Que tus besos No sean de Amor

Capítulo 24

CAPÍTULO 24

 

-Eva-

 

Cuando lo vi observando todo eso que ocultaba de los demás, todo aquello que me hacía sentir miserable ¿Por qué tenía que ser él quien viese la parte más horrible de mi vida? ¿Acaso ya no era suficiente castigo con jurar algo que era por de  más injusto?

 Mi mejilla palpitaba y ardía.

—¿Quién le hizo tanto daño a tu corazón para que hayas decidido no volver a amar?

—A estas alturas ya no tengo mucho que perder…—balbucí con las lágrimas deslizándose por mis mejillas una tras otra—he pasado tanto tiempo en silencio…¿realmente quieres saber dónde me encuentro en estos momentos?

Él asintió, su semblante se encontraba calado de dureza incluso su mandíbula se había tensado de tal manera que parecía de hierro.

—Quiero saberlo, ahora mismo.

Asentí con debilidad, pues mis fuerzas parecían perderse cada tanto.

—entonces vas a tener que acompañarme…

Nicolás condujo bajo la dirección que le indiqué. Estaba atardeciendo, y el frío se hacía sentir.

Cuando llegamos, caminamos entre la hierba, hasta que llegamos, me detuve frente a la lápida de Thomas cuando llegaba a ese punto , todas pero todas la veces mi vida se pausaba. Levanté con desgano mi mano señalando con desinterés la lápida.

—Se llamaba Thomas y era la persona a la que amaba…

—¿Cómo murió? —inquirió Nicolás con gravedad.

—Una tarde muy parecida a esta, la única diferencia era que además del frio, llovía, hacía meses que notaba distinto a Thomas conmigo ,había cambiado, algo había ocurrido en él que aún sigue siendo un misterio para mí. Me dijo que pasaría por casa, en vez de eso según lo que se supo, tomó un camino distinto a una velocidad que él no acostumbraba, iba en su motocicleta, según la investigación sufrió un accidente , patinó sobre el asfalto desbarrancando cayó sobre una ladera llena de follaje, ramas, fue tan violento todo que llegó a lastimarse de una manera que no podía levantarse, aún estaba vivo. Su padre es detective, fue al primero al que llamaron. Thomas ya estaba muerto para entonces, lo extraño es que tenía una rama incrustada en su vientre que no coincidía con el informe forense.  

Nicolás me observó con extrema seriedad, solo me oía y no pronunciaba palabra alguna.

—Desde entonces su madre me ha culpado por su muerte, y me hizo jurarle todo lo que oíste, y su padre me detesta porque en todo este tiempo he buscado la forma de encontrar la verdad, pero no lo he conseguido…lo único que he logrado es mortificarlos con mi presencia, pensé que trayéndole flores cada tanto iba a suavizar la culpa que siento desde ese fatídico día…

—No has estado trayéndole flores a él durante todo este tiempo.—aquello que dijo Nicolás provocó que me voltease a mirarlo. Él alzo una ceja, su rostro estaba colmado de dureza.

—¿A qué te refieres con eso?

—Te las has estado trayéndotelas a ti, simplemente porque decidiste enterrarte con él.

Nicolás tenía razón, y aquella verdad me dolía, hundí mi rostro bajo el cuello de mi abrigo, mis labios temblaron soportando un sollozo inminente. La presencia inesperada de Nicolás en mi vida solo lograban hacerme notar que él estaba escarbando entre la tierra para liberarme de esa oscuridad horrenda en la que mi existencia se encontraba.

—Está en ti optar si sigues estando muerta o decidides vivir…quizás anheles el recuerdo y la culpa te confunde, pero, te aseguro que esto que haces no es amor.

Sollozando, observé a Nicolás. Él iba a tomar mi rostro entre su manos cuando de pronto oí una voz que reconocí de inmediato.

—¡Eva! —me separé de él de forma determinante.

Eliot, el padre de Thomas venía hacia nosotros. Mi respiración comenzó a ponerse afanosa. Tomé por el brazo a Nicolás.

— Nicolás, es mejor que nos vayamos—insistí jalando de su brazo pero él no se movía ni un solo centímetro, al contrario, observaba a Eliot avanzar hacia nosotros  con desmedido disgusto.

—¿Quién es él? —inquirió con el tono de voz ronco de enojo.

—él es el padre de Thomas, supongo que su  esposa debe haberle dicho algo, no es bueno que estemos aquí, Eliot seguro se encuentra molesto conmigo—tiré de su brazo de forma insistente ,pero, Nicolás se soltó de un tirón y en un parpadear me aferró por la mano, sosteniéndome con firmeza me atrajo hacia él.

—No te atrevas a soltarte de mi mano.—Me advirtió de forma impenetrable entrelazando sus dedos con los míos sujetándome con fuerza a pesar de mi desesperado empeño por separarme de él.

Solo me detuve cuando ya tenía a Eliot frente a nosotros dos.

—Fui por tu domicilio, pero, los vi viniendo hacia aquí así que decidí seguirlos ya que vengo a… —parecía turbado y demasiado abrumado deslizó una mano por su cabello—pedir disculpas, Eva, por lo ocurrido con mi esposa.

—Estábamos por irnos, por favor, siento lo ocurrido—dije nerviosa.

Nicolas bufó de enojo al oírme pedir disculpas.



#265 en Joven Adulto
#4260 en Novela romántica

En el texto hay: misterio, romance, hechizo

Editado: 16.04.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.