Quedate a mi lado

Estupefacto

Pietro

Estaba preparado aunque nervioso por cómo fluyen las cosas, le dije a mi madre que Alena aun no sabia nada asi que espero que se lo haya dicho a mi hermana y a mi padre aunque con todo se los diré antes que Alena llegue. Tenía planeado ir a verla y ser el primero en admirar su belleza pero Bruno llamó insistiendo en que él quería llevarla, al principio claramente no acepte y lo amenacé pero siguió insistiendo y tal vez sea una buena idea. Bruno me comentó que estaba muy nervioso por esta noche así que es mejor que venga todo el camino relajada.

Al llegar al restaurante donde será la cena, me adentro y me llevan a la mesa en la terraza donde ya están mi madre, mi padres y mi hermana riendo juntos.

– Llegó la alegría de esta familia – llamó su atención sentándome a la cabeza de la mesa.

– Queras decir el infierno de esta familia – se burla mi hermana levantándose para darme un pequeño abrazo.

– No lo llames así – me defiende mi madre

– ¿Cómo has estado hijo? ¿Feliz de tener 29? – enarca una ceja mi padre.

– Que alegría envejecer – tomó un sorbo de vino que pedí al entrar.

– Dinos hijo a qué hora llegará Alena o fue un invento? – se burla mi padre.

– Está por llegar, yo me adelante para decirles que ella no sabe nada de lo que hacemos – remarco lo último para que me entiendan – no quiero que digan algo al respecto, ya encontraré yo el momento de decírselo.

– Estoy seguro que tu madre ya te lo dijo pero hasta la joya más resistente se rompe por tantos golpes, esa señorita se va a lastimar cuanto más te demores en hablar con la verdad – me aconseja.

– Lo sé pero qué más puedo hacer? Cuando la vean entenderán porque me cuesta decirle esto que se que la lastimara.

Todos me ven con desaprobación pero se que cuando llegue comprenderán.

– Por cierto, ¿dónde está Fabio?.

– Quien sabe, de seguro está en algún yate con sus amigos o acostándose con quien sabe quien – bufa mamá irritada, la conozco y sé que estas cenas de cumpleaños son las únicas oportunidades en la que se siente como una persona normal.

– Dejalo, tal vez lo veas luego. Mientras tanto me tienes a mi tu hermana favorita – me guiña un ojo muy feliz.

– Si claro Alessia, qué emoción – me burlo de su cara fastidiada.

– No molestes a tu hermana – me regaña mi madre.

– Dejala madre, cuando llegue Alena lo voy a acusar, de seguro le tiene más miedo a ella que a ti – me saca la lengua infantilmente.

Hablando de Alena. ¿Por qué aún no llega?

– Regreso en un momento – me alejo de la mesa para poder llamar a Bruno.

Marco a su celular pero no contesta, eso es lo que odio de él. Muchas veces tiene el teléfono en silencio y la única manera de contactarlo es por su chofer pero esta vez viene el conduciendo así que no hay manera de contactarlo mediante él.

Antes de marcar a Alena trato por última vez llamando a Bruno. Tarda en responder pero lo hace.

– Hola? – responde Alena feliz del otro lado – Bruno te voy a golpear, vamos dando vueltas hace como diez minutos por las mismas calles – la escuchó protestar.

– Dijiste que querías vomitar así que te estoy dando una excusa para que lo hagas – escucho a Bruno.

– Callate, solo era un decir. Y habla rápido que le respondí la llamada a Pietro.

– ¿Dónde están? – habló antes de que alguno de ellos lo hiciera.

– Estamos cerca – bufa.

– Estamos en dirección opuesta – escucho a Alena quejarse.

– Mierda, Alena porque no me dices?

– Esos son otros 5 euros a tu alcancía de groserías – dijo alcancía de groserias?

– Me voy a quedar pobre y esa alcancía va a reventar.

– No me importa, ya te dije que es para una buena causa.

Parece que ni siquiera se dan cuenta que aun sigo en espera de una respuesta.

– ¿Dónde están perinola? – dijo ya algo desesperado.

– Estamos a unos cinco minutos del restaurante, ya vamos para allá. Dile a Bruno que deje de manejar como un desquiciado.

Entiendo lo que está haciendo Bruno. Quiere que deje de sentirse nerviosa por esta cena haciéndola dar vueltas hasta que olvide que está por reunirse con mis padres.

– Bruno ya la traela rápido.

– Tranquilo hermano ahí vamos.

Cuelgan la llamada y sonrió un poco pensando como debe estar Alena ya furiosa.

Doy una última mirada fuera del restaurante viendo el auto de Bruno parar en el semáforo.

Es ahora o nunca.

Regreso a la mesa con mis padres y me siento ya tranquilo de saber que no tardan en llegar.

– ¿Ya está aquí? – pregunta mi madre muy ansiosa mirando feliz a Alessia que sonríe muy emocionada.

– No seas rara o te prometo que no dejaré que Alena salga contigo.

– Eso es injusto, te prometo que me portaré muy bien – me muestra su dedo meñique para hacer “pinky promise”.

Eso es algo que me recuerda mucho a Alena. Ambas son tan parecidas que estoy seguro que se amaran cuando se conozcan.

Mi madre me hace un ademán con la cabeza para que me gire y se por su sonrisa que ya ha visto a Alena. Al verla quedó totalmente estupefacto, luce tan hermosa. Ese vestido la hace ver aún más bella de lo que ya es, no creí que podía quedar más encantado por ella pero vaya que me equivoque. Es la mujer más bella que he visto y su mirada segura la hace ver más espectacular.

No cabe duda Alena que no dejaré que te escapes de mi lado, así deba usar todas mis armas y recursos te quedaras a mi lado.



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En el texto hay: mafia, romance, hot romance

Editado: 19.12.2024

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