¡quédate conmigo!

Capítulo 13

Donato

 

—¡¿Charo?!

—Sí, ¿a que te sienta de maravilla?

—¿Lo dices en serio?

Charo es el nuevo nombre de Chiara. Es decir, con el que viajaremos por la mañana a Milán ya que necesitamos una nueva identidad que fuera del país dictamine que es la madre real de Aurora y que es mi esposa.

Sin embargo, a ella parece no haberle gustado el nombre que decidí darle.

—Okay, veo que podría haberte consultado antes—murmuro—. Pero, ¿qué padre pregunta a su hijo el nombre que le va a poner?

—¡Pero tu no eres mi padre!

—Claro que no, soy tu esposo.

Ella suelta un resoplido y pone los ojos en blanco. Ya con las cosas listas en las maletas a un costado de la habitación que comparte con nuestra hija, aguardo a la espera de que pueda darme algo nuevo que me entretenga para irme a dormir. Todos sabemos de qué se trata eso.

—Ah, y estaba pensando—añado—, que tendremos que dormir juntos, compartir cama, ya sabes, para que nuestra hija no piense que eres su hermana.

Ella se vuelve a mí y su gesto parece de horror evidente.

Hoy ha ido a ver a su familia para despedirse de ellos, le he garantizado que volverá a verlos y que no está realmente secuestrada de mi parte, sino más bien contratada para un trabajito, no puedo creer que aún así le cueste creer en mi palabra.

Definitivamente no tengo la menor idea de lo que podría suceder con sus reacciones a punto de estallar.

Quizá la estoy enfureciendo demasiado ya.

—Creo que mejor me voy a revisar si me queda algo aún por terminar en mis maletas, buenas noches, bellezas.

Basta darme la vuelta para que Aurora comience a llorar. Me llama la atención eso porque es la primera vez que lo hace, nunca antes había sucedido esto, por lo que casi, casi, parece estar cerca de dar con una fibra sensible en mí.

Cuando la veo, está estirando sus manitos en mi dirección.

—Es…¿Está reclamando que no me vaya?

—Eso parece—contesta Chiara de mala gana—. Pero por suerte ya es hora de descansar y que vayas a dormir porque comenzaremos el día muy temprano.

—Sí, pero me temo que no quiere eso.

Estiro mis manos y la sujeto en brazos, teniendo a nuestra hija contra mi hombro, quien recibe mi cercanía con un sentido protector.

—Linda, quiere que me quede esta noche acá.

—Pero no será posible. —Chiara se acerca y parece querer quitarme a Aurora, sin embargo se cobija en mi pecho y suelta una risita.

—¿Y si me quedo y dormimos juntos?

—No lo sé…

—Vamos, tù puedes, solo un esfuercito.

Aurora emite una risita y termina por ceder.

 

Chiara

Donato está completamente loco, de eso no cabe lugar a dudas. Una vez que se da la vuelta en la cama de plaza y media donde estamos demasiado apretujados, me abraza por la cintura.

Entonces caigo en la cuenta de algo.

Nunca he dormido abrazada a un hombre.

Luego de que apaga la luz del velador, agradezco que llevo pijama puesto y que él tiene el suyo que solo consta de un pantalón corto dejando al descubierto sus pectorales fornidos y unos brazos enormes como tubos macizos.

Se me corta la respiración a medida que consigo finalmente aceptar embriagarme con su perfume…

—Buenas noches, amor mío. Estoy seguro de que algún día podremos hacer esto realidad como esperamos.

Aprovecho para soltarle una pregunta que me hace esperar de su parte, al menos una respuesta, que sea un intento vanidoso y falso seductor.

—¿Por qué yo? ¿Por qué me elegiste a mí?

Tras una ligera risita que suena como al ronroneo de un puma tras de mí, me contesta con total decisión:

—Porque eres perfecta.

—¿De qué hablas? Ni siquiera me conoces, apenas yo llevaba una vida completamente normal antes de ti. Ahora me siento una criminal que hace cosas que no me espero en absoluto que vayan a poder hacernos bien el uno con el otro.

—Tan solo tienes que abrir tu corazón.

—Donato, estoy hablando en serio.

—Yo también. Aún espero a que me digas si te casarías o no conmigo, también los novios poseemos la capacidad de sentir, eh.

—¡No lo dices…en serio!

Aurora se remueve en su lugar, ya habiendo conciliado el sueño, en el instante que elevo la voz.

—Chissst—me dice él, tras reposar un beso en mi cuello—. La vas a despertar, ¿no ves que ha tenido un día difícil?

—Yo… Olvídalo.

—¿Tú qué? ¿Qué ibas a decirme?

—Es que… Yo…

—¿Me amas?

—¡Donato!

—Dilo de una vez, será más sencillo así.

—¡No te…amo! ¡No todo se trata sobre ti!

—¿Qué fue ese sonido? Oh, ya lo sé. Mi corazón haciéndose añicos.

—Yo solo quiero volver a tener algún día la vida que tenía antes…

—Nadie vuelve a hacer de nuevo su vida cobrando diez mil dólares por mes. Pero ojo, que podrían ser por día siempre que me pilles de buenas y hagas bien lo que tienes que hacer, mi amor. Por ejemplo, si te casas conmigo, el precio puede tener dos ceros más en las cifras.

—¿Q…qué?

—Piénsalo. Te dejo que lo evalúes por mientras. Dulces sueños, mi amor.

¿Es en serio? Está loco, por lo que además de ser sumamente sensual, también tiene una dosis de locura que le da un atractivo adicional.

Por lo que puede ser cierto.

10.000 más dos cifras queda en 1.000.000.

¡¡¡¡ESO ES UN MILLÓN!!!!

¿Sería capaz de eso? ¿A qué me condenaría a cambio de un millón de dólares? Hoy por la tarde tuve oportunidad de dos cosas. O tres.

Primera, despedirme de mi familia y anunciarles el viaje.

Segunda, ir a buscar los papeles de la baja momentánea a mi residencia además de poder despedirme de mi mejor amiga.

Tercera, meter al departamento de genetistas el análisis de ADN de Aurora y Donato. Si él se entera que hice esto, no solo no querrá pagarme, sino que me haría daño. ¿Es que él…sería capaz de matarme?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.