¿qué pasó con Javier Blade?

Capítulo uno

Estaba sentada, con los codos recargados en el escritorio y las manos sosteniendo su cara. La directora general de la empresa más grande de la ciudad estaba en problemas, y no sabía cómo iba a solucionar un incidente tan grande.

Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta de que alguien había entrado a su oficina al menos hacía cinco minutos.

—Esmeralda, ¿te encuentras bien? —preguntó su hermano Leonardo al verla tan perdida, sin percatarse de que alguien estaba frente a ella.

—Oh, Leo, no te escuché llegar. Dime, ¿en qué puedo ayudarte?

—Nada, solo venía a saludarte y a ver cómo estabas.

Esmeralda se echó hacia atrás mientras dejaba salir un gran suspiro.

Se había enterado de que el vicepresidente de TeleCom, Javier Blade, había huido de la ciudad con el dinero de grandes inversionistas. Quienes aún no sabían nada de este gran problema, porque Esmeralda se había encargado de mantenerlo oculto. Pero ahora tenía que resolver lo más difícil: encontrar a Javier, estuviera donde estuviera, y hacerlo pagar cada centavo. Ella no estaba dispuesta a regalarle ese dinero a nadie, y menos a Javier.

Javier, un hombre alto de 30 años, con un semblante duro, era en realidad una de las personas más cariñosas y juguetonas que cualquiera pudiera conocer. Por eso era el mejor amigo de Leonardo y Esmeralda desde la adolescencia. Pasaban horas juntos, pues la diferencia de edad entre ellos era mínima.

—Sé que a ti no te puedo ocultar nada, Leo, pero en este momento no puedo hablar contigo. Necesito organizar mis ideas para poder contarte todo lo que ha pasado en estos días. Sé que los empleados no tardarán en hablar, y por eso debo darme prisa con todo esto. Pero, ¿qué te parece si hablamos en casa esta noche? —dijo Esmeralda con una sonrisa apagada en el rostro.

Leonardo asintió y se retiró de la oficina. Sabía que su hermana solucionaría cualquier problema, pero no dejaba de preocuparse por ella, pues seguía siendo su hermana pequeña.

Esmeralda giró su silla para mirar la hermosa vista desde su oficina. Podía ver desde allí el inmenso mar que rodeaba la ciudad. A pesar de ser invierno, la invitaba a darse un baño en esa agua tan bella y azul.

Necesito ordenar mis ideas, saber qué paso seguir en toda esta enredadera que creó Javier. Necesito entender por qué Javier nos traicionó de esta manera… por qué me traicionó a mí, se dijo Esmeralda para sí misma.

Se levantó y tomó su abrigo. De este cayó una hoja al suelo. La tomó y, sin darle importancia, la guardó de nuevo. Dio un último vistazo a su oficina y salió de ella.

Condujo a casa, pensando en cómo le diría las cosas a Leo. Cómo le confesaría a su hermano mayor que estuvo en una relación secreta con Javier, y que, por eso, él terminó robando el dinero.

Llegó a casa, estacionó su coche en la entrada y, cuando bajó de él, notó algo extraño: la puerta no estaba cerrada y no se veía forzada. Tomó sus llaves entre los dedos, creando una garra con ellas, y caminó sigilosamente hasta la entrada. Abrió lentamente la puerta… y lo que vio dentro la hizo caer.

Con el rostro pálido como una hoja blanca y los ojos rojos, inyectados de sangre, lo único que pudo hacer fue cubrirse la boca con una mano temblorosa para ahogar el grito que salía de su garganta




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.