¿que pasó?

XX

Llegué al colegio de buen humor, casi tarareando, porque mi madre me había contado en el desayuno que estaba organizando un paseo con la familia de Álex. Solo de pensarlo me dio una pequeña chispa de emoción; son personas agradables y siempre me hacen sentir bienvenida.

—¡Eva! —escuché a mi derecha.
Me giré y vi a Rossi acercándose con una gran sonrisa, agitando la mano como si no me hubiera visto en semanas.

—Hola, Rossi. ¿Qué tal? —respondí, ajustando la correa de mi mochila.

—Bien, todo bien… —dijo, pero su tono tenía ese matiz travieso que anunciaba que algo tramaba—. Oye, quería preguntarte si me acompañas hoy al salón de belleza.

—¿Al salón? —arqueé una ceja, curiosa—. ¿Y para qué?

—Me voy a hacer un cambio de look. —Se llevó un mechón de su cabello a los labios, como si estuviera ya visualizando el resultado—. Creo que tú también deberías, te quedaría genial.

—Mmm… no gracias. —Negué con una leve sonrisa—. Adoro mi cabello largo y negro, no pienso tocarlo.

—¡Ay, Eva, no seas aburrida! —me dijo entre risas—. No te digo que lo cortes, tal vez solo un toque de color… unas ondas… algo distinto.

—Rossi, si me lo tocan, lloraré —bromeé, cruzándome de brazos.

—Exagerada —bufó, pero con una sonrisa divertida—. Bueno, aunque sea acompáñame, necesito apoyo moral.

—Buenooo… —solté, arrastrando la palabra—. Pero solo porque después quiero un frappé de camino a casa.

—Trato hecho. —Chocó su mano con la mía como si hubiéramos cerrado un gran acuerdo.

Caminamos juntas hasta los casilleros, charlando de cualquier cosa, hasta que mi mirada se desvió y los vi: Álex y Anara, conversando muy tranquilos en una esquina del pasillo. Rossi también los notó, pero no dijo nada.

Me fui directo a mi clase. Todo estaba tranquilo… demasiado tranquilo. Parte de mí deseaba que siguiera así todo el día, sin sorpresas.

Más tarde, cuando tocó entrenamiento, fui a cambiarme. Mientras me amarraba el cabello, noté que Anara estaba especialmente contenta, hablando y riéndose con otra de las chicas. Bueno, su problema, pensé, encogiéndome de hombros.

La entrenadora nos reunió.
—¡Vamos, chicas, estiramiento! —anunció con energía.

Comenzamos la rutina: brazos, piernas, saltos… todo lo habitual, hasta que nos dieron un descanso de tres minutos. Aproveché para tomar agua y estirar un poco la espalda.

De pronto, por el rabillo del ojo, vi a Álex entrar al gimnasio junto a Iván. Alcé la mirada y él levantó la mano. Por un segundo —solo un segundo— pensé que era para mí.

No, tranquila, Eva, no reacciones todavía…

Felizmente no hice ningún gesto, porque inmediatamente vi cómo Anara se acercaba y lo abrazaba como si se conocieran de toda la vida.

—¿Eh? —murmuré para mí, en voz baja.

Sacudí la cabeza y me obligué a apartar la vista.
No es asunto mío, repetí en mi mente, como si así pudiera convencerme.
—Voy a formar dos equipos de seis —anunció la entrenadora—. Las capitanas son… Anara y Evangeline.

Los equipos fueron formados y comenzó el partido. No me enfoqué solo en ganar; como buena capitana, mi prioridad era dar ánimos, corregir errores de forma constructiva y mantener la calma del equipo. Anara, en cambio, jugaba a su manera: gritos, miradas cortantes y cero paciencia. Como dije, es asunto de ella.

El marcador final nos favoreció, y aunque no era una final, siempre se siente bien ganar.

—Es todo por hoy, pueden retirarse. Hasta la próxima —comentó la entrenadora, sonriendo.

Fui a los vestuarios, me cambié, guardé mis cosas… todo estaba en orden. Cuando salí de los baños, el lugar estaba casi vacío; las demás ya se habían ido. Casi todas.

—Evangeline… —escuché a mi espalda—. O mejor, ¿te digo Nova?

Me detuve en seco. Giré lentamente.
—Sabes perfectamente que no tienes derecho a decirme así.

Anara sonrió de lado, como si disfrutara cada segundo.
—¿Por qué no? —preguntó con una falsa inocencia, que no le quedaba nada bien.

—Ve al grano, Anara. —Cruzando los brazos, la miré fijamente.

Ella dio un paso hacia mí.
—Aléjate de Álex.

¿Qué?
—¿Y según tú, por qué? —pregunté, alzando una ceja.

—Porque él es mi amigo… y tú no puedes estar con él.

—Sabes que ya no soy como antes —respondí con calma, aunque por dentro hervía.

—Sí, claro. Gasta la fuerte, pero al final… —se inclinó un poco, bajando la voz— vas a estar sola.

Guardé silencio, sin darle el gusto de verme alterada.

—¿O quieres que te recuerde lo que pasó con Nataly? —añadió con esa sonrisa venenosa.

Maldita…

—Solo te digo esto: aléjate de Álex o te haré la vida de cuadritos nuevamente. Recuerda lo que pasó… que te quedaste sola, que dejaste de ser modelo, que dejaste de ser capitana… Todo eso puede volver.

No sé en qué momento reaccioné. Cuando volví a la realidad, Anara estaba en el suelo. Su grito agudo resonó en el vestuario y me sacó de mis pensamientos como un balde de agua fría.
—¿¡Qué diablos pasó acá!? —grito, agachándose para ayudarla a levantarse.
—Me… me empujaron… —dijo con la voz temblorosa. Claramente finjida
—¿Quién? —pregunto, mirándola fijamente.
Antes de que Anara pudiera responder, volteo y me miró con una cara de enojo

—No fue lo que parece —dijo ella con voz firme
—¿Seguro? —pregunto, apretando los dientes.
—Seguro —repeti, sin apartar la mirada.

El ambiente estaba tan tenso que hasta el sonido del balón rebotando en otra cancha parecía lejano.
—Evangeline, ¿qué fue lo que pasó acá? —pregunto, mirándola fijo—. ¿Por qué empezaste con Anara así? ¿Qué te hizo?
Murmuré algo entre dientes no sé por qué.
—Habla bien, carajo —solto con el enojo.
El nunca me había hablado así.
En ese momento, Iván se acercó, con el ceño fruncido, viendo de un lado a otro.
—Cálmate, Álex. ¿Qué haces gritándole así a Eva?
—¡Empujó a Anara! ¿Cómo quieres que me ponga?
—Eva, luego hablan —dijo Iván, intentando mediar.
—Adiós, Iván —respondi, dirigiendome a la salida
Salí del vestuario con pasos rápidos, sin mirar atrás. El aire afuera se sentía más frío de lo normal, o tal vez era yo que estaba hirviendo por dentro. Llegué al estacionamiento, me monté en mi moto y saqué el celular con manos temblorosas. Marqué el número de Rossi.



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En el texto hay: rivalidad

Editado: 21.10.2025

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