Que tus besos No sean de Amor

Capítulo 25

CAPÍTULO 25

 

-Nicolás-

 

Sentí sus dedos acariciando mi frente, movió mi cabello hacia un lado, me había quedado dormido sobre el sofá esperándola, incluso le había enviado un mensaje de texto preguntándole si se encontraba bien, el siempre hecho de que saliese por las noches me torturaba pues no podría estar allí para cuidar de ella. Y eso…era desesperante para mí , pues, de pensar de que podía ocurrirle algo me destruía.

¿Tanto estaba amándote que tu sola ausencia ya provocaba estragos en  mí?

Abrí mis ojos junto con el amanecer, vaya…era hermosa la forma en la que me miraba a pesar del cansancio en su rostro su boca me sonrió enamorándome una vez más, llevé una de mis manos sobre su rostro aun somnoliento acaricié su piel con dulzura, ella sonrío nuevamente disfrutando de mis caricias. Se encontraba de rodillas observándome con demasiada ternura.

—Voy a quedarme contigo…por un tiempo, voy a quedarme contigo…—me dijo sonriéndome ¿qué era aquello que me decía?

Me enderecé por completo hacia ella. Se veía distinta una peculiar felicidad la invadía, por la noche había salido de casa turbada y a su regreso parecía distinta…

—¿Por un tiempo? —cuestioné, Eva asintió aun sonriendo, como si aquello que me aseguraba  fuese algo fabuloso, lo era, pero al mismo tiempo me resultaba extraño—esa no es mi idea al querer estar contigo…— desprendió el cinturón que cargaba como una pesa sobre su frágil cintura dejándolo caer a un lado.

Entonces me besó, abrí mis piernas dejando que se coloque entre ellas, la elevé por la cintura hacia arriba a pesar de que me había agachado para que ella llegase hacia mí lo mejor posible. La espada apareció a los segundos, Eva, se encargó de hacerla desaparecer, para continuar besándome como nunca antes lo había hecho, sus labios se movieron con agilidad sobre los míos y con bastante desenfreno hasta que se separó, me observó por unos segundos y no pude descubrir porqué me miraba de esa manera tan especial y turbadora.

—¿Cómo estuvo la noche en tu trabajo? —dije intentando tomar algo de tiempo para pillar lo que su mirada escrutaba sobre la mía.

—Muy tranquila, ningún sobresalto, solo Barry quejándose porque su cafetería favorita se encontraba cerrada. —aún seguía observándome de esa forma …que no me convencía, Eva me sonrió, y antes de que yo pudiera decir algo sacó del bolsillo de su camisa un añejo papel.

Me lo entregó y lo abrí.

Con letras doradas se podía leer que la feria de los gitanos estaría nuevamente, los arabescos que decoraban el viejo folleto dejaban a la vista la fecha en un color rojo sangre, indicaba que darían comienzo a las 00hs del 1 de enero. Eso quería decir que debíamos estar allí justamente para el cambio de año.

—¿Cómo conseguiste el folleto?

Ella me guiño un ojo divertida.

—Soy buena buscando, ¿no te lo había dicho? —se sentó a mi lado, me giré hacia ella flexionado una de mis piernas.

—Podríamos hacer un trato…—dije meditando todo lo que habíamos pasado juntos y de que estaba enamorado y que de pronto había tenido un golpe de suerte impresionante conociéndola, ¿qué haría sin ella?

—Soy un desastre como pareja—se adelantó diciéndome, negué con mi cabeza.

—no me refería a eso, sino, a que: ¿Estás segura de salir conmigo?

Eva asintió con demasiada firmeza.

—sí—respondió observándome una vez más de la misma forma que hacía rato. Vamos.. esa mirada era hermosa pero me desconcertaba la forma en la que me observaba, había algo distinto en ella...

—Entonces: ¿Estás dispuesta a salir conmigo hasta el día que rompamos esta maldición?

Aquello Eva no se lo esperaba, todo se le notaba.

—¿Hasta ese día?

—sí, pero, tengo una razón: —sonreí suavemente—cuando todo esto pase quisiera que comencemos de nuevo, —entonces ella sonrió con delicadeza—¿pensabas que ibas a librarte de mí con tanta facilidad? —bromee arqueando una de mis cejas.

—No, solo imaginé que quizás estás dejando algo de cordura contigo; porque Nicolás te advierto: Soy insoportable como pareja , en verdad, juro que no vas a poder tolerarme, estoy llena de defectos, además, lloro por cualquier cosa, tengo cierta debilidad por sollozar por desconocidos y por cualquier cosa sentimental o cursi.

— Aparentemente estás en lo cierto, te pille una noche lloriqueando viendo como un panda bebé se re encontraba con su madre, también en la boda a la que fuimos cuando viste llegar al altar a la novia, en conclusión: sí, tienes cierta debilidad por llorar por desconocidos.

Ella asintió, enfocada en hacerme creer que mi decisión era demasiada descabellada.

 —Hace mucho que no salgo con alguien, y yo simplemente voy a arruinarlo, incluso creo no estar bien de la cabeza al estar diciéndote todas estas cosas—insistió.

—No te preocupes, tengo que lidiar todas las noches con ebrios, drogadictos, en fin…tengo la templanza para poder soportarte, despreocúpate. —ironicé divertido.

—¿En verdad? Yo soy insoportable, vas a odiarme.



#2302 en Joven Adulto
#12383 en Novela romántica

En el texto hay: misterio, romance, hechizo

Editado: 16.04.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.