Quedate a mi lado

Traición

Pietro

– Jefe, ¿Hay algún problema con los documentos? – llama mi atención mi nuevo secretario. Por cierto decidí escoger ahora un secretario para evitar que mujerzuelas quieran colarse en mi vida aunque no conseguirán nada. Mis ojos son únicamente para mi perinola.

– No – los firmo y se los entrego para que salga de mi oficina.

Hace días he tratado de solucionar problemas o contratos que había pospuesto para pasar tiempo con Alena pero ahora debo estar al día y aún más porque se acerca mi cumpleaños y quiero mantener mi cabeza ocupada en algo para olvidar esa horrible fecha. Sé que para muchos su cumpleaños es la mejor época del año y la esperan con ansias pero para mi es una época que trae recuerdos que cambiaron mi vida y prefiero mantenerlos de alguna manera olvidados.

Ahora lo que me preocupa es saber porque Alena me mintio. Claramente se que no debía hacer ninguna compra personas pero eso no quita que la molestara y le compraré lo que supuestamente va a comprar. 

Se que sera toxico si la mando a vigilar pero quiero saber porque no quiso que la vaya ver el dia de hoy. Podría ir a averiguar por mi cuenta pero si ella me descubre y aún más si se da cuenta que no descanse como lo ordenó tendrá graves problemas y empezará a cuestionarme. Y por nada del mundo puedo decirle que he estado trabajando para evitar recordar que cumplo años. 

Tras acabar de trabajar voy a mi casa para dormir un poco antes de ir al club a verla. Debo estar al 100 para admirarla bailar y no perderme ningún detalle de su manera de bailar tan sensualmente.

 

Me levanto por el sonido de una llamada en mi celular. Al ver que es Luca, a quien mande para que vigile a mi perinola no tardó en responder.

– Jefe, la señorita se detuvo en el centro comercial con…– se queda callado como si temiera decírmelo y eso me llena de furia.

– Dime quien es el hijo de puta a menos que quieras que te corte la cabeza cuando regreses.

– Está con el señor Vaderva.

¡¡¡¿Porque mierda Alena está con Bruno?!!!

Que hace mi muñeca con ese imbécil. Sé que es mi mejor amigo pero porque mierda se le ocurrió invitarla a salir.

– ¿Hago algo señor?

– No, vigila que hacen. Toma fotografías sin que se den cuenta que los estas vigilando y me las mandas de inmediato – cuelgo.

Mi Alena prefirió salir con ese maldito y por eso estaba nerviosa y mintió.

Maldita sea Bruno. Que ni se le ocurra poner una mano sobre ella porque soy capaz de cortarsela. Muy poco me va a importar que sea mi mejor amigo. Cuando él sabe lo que he luchado por ganarse un lugar en su corazón.

Me levanto a toda prisa de la cama para ir al centro comercial pero claro. 

¡Puta madre!

No puedo llegar de improvisto. Ella se preguntara como sabia donde estaba y no quiero hacerla molestar.

Voy a enloquecer si Luca no envía rápido las fotografías. 

Pasan unos minutos y mi celular vuelve a sonar confirmando las imágenes pedidas. Al abrirlas veo a mi perinola sonreír muy feliz a lado de Bruno que de igual manera sonríe sosteniendo unas cuantas bolsas que de seguro son las compras de Alena.

Yo soy quien debería sostener sus compras. Por algo soy con quien está. No ese pedazo de remedo de hombre. 

Lo sabía maldito hijo de puta. Sabía que quería quitarmela pero tan descaradamente me parece el peor acto de traición imaginado. Ahora entiendo porque quería que le dijera la verdad a Alena desde un principio. Para alejarla de mi lado y dejarle el camino libre.

Maldito bastardo cuando estés lejos de ella sabrás porque mierda las personas temen ante mi furia. Soy como el demonio y quien se mete con lo que me pertenece no saldrá vivo de la furia que contengo.

Se que sonará muy hijo de perra pero quiero saber hasta qué punto será capaz de mentirme Bruno, así que lo llamó para confirmar que es más Judas que el mismísimo Judas.

– Hola hermano, ¿qué sucede? – me saludo como si no estuviera en estos momentos muy cariñoso con mi Alena.

– ¿Dónde estás? – pregunto tajante para que no se vaya con rodeos.

– Ehh – se queda callado por un buen rato.

– ¿Y bien? – empiezo a perder la paciencia.

– Estoy en el centro comercial. Ya sabe haciendo las compras de la semana.

– Creí que la encargada de hacer las compras era tu nana – como puede ser posible que haya creado una excusa muy estúpida.

– Sí pero hay cosas que quiero comer y ella no me deja así que decidí venir a comprar.

– Mmm ya. ¿Vas a ir al club esta noche? – más le vale decir que si para enfrentarlo cara a cara, asi le dara tiempo de pensar que excusa barata no podrá hacerme cambiar de parecer lo que las fotografías muestran.

– Lo siento hermano. Debo ir a encargarme de nuestros negocios en Florencia. Estaré de regreso para la cena del sábado – que conveniente son las cosas que debe hacer.

– Bueno – me cuelga la llamada.

Si claro imbécil porque sabes lo que hiciste estás huyendo de mi pero esta bien por haber sido amigos te dejo disfrutar de italia estos últimos días. Cuando regrese lo torturaré y cortaré esas manos con las que seguro tocó a mi bella perinola.

Aun impaciente con esta situación salgo de casa directo al club. Se que todavía faltan dos horas para que ella baile pero hasta entonces quiero alcoholizarme hasta el punto de olvidar como quien creí que era mi hermano y mi mano derecha fue capaz de apuñalarme por la espalda. Es verdad que uno nunca debe confiarse de las personas pero en serio creí que era diferente, conocía mis intenciones con Alena y le valió una mierda interferir.

Nadie me apuñala sin que yo me entere Bruno, así que espero te prepares para verme arder hasta que pagues por todo.

 



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En el texto hay: mafia, romance, hot romance

Editado: 29.04.2024

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