El avión estaba despegando. Era la segunda vez que viajaba en uno. Esta vez, no había una persona con sobrepeso a mi lado haciendo que me faltase el aire, era Gilbert leyendo una revista sobre el nuevo perfume que había salido a la venta.
—¿Nerviosa? —Me dice a la vez que se voltea para verme.
Yo sonrío y con un toque de felicidad respondo:
—Algo, esto de ser reconocida por muchas personas me es emocionante.
—Me alegra que hayas participado. Procura prestar atención a las preguntas que te hagan, podría haber alguien observando tu arte más allá de lo simple.
La comisura de mis labios forma una cueva dando señal de que le presté atención.
El viaje fue rápido, no demoró más allá de tres horas y ya estábamos en el aeropuerto de Los Ángeles. Lo que sí demoró fue el recorrido hacia el museo. Mientras que con mi móvil solo me percataba de los mensajes de aliento de mis padres, más los de mis amigos.
Iba lo más formal posible. Una blusa negra con un pantalón de color mate marrón, y un lazo blanco que me sostenía el cabello castaño en una coleta bien alta.
La seguridad estaba tambaleándose con los elefantes en una cuerda de telaraña. Mis pies parecían estar en un concierto con Girl in Red, de tanto que se movían por si solas.
Efectivamente: porque estaba nerviosa.
Solo debía mantener la calma, y si había algún comentario dañino sobre mi fotografía, aprender al máximo de él. Pero no molestarme, no formar algún show. Debía mantener la compostura.
La construcción era bastante grande. Paredes blancas y lisas por fuera. Daban la impresión de que por dentro habría un gran espacio desde el techo hacia el suelo. Era tan enorme ese museo, que sentía que un cuadro se quedaría minimizado en su interior.
—¿Lista?
—Eso creo —Suspiro.
Pongo un pie en aquel lugar, y mi descontrol con las emociones aumentaron. Había muchas personas, demasiadas. Al igual que muchos cuadros, unos de pintura, otros de fotografías; pero todo se juntaba formando una sola obra.
Había varias secciones de exposición. Todo lo que había aquí eran de estudiantes que habían ganado el concurso. Todo era obra de personas de mi misma edad, vaya talento...
La sección de fotografía estaba al lado de la de pintura. Un leve arco separaba cada habitación, dando gran visibilidad hacia las demás habitaciones.
Mi fotografía estaba siendo rodeada por muchas personas, algunos hablaban inglés, otros español, y otros italiano. Típicas preguntas de «¿que sentías cuando tomaste la foto?» «¿cómo lograste ese contraste?» «¿qué cámara usas?» Todas eran respondidas con una sonrisa en el rostro. A pesar de que algunas me parecían algo "estúpidas".
Me gustaba que la foto ganadora tenía el alma de Celeste. Aquella última foto qué le había tomado fue la elegida por mí. En las imágenes que imprimía mi cámara no se le notaba mucho los detalles, ya que era algo pequeño. Pero, su lágrima era la protagonista. Sus ojos azul celeste estaban cristalizados mientras qué pintaba en un lienzo. Las sombras y la claridad de la ventana donde dibujaba hacían el contraste perfecto, haciendo que ganase aquel concurso.
Tenía que agradecerle a Celeste algo más, el haberme ayudado a ganar y darme esta oportunidad de estar aquí.
La multitud a su vez me estaba dando un leve ataque de ansiedad. Preguntas, miradas, analizándome, críticas, y más preguntas solo me atormentaban. Así que decidí irme de allí. No sin antes decir «Voy al baño, ahora regreso a contestar todas sus preguntas.» Con una sonrisa falsa plasmada en el rostro.
—¿Mucha presión? —dice un desconocido que aparentaba unos treinta años, al darse cuenta de que huía de aquel lugar.
—Sin lugar a duda. Es mi primera exposición.
—Tienes un don, señorita Ágata. He estado investigando tu trabajo y tu arte me llama la atención.
Confundida, y frunciendo el entrecejo en desconfianza, le miro. Del bolsillo de su pantalón saca una tarjeta, donde decía su nombre y a su vez el cargo que representaba. Era un cazador de arte.
—¿Y qué me quiere decir con eso, señor?
—Puede tutearme, no me molesta. Y lo que quiero decirle con esto es que le ofrezco trabajo. Me encanta el modo de como captura el mundo, el cómo lo ve. No sé, siento que estoy dentro de cada imagen que has publicado a tus redes.
¿Esta sería la oportunidad que necesitaba? Sentía que tenía mi sueño en mis manos, que era solo presionar un botón y al instante todo se solucionaría. Pero no le conocía de nada, tenía que investigar. Por ahora mi respuesta sería «Voy a pensarlo.»
Mientras solo me dedicaría a ver cada cuadro que se presentaba en aquella construcción. Varias personas me veían "raro", hasta que una se me acercó diciéndome que si yo era la modelo de un cuadro que había en la sección de pintura.
Y aunque estaba algo confundida y sorprendida por las posibilidades, fui a la habitación que evitaba a toda costa. Aunque pareciera algo falso, pude verme reflejada en una pintura. Era demasiado realista, un retrato perfecto. Eso solo podía significar una cosa: ella estaba aquí.