¿qué pasó con Javier Blade?

Capítulo tres

Esmeralda le pidió que, por favor, tratara de ser lo más frío posible. Abrió la puerta mientras hablaba.

—Llegué a casa y noté algo extraño, la puerta estaba abierta y, cuando entré… Javier… Javier estaba aquí, Leo. —Esmeralda soltó en llanto mientras apuntaba con una mano el cuerpo pálido de Javier.

Leo se asustó y abrazó a Esmeralda.

—Pero… ¿pero qué ha pasado aquí, Esme? Tú… tú…

Esmeralda lo interrumpió.

—Claro que no, Leo. ¿Cómo puedes siquiera pensarlo? Jamás haría algo así, lo sabes. Soy tu hermana menor, nunca lo haría.

—¿Qué vamos a hacer? ¿Ya hablaste a la policía? Esto no pinta nada bien, Esmeralda. ¿Quién más sabe lo que pasó en la empresa? —preguntó Leonardo, aún en shock por lo que estaba viendo.

—No, no he hablado, pero sé que es lo correcto. Y solo sabe Samuel. Él se encargó de que esto no se difundiera para no asustar a los inversionistas. ¿Por qué lo preguntas? ¿Crees que me puedan culpar por eso?

—No lo sé, hermanita, pero hay que hablar ya a la policía. No puedes estar con un cuerpo aquí, en tu casa, en medio de la sala.

Esmeralda llamó a la policía y, en cinco minutos, ya estaban en su domicilio. Hacían miles de preguntas, había oficiales por todos lados, criminalistas revisando cada rincón, tomando huellas y fotografías.

—Señorita, soy el agente Pablo Ruiz, y ella es mi compañera… —

—Zazil Rodríguez.

—Necesitamos hacerle unas preguntas. ¿Nos puede acompañar? —dijo la agente Zazil, mientras le señalaba un costado de la casa.

Esmeralda asintió con timidez y se dirigió hacia donde le indicaba la agente.

—Y bueno, señorita Esmeralda Dorantes, cuéntenos: ¿de dónde conoce a la víctima? Y, por favor, sea lo más sincera posible. ¿Qué pasó aquí esta noche?

Esmeralda miró a los agentes y reprimió un suspiro. No quería parecer culpable. Además, tenía los nervios de punta.

—Bueno… Javier ha sido amigo de la familia desde que éramos niños. Sus padres son amigos de los míos, y desde ahí inició la relación.

—¿Relación? —preguntó el agente Ruiz.

—Amistad. Entre los tres: mi hermano, Javier y yo.

—Entonces, ¿únicamente fueron amigos todos estos años?

—No. Tuvimos una relación, pero esta terminó hace meses.

—¿Por qué? —preguntó la agente Rodríguez, mientras miraba a su compañero.

—Bueno, cuando acepté el puesto en la empresa de mi papá, no quería que él supiera que estaba en una relación. No quería recibir un enorme sermón sobre por qué no se debe relacionar con compañeros de trabajo. Así que lo platiqué con Javier y quedamos en mantenerlo en secreto mientras yo pensaba cómo contárselo a mi padre. Pero ese momento nunca llegó, entonces Javier decidió terminar con lo nuestro.

—Ya veo. Y dígame: ¿cuándo fue la última vez que vio a Javier con vida?

—Lo vi hace tres días, agente. Hace tres días decidió darme su renuncia y fue la última vez que lo vi.

Los agentes se miraron entre ellos. Creían completamente que Esmeralda era la responsable del asesinato de Javier Blade.

—Bien, señorita Dorantes. Seguiremos con nuestra investigación. Le recomendamos no salir del país y estar disponible para preguntas que puedan surgir en estos días. ¿Tiene dónde pasar la noche?

Esmeralda asintió.

—Bien. Nos seguiremos viendo. —Los agentes se despidieron de Esmeralda y se retiraron.

Esmeralda entró a su casa por última vez, tomó lo básico y se fue con su hermano.




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