Quedate a mi lado

Planificación

Alena

La mañana en casa de Pietro fue una de las mejores de mi vida, despertar a su lado se sintió tan cálido como si mi cuerpo no quisiera separarse del suyo como si ambos encajamos a la perfección. Hacerle el desayuno fue lo mínimo que podía hacer por él aunque creí que algo tan simple como eso no iba a ser de gran importancia pero ver como disfrutaba cada bocado de comida me hacía sentir como si todo lo que hiciera fuera demasiado valioso para él. Pero claro no todo puede ser tan perfecto pues al llegar a casa me encuentro con mi tía en la entrada esperándome con su mirada fría que me avisa el regaño de por medio que viene a mi.

– ¿Dónde pasaste la noche Alena?

– Pase la noche en casa de Elizabeth – invento rápido. Si supiera que me quede en casa de un hombre le provocaría un infarto.

– Ya – dice con ese tono que me dice que no lo creyó – si te quedaste en su casa porque ese auto te trajo? – quita las cortinas que cubren la ventana dejándome ver el Porsche de Pietro.

– Es un amigo, me lo encontré de camino aquí y me hizo el favor de acercarme a casa.

– Y si el te hizo ese  favor tu que favor le hiciste porque me imagino que lo conoces de tu trabajo por las noches – se a que se refiere y no puedo creer que piense que soy así.

– Tía no es lo que estás pensando – me defiendo.

– ¿Y qué estoy pensando Alena? Se que necesitamos el dinero pero llegar al punto de acostarte con hombres por dinero es una decepción – escuchar eso me hace querer llorar por creer que sería capaz de hacer eso. No denigro a ninguna mujer pues la necesidad las hace dedicarse a eso pero ella me conoce y sabe que no sería capaz de hacerlo.

– ¿Cómo puedes creer que haría eso? Maldita sea, es solo un amigo que si tal vez me interese pero nada más. No me he acostado con él y tampoco me cobra por ningún favor – recojo mi saco para salir de una vez y dejar de pelear con ella.

– Eres lo que tanto odias, eres como la madre de tus hermanas. Ella al igual que tú encontró un camino fácil y le abrió las piernas a cualquier hombre por dinero.

No puedo creer que lo haya dicho. Sabe cuánto la detesto y como he odiado lo que le hizo a mi familia para que venga a compararme con ella cuando yo no hago nada de lo que se imagina.

– No soy como ella, no le abro las piernas al primer hombre que me ofrece el mundo y las estrellas. Yo trabajo sin la necesidad de aprovecharme de otros – con eso finalizo y salgo de la casa dando un portazo.

Es increíble cómo pudo decir algo tn estupido. ¿Yo parecerme a esa mujer? Puf nunca en la vida.

No quiero llorar pero saber que a quien considero mi madre piensa eso de mi me rompe el corazón. Ahora es cuando las palabras de mi madre se hacen realidad, ella decía que las personas cuando menos lo esperan sacan las garras aunque nunca lo creí de mi tia.

Al entrar al auto de Pietro me tomo un momento para respirar y organizar lo que acabo de ocurrir en mi cabeza.

– ¿Está todo bien perinola? – toca mi hombro.

– Si, todo bien – sonrió falsamente. No quiero que sepa lo que mi tía acaba de decirme pues no es muy agradable repetirlo y quiero olvidar lo que acaba de ocurrir.

– Puedes desahogarte si así lo deseas, si? – sonríe un poco y enciende el auto para llevarme al trabajo.

El camino se torna silencioso pues no tengo nada que decir o algo con que bromear. El día era perfecto pero la actitud de mi tía me hizo sentir diferente. Nunca me había dicho algo así y mucho menos nunca había hecho esa comparación pero tal vez así me ve ella.

– Cariño, ¿segura que estas bien? – regreso a ver a Pietro y noto que no está conduciendo.

– Si, porque?

– Porque llegamos a la cafetería hace unos diez minutos y no lo has notado. ¿Qué te preocupa? ¿Alguien en tu casa te dijo algo? Lamento haberte metido en problemas por mi comportamiento de anoche – empieza a balbucear y a disculparse haciéndome reír de esta situación.

– No te disculpes que no es tu culpa. Olvidalo, es algo insignificante – beso su mejilla en modo de despedida.

Se que tal vez fue algo descortés salir así de su auto pero si me quedaba un momento más estoy segura que no habría podido contener mis lagrimas y no quiero llenarlo de problemas que son pequeños a comparación de los suyos. Además su cumpleaños es el día de mañana y mi mente debe estar enfocada en cómo planear su sorpresa pues tengo todo lo necesario solo me falta algo de ayuda con la que no cuento por culpa de Bruno. Se que debía de trabajar pero avisarme con pocos días de anticipación también es agotador.

Cuando creí que estaba por enloquecer por no tener mis ideas claras recibo la llamada de la persona que me puso en esta situación.

– ¿Como te va Lena?¿Ya estás lista para mañana? – dice tan alegre Bruno que me dan ganas de golpearlo. 

– Aún no chistoso. No he organizado bien mis ideas – suspiro ya cansada tratando de no pensar en mi tía pero su voz en mi cabeza no se silencia con nada.

– ¿Qué te pasó enana? ¿Te hizo algo Pietro? Puedo regresar y darle un golpe al muy hijo de puta.

– Con esas palabras vas a llenar muy rápido tu alcancía. Y no, no me hizo nada solo que aun no se como organizar su sorpresa.

– Debías decirlo antes. Ya voy a verte así que pide permiso para salir antes.

– Pero no se supone que tu estabas de viaje?

– Estaba tu lo has dicho. Llegue hoy en la madrugada.

– Y no planeabas decírmelo? Te va a crecer la nariz como a pinocho.

– Claro que no, pinocho era un niño de madera y aunque mi perfección sea de otro mundo son de carne y hueso.

– Uy si, te voy a matar.

– Claro que no, eres muy pequeña que ni a la rodilla me alcanzas.

– Cuando te vea ya veras.

Con eso lo dejo algo asustado porque puede burlarse lo que quiera de mi estatura pero eso no quita que aun me tenga miedo. El mismo lo dijo el otro día en el parque cuando por error me mancho mi pantalón al saltar en un charco. Debo admitir que me enoje mucho por lo que me dijo eres chiquita pero peligrosa, así que según él nunca más me haría enojar porque valora demasiado su vida. Es muy exagerado pero prefiero que me tenga miedo a que se burle.



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En el texto hay: mafia, romance, hot romance

Editado: 29.04.2024

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