CAPÍTULO 14
-Nicolás-
Supe desde el primer momento que su arma no funcionaría, atiné a dejar a esa mujer sobre la silla, pero Eva simplemente me demostró que su fragilidad se esfumaba ante momentos críticos, tan así que la sorpresa me invadió, gracias a su decisión y a su sorpresivo carácter definiendo la situación sin miramientos por salvar a aquella familia. ¿Así eras siempre? Pues el miedo que usualmente la abrumaba parecía esfumarse por los demás, eso era bueno...aunque aún tenía mis dudas con respecto a su valentía, esa, misma que ella parecía no notar en ella.
Había pasado mucho tiempo sin verla, en primer lugar por mi madre, cada vez iba desmejorando un poco más, y necesitaba estar con ella porque su vida me tenía en vilo. Luego, Carolina, había estado esforzándome con locura para regresar con ella, pero, con el correr del tiempo estaba insistiendo menos, sus caprichos constantes, su evidente deseo por verme rogando por su perdón, producían solo que me caldeara aún más simplemente porque Carolina no creía ni una sola pizca sobre mis verdaderas intenciones. Y cuando más deseaba aferrarme a ella, aparecía Eva, con sus reacciones inesperadas, con su esfuerzo esperándome para aprender algo que de por si le costaba, luego ayudando a esa familia sin importar que podía salir lastimada de gravedad.
Cuando la vi llegar al hospital sana y salva, sentí un alivio abrumador, extendí de forma inconsciente mis brazos hacia ella desenado asegurarme que estuviese bien, pero, de pronto algo me indicó que debía parar allí. Me detuve de forma repentina.
Solo me quedé con su imagen. El cabello trenzado estaba desaliñado, lucia algo pálida, noté que en un par de oportunidades suspiró con suavidad ocultando algún dolor en su cuerpo.
Yo estaba rompiendo con lo que reclamaba de ella: buscar a quién amar. Eso intentaba hacer ,pero, cuando Eva estaba cerca de mí me estaba topando con sentimientos que me desconcertaban por completo. Algunas madrugadas había entrado en su habitación pues cuando llegaba a casa notaba que la luz de su velador se encontraba encendida, la primera vez pensé que yacía despierta, pero, no, estaba dormida sobre los libros, entre posticks y rotuladores, fue cuando tomé la idea de dejarle mensajes, pues no nos veíamos durante el día y comenzó a agradarme ver la luz de su velador encendido era como si alguien estuviese esperando por mí y cuando eso ocurría simplemente sonreía era imposible no hacerlo. Eva descansaba con tranquilidad, a veces repetía dormida definiciones y otras solo me quedaba viendo lo bonita que se veía durmiendo con serenidad, pues mis noches eran explosivas y verla dormir con tanta tranquilidad me causaba cierta calma, hasta que una de esas noches, una vez más tuvo una de esas pesadillas que parecían abrumarla cada tanto, pues no podía salir de ella, su cuerpo se encontraba de costado, sollozando en su sueño, pero también en su realidad, pues las lágrimas caían bajo sus párpados cerrados.
—Lo juro…juro…que voy a cumplir, —y sollozaba de forma angustiante, sus manos se aferraron a las sábanas de forma inconsciente como si su cuerpo luchara por desear despertarla de su pesadilla, jadeó aturdida y totalmente turbada, estuve a punto de despertarla, pero…¿eso estaba bien? Estiré mi brazo hacia su hombro, detuve mis dedos cuando la oí nuevamente—Thomas quiso volver, es mi culpa perdón…perdón…—me alejé , quitando mi brazo alejando mis dedos de su hombro, ¿Quién te causaba tanta tristeza? ¿Por qué jurabas algo que parecía una tortura interminable? ¿Thomas? ¿Tanto daño te hizo que vives atormentada por él?
Y sin entender qué me ocurría una tristeza me invadía produciendo una turbación en mi corazón que me desconcertaba por completo…
Eva no se fue de la sala de espera hasta que la operación terminó. Se encontraba sentada bebiendo algo de agua en un pequeño vaso descartable. Cuando me vio salir, lo apartó dejándolo a un costado.
Sus ojos iban directo hacia los míos, ella había descubierto mi secreto, a pesar de que mi rostro era neutral, Eva con el correr del tiempo aprendía a descifrarme eso era bueno y también muy malo para mí, pues, no estaba acostumbrado.
—Algo no salió bien…¿verdad? —asentí con debilidad, sentándome en uno de los lugares vacíos, ella se acopló a mi lado.
—Suelo ser el encargado de dar las malas noticias, voy a esperar a que ella despierte de la anestesia.
—El bebé…—murmuró Eva apretando sus labios con suavidad soportando un sollozo.
—Hicimos lo que pudimos, lo siento…no llegamos a tiempo. —Eva asintió sin miramientos, quitándose las lágrimas de los ojos, entonces de forma sorpresiva sus manos tomaron las mías , sin darme cuenta las había ajustado apretándolas con fuerza. Me sentía impotente ante la situación.
—Muchas gracias—su mirada brillaba, una tenue sonrisa triste se asomaba en su boca.
—Hay cosas que no puedo evitar, y esta es una de ellas…
—sin ti todo habría acabado mucho peor, en verdad: muchas gracias —sus suaves manos se acoplaban a mis puños cerrados como dos rocas.
—Doctor, la paciente ha despertado.
Me voltee hacia Eva, sus manos se deslizaron de las mías con delicadeza dejándome libre.