Por ellas

Alena

Algunas veces la vida pone baches en el camino que son necesarios para caernos y levantarnos más fuertes, o eso es lo que todos dicen, pero ¿qué pasa cuando esos mismos baches ya no nos dejan levantarnos por alguna fractura o golpe duro?

Muchos dicen levántate y da todo de ti

Pero qué hacer cuando el mundo se agrieta cada vez más

¿Cuándo esas grietas están en tu contra?

He tratado de vencerlas por muchos años, pero el día de hoy todo ha empeorado.

Desde que Abigail se fue todo se ha complicado. Pues dejo a papá a cargo de tres niñas más y una deuda enorme que ayudé a pagar mientras estaba en el colegio.

Ayudarlo siempre fue mi prioridad,

Solo que… ahora sin él no sé qué hare.

– Alena – me llaman haciendo que deje de mirar al féretro donde se encuentra el único hombre de mi vida… mi padre – tu padre fue el mejor de los hombres – me abraza tía Mariel la mejor amiga de mi madre.

– ¿Por qué lo hicieron? No sé cómo podre cuidar a mis hermanas sin él – la abrazo sintiendo la calidez que ella siempre ha demostrado.

– El mundo está lleno de personas horribles que hacen daños a seres puros que están en el lugar incorrecto en el momento incorrecto.

– Eso es mentira tía, tú más que nadie sabes que todo fue un plan de ella – ni siquiera soy capaz de pronunciar su nombre.

– No debes llenarte de rencor y odio Alena. Se que ella fue la causante de los males que los han acechado durante años, pero tu corazón es puro cariño y no debe ser corrompido por alguien como ella.

Me duele ver como a un costado de nosotras están mis tres hermanas llorando en el suelo debajo del féretro de papá. Sé que ellas no saben y no planeo decirles que a quien un día amaron casi tanto como a papá y si tal vez es lo mejor porque para ellas, ella está muerta y no quiero que el único recuerdo lindo que les quede de quien fue su madre desaparezca. Porque si es una completa desconocida ahora, pero en su momento puedo decir que si las amó. Solo que el dinero y la ambición puede más que el amor.

 – Tía ella lo mató, no le dolió dejar a mis hermanas sin el amor de un padre – suelto lágrimas de rabia al saber que no pude hacer nada para detenerla.

– Alena escúchame bien – mi tía sostiene mi cara entre sus manos haciendo que la mire directamente a los ojos – tu padre no hubiera querido escucharte soltar esas palabras con tanto rencor – las lágrimas empiezan a caer por sus mejillas – debes ser fuerte por ti y por tus hermanas, estaré aquí para apoyarte en todo, pero por favor no te conviertas en lo que ella es ahora.

– Pero tía… el llanto de mis hermanas rompe mi corazón, como quieres que sea fuerte si lo único que me mantenía en pie era el apoyo de mi padre. No sé cómo cuidarlas, no tengo dinero, ni siquiera tenemos una casa y aún tengo muchos gastos encima… simplemente no puedo – siento débiles mis piernas pues la poca fuerza que tenia se va agotando.

Antes de chocar duro en el suelo siento como unos brazos provenientes de mi tío Stefan me sujetan haciendo que con algo de dificultad llegue a una silla a un costado de la habitación. Me sirven algo de agua y mi vista se recompone de manera lenta.

– ¿Estas bien Lena? – siento las manitos de Circe una de mis hermanas sostener mis cachetes haciendo que la vea y con una frágil sonrisa le hago saber que lo estoy.

– No queremos que llores hermanita – la dulce voz de mi segunda hermana me hace reaccionar haciendo que parpadee varias veces logrando estar casi bien.

– No lo hare Danae – beso su frente y retiro lagrimas que salen de sus ojos.

– Nos asustaste mucho – trata de articular Lilith la más pequeña de mis hermanas.

– Lo siento por eso pequeña – hago cosquillas en su cuello para escuchar esa linda risa que alegra mis mañanas.

Mientras estoy con mis hermanas veo a lo lejos hablar a mis tíos con los encargados de la funeraria, de seguro están hablando del costo que por cierto ahora es lo que menos me importa. Lo único que tengo en la cabeza es como sacare adelante a mis hermanas, no cuento con una carrera universitaria por lo que obtener un empleo fijo es casi imposible y si consiguiera otro trabajo de medio tiempo tampoco me alcanzaría el dinero para tantos gastos y deudas.

– ¿Vamos a estar bien Lena? – pregunta Circe con una ligera sonrisa.

– Por supuesto que sí torpe, Lena es como una superheroína – comenta con obviedad Danae.

– No la llames así, pero si mi amor vamos a estar bien. Papá no quisiera que estuviéramos tristes así que debemos estar bien para él prometido – saco el meñique porque así damos por pactada una promesa.

– Prometido – repiten todas y reparto besos en sus mejillas.

Se que será difícil el camino, pero por ellas daría todo, estoy dispuesta a hacer lo que sea por mis tres pequeñas y aunque no quiera ser rencorosa haré que ella pague por todo lo que nos ha hecho y si, algún día de rodillas nos pedirá disculpas… es una promesa.

Tras ya algunos días de la muerte de mi padre, las cosas empezaron a complicarse cada vez más. El pago de las colegiaturas de mi hermana solo cubría el mes en el que nos encontrábamos y si no encontraba la manera de pagar no podrían asistir el próximo mes a la escuela y perderían un año de su educación, que no podía permitir que lo pierdan. Debía conseguir un empleo y resultaba difícil pues todos pedían experiencia laboral la cual yo no poseo.

– Cariño ya debes ir a dormir – noto la presencia de mi tía al escuchar como mueve la silla para tomar asiento.

– No puedo, no hay empleos y con mi turno en la cafetería no me alcanza ni siquiera para pagar la colegiatura de una de mis hermanas del próximo mes – retiro mis lentes ya cansada de pasar toda la noche y madrugada buscando empleo.

– Alena no va a servir de nada que te desveles buscando trabajo, hasta que encuentres uno vamos a ayudarte, no te preocupes por los pagos. Nosotros vamos a ayudarlas – se levanta a preparar el desayuno pues no lo había notado, pero en una hora mis hermanas y tío bajaran a desayunar para él ir al trabajo y ellas a la escuela.