¿qué sucedió en Seattle?

Capítulo 11: ¿Amigas?

Marcaban las doce de la noche y aún la castaña no llegaba a casa. Había estado haciendo un proyecto de la escuela para la clase del profesor Gilbert. A pesar de lo sucedido las primeras semanas que estuve en su aula, he logrado progresar a ser la mejor estudiante que tiene. Decía que se notaba mi pasión hacia las imágenes. ¿Cómo no hacerlo? Si eran las que mostraban el alma de las personas.

Mi concentración era tan absoluta que no me había percatado que Celeste estaba en la ventana, tocando fuertemente, llegándome a asustar. La ayudo a entrar por ella, cuidando a la vez el proyecto que estaba haciendo.

Ella ni siquiera lo evitó, pude notar un morado que le estaba creciendo en el lado izquierdo del rostro. Su cara estaba roja, y podía visualizar unas pequeñas gotas de lágrimas, al parecer se las había limpiado antes de entrar por la ventana.

—¿Quién te hizo eso? —Mi voz sale temblorosa, estaba preocupada.

—No es nada, unos tipos se metieron conmigo y recibí un golpe. Pero no hicieron más nada, solo se llevaron el poco dinero que traía encima.

No le creía nada.

—Dios, Celeste, debemos llamar a la policía antes de que sigan haciendo de las suyas —sugiero, acercándome hacia ella mirándole a los ojos azules que tenía.

No me gustaba verla así. Parecía perdida, desorientada. Esta vez, ella era el cachorro persiguiendo algo. ¿Qué era ese algo? Sabía que me mentía, algo estaba pasando y no sabía que era. ¿Qué habrá pasado para que esté así?

—No hace falta, ni siquiera les pude ver el rostro. Solo... solo necesito un abrazo.

 Mi cara de perplejidad era notable a kilómetros. De un momento a otro, sin decirle nada, ella me abraza. Sabía con exactitud lo que debía hacer. Tenía que olvidar mis nervios e inseguridades. Celeste no necesitaba a alguien con afecto romántico, solo necesitaba una amiga. Una que estuviera ahí siempre que lo desease, y esa iba a ser yo. Yo sería ese hombro que necesitaba para que llorara todas sus penas, cada vez que ella quisiera. Aunque eso significase que tuviera que olvidar mis sentimientos.

***

—El proyecto que entregó tuvo una calificación diez de diez, señorita Chester. Mis felicitaciones —habla Gilbert.

—Gracias, profesor —Le dedico una sonrisa, cerrando mis ojos un poco.

Han pasado dos semanas desde que pasó lo de aquella noche. He estado evitando relacionarme sentimentalmente con Celeste. Me era difícil tratar de olvidar todo lo que yo sentía. Nunca me había hablado del tema y eso mejoraba más la situación de yo superarlo. Además, si nunca me dio una respuesta, significaba que no sentía lo mismo por mí; prefería pensar eso antes que hurgar más en la herida que se estaba cerrando.

Luca me había estado mirando más de lo común. Nunca quise prestar atención a ello. Era un tipo bastante raro, y aunque creía que le hacía mal a Celeste, nunca me metí en ello. Había un aura en su alrededor que me picaba la curiosidad. Pero debía mantener mi promesa de ser solo amiga de la pelicorta. Suponía que todas esas dudas que proyectaba hacia él eran simples celos míos.

La campana de la salida resuena por los pasillos. Los adolescentes empezaban a salir para ir a sus casas, o a dónde sea que fuesen. Antes de que pudiera salir por la puerta, llaman mi atención mencionando mi nombre. Era Luca.

—¿Qué sucede?

Trataba de evitar alguna charla con él, no me inspiraba nada de confianza.

—Quería pedir disculpas por comportarte de ciertas maneras contigo y con Celeste.

¿Se disculpa? Esto era poco creíble, la verdad. Yo no digo nada, y él prosigue:

—En serio amo mucho a Celeste, no quisiera que nada malo le pasase. No me imagino una vida lejos de ella. Es tan... ya sabes, tú debes de entenderlo.

Sus palabras hacían crujir mi corazón. Tomaba aire profundamente para lograr estar calmada.

—Sí, entiendo lo que quieres decir.

—Por eso. Quisiera, pedirte una cosa —muestra una risa en la comisura de sus labios. No sabía si era sarcástica o era una de verdad.

—¿Qué cosa?

—Verás, sé que nos amamos, pero, siento que está más lejos de mí. ¿Podrías hablar con ella? Cómo esa amiga que eres.

—Luca, eso no me incumbe en lo absoluto. No me puedo meter en su relación.

«Si lo llegase a hacer, me rompería más de lo que estoy.»

—Te lo pido, de favor, por Celeste.

Lo pensé varias veces antes de darle una respuesta.

—No prometo que lo haré.

—Con eso me basta.

Y acto seguido se despide de mí con un: «ya me tengo que ir» y cruza la puerta del aula de fotografía. Cómo de costumbre, iba a pasar por frente del salón de pintura. Aunque quisiera evitarlo, me quedaba más cerca por estos pasillos para llegar a la salida.

Y ahí estaba ella. Trazando líneas de distintos colores con un pincel. Su mano izquierda se encontraba agarrando la paleta de colores. Mientras que con la otra creaba el arte. Estaba tan escéptica de lo que estaba haciendo. ¿Qué pintaba que la hacía llorar?. Notaba como una gota salada rodaba por sus mejillas. No pude evitarlo, pero debía tomar una, aunque sea la última.



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En el texto hay: #romance, #lgbtq, #dudas

Editado: 04.09.2022

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