Que tus besos No sean de Amor

Capítulo 16

CAPÍTULO 16

 

 

-Eva-

Jadeaba adolorida mi espalda punzaba demasiado,  tuve que ir a una consulta médica, pues el dolor era molesto , ¿por qué hacía todo tan difícil? Teniendo un doctor en casa no fui capaz de dejar que él me revisara, bueno también tenía mis razones, y una de ellas era la turbación que sentí cuando me sostuvo: ¡claro que había notado cómo me tocó! Aun así :¡por qué no acepté su disculpas! Pensé que iba a pasar desapercibido pero al parecer él siempre estaba atento a todo, como si tuviese sentidos de más lograba desencajarme con demasiada facilidad.

Me turbaban sus besos, me confundían sus palabras esas mismas que Nicolás no evitaba decir sin el más mínimo rodeo: “…antes de llegar a Eva: ¡Recuerda que yo existo!”

No mentía cuando decía que él era literalmente alguien directo, su personalidad no le permitía dar vueltas sobre algo. Eso parecía ser un problema para mi…

Y sus sonrisas, eran…lo más lindo que en mucho tiempo que había apreciado de alguien, pues su carácter tan frio y distante no concordaban cuando él sonreía pues cuando lo hacía realmente podía atrapar el corazón de cualquiera, agradecía que eso ocurría muy poco en él, de lo contrario me estaba poniendo en una situación difícil.

Vamos…Eva…él ya tiene a alguien, y va a regresar con ella  —murmuré aturdida, mi corazón estaba confundiéndome, hacía mucho que eso no me ocurría, no en mí, no con todo lo que había pasado…pues yo ya estaba sentenciada a cumplir con mi promesa junto a  esa culpa que me producía ansiedad, esa misma que ocultaba de todos los que creían que había superado el pasado, el miedo y la vulnerabilidad hacían de mi alguien insignificante, pero cuando Nicolás estaba cerca mío, su valentía parecía contagiarme empujándome a batallar contra aquello que llevaba oculto como una tumba dentro de mí.

Fue cuando recordé a Esteban, sinceramente pensé que él era un lunático, cosa que no se alejaba de la realidad, pero, cuando habló de todo lo que le había ocurrido, entendía su nivel de desesperación, su compañera lo había abandonado, estaba solo, se salvó de sobrevivir casi de milagro,  memoricé los nombres de las personas a las que nombró, fue lo que me impulsó una vez más a hacer cosas que quizás debía dejar en el olvido.

El padre de Thomas me observó con seriedad, se encontraba con su placa colgando de su cuello, vestía de forma informal, revisaba carpetas de cartón llenas de papeles.

   

—Ya no deberías venir, solo causas problemas, además ,Eva, el caso va a ser cerrado dentro de unas semanas—me indicó con cierta indiferencia moviendo su vista hacia mí. Me sorprendió saber que cerrarían el caso,  aquello no me lo esperaba, tragué con dificultad conteniendo mi angustia.

—Vengo por otro motivo—dije con seriedad, el padre de Thomas frunció levemente el ceño al parecer había pillado  su curiosidad.

—Antes de eso: ¿por qué estás de civil? ¿no deberías estar en el trabajo a estas horas?

—Me suspendieron por un corto tiempo—respondí, el padre de Thomas  frunció aún más el ceño.

—No acatas ordenes, Thomas nunca se equivocó cuando decía que eras impredecible con los demás.

Asentí aguantando un remordimiento  que me oprimía nuevamente.

—Ten cuidado porque eso es peligroso, ya te lo he dicho miles de veces, puedes terminar mal un día de estos ¿acaso buscas eso? —me regañó.

—Por eso mismo estoy aquí, quisiera que escribas el nombre de algunas personas que necesito que recuerdes en caso de que algo ocurra y no pueda decírtelo a tiempo, son personas que han muerto de forma extraña…—comencé diciendo, viendo como la cara del padre de Thomas iba endureciéndose aún más,  tomó una hoja y un lápiz de mala gana ,en él, eso significaba un: sí.  Quizás solo lo hacía para que me fuese de una buena vez , pero, no podía perder la chance—Carla, Frank, Ravenna, Will…

—¿Apellidos de todos ellos? ¿causas de muerte? dame más datos—me exigió con poca paciencia.

—No tengo mucha información, solo muertes extrañas causadas por cortes profundos…datan de quizás los últimos dos o tres años—el padre de Thomas como buen detective me flechó inmutable, extendió sus dedos para arrugar la hoja de papel.

—¡Por favor! — rogué  extendiendo mis manos hacia él llegando a atrapar el papel donde había hecho sus anotaciones—aún falta el nombre alguien más…

—¿Quién?

—Thomas.

La mandíbula del padre de Thomas se tensó con extrema molestia quitó el papel de un tirón arrugándolo en un santiamén lo lanzó al tacho de basura.

Desvié mi mirada apenada, últimamente luchaba contra corriente cuando se trataba de Thomas.

—Déjalo tranquilo de una buena vez, ¡tú no tienes paz y nosotros tampoco! ¡ya ha sido suficiente! —bramó, asentí apretando mis labios conteniendo un sollozo que se ajustaba a la altura de mi garganta con extremo dolor.

 —Cuando conducía hasta aquí pensé en la predestinación, parece una locura, lo sé pero: quizás algo vuelve del pasado hasta el presente para alertarnos… —balbucí conteniendo las lágrimas, atravesaba por una situación de por más extraña, eso me llevaba a cuestionarme y pensar que quizás no era tan descolocado relacionar las cosas, después de todo yo misma estaba pasando por algo que nadie podría creer si lo contaba.  



#2289 en Joven Adulto
#12289 en Novela romántica

En el texto hay: misterio, romance, hechizo

Editado: 16.04.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.