto mi teléfono a la bocina del auto, haciendo que suene Queen a todo volumen.

—¿De nuevo? —me pregunta y aunque estoy viendo hacia la ventana sé que me está viendo.

—Sí, los libros que compre no se leerán solos —digo de manera obvia.

—¿Cuándo comenzarás a socializar? —me pregunta y suspiro, hay viene esa platica otra vez.

—¿Cuándo dejaras de ir a fiestas? —le pregunto sarcásticamente.

Me voltea a ver irritado. Y yo solo puedo verlo de la misma manera, esta plática es de todos los días. Ahora dirá; "Ya se acabara nuestra adolescencia, James"

—Ya se acabará nuestra adolescencia, James.

Reprimo una risa, lo sabia. Mismas frases, mismo tema y mismo regaño. Me trata como un niño a veces, aun cuando soy mucho más responsable que él.

—¿Desde cuándo no salir está mal? —le pregunto. Ya que siendo objetivos, es poco productivo ir a una fiesta.

—Desde que te da miedo hacerlo.

Me comenta y ruedo los ojos. No me da miedo, solo es para cuidar mi integridad física y emocional. Salir es peligroso, conocer personas es peligroso e ir a fiestas es súper (en mayúscula y con rojo) peligroso.

—Es solo supervivencia básica, no vas a un lugar lleno de peligros a divertirte.

Se ríe y bufo, se está riendo de mí, como siempre.

—¿Cómo sabes que es peligroso si nunca has ido? —pregunta.

—Por qué tú vas ahí, y la última vez que te hice caso de ir a un lugar terminamos en un prostíbulo.

Lo acusó y comienza a reír a carcajadas. Escondo mi sonrisa, si sonrió creerá que gano y le volverá a dar igual mi opinión.

—Debí grabar tu cara ese día, estabas realmente asustado, avergonzado y pedías perdón cada 10 segundos —me recuerda y le digo idiota—, ah, también me insultabas cada 2.

—Eso justifica lo que dije, ir a cualquier lado contigo implica, terminar asustado y avergonzado.

—Aun así, una fiesta es algo más relajado que un prostíbulo.

Comenta y ruedo los ojos.

—No, gracias, prefiero prevenir que lamentar.

—Eres un desgraciado con suerte, si no fueras mi mejor amigo, te golpearía —dice pareciendo enojado.

—Típico de un jugador de americano, resolver las cosas con los puños —comento y me da un golpe en el hombro.

—Eres un idiota, sabes que no soy así —dice y rio, si lo sé, el definitivamente es todo lo contrario a un jugador de americano sin neuronas.

No contesto nada e intento dar el tema por terminado, subo el volumen del radio y él lo apaga.

—Esto aún no acaba.

Ruedo los ojos.

—Vas a ir a la fiesta si o si, no es pregunta —dice y rio. Definitivamente no iré.

—Como tú digas, cruela —contesto riendo.

—James Zackory, deja de ser tan inmaduro.

—Lo dice el muy maduro —le contesto con sarcasmo.

Bufa.

—Solo vamos, ves todo luego lo analizas, lo piensas como siempre un millón de veces y si no te gusta, nos vamos en ese mismo instante —me dice o ruega, realmente no lo sé.

Suspiró, creo que sí lo hago ahora, luego podré rechazarlo cada que me pida ir a una fiesta. Analizo rápidamente cada posibilidad, luego lo miro y suspiro.




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