Quédate Conmigo

Ya no hay un nosotros

—¿K? —sonrío—. ¿Por qué me llamarías así?

—Hay un libro que es uno de mis favoritos —dice él, balanceando nuestras manos —. El personaje se llama H y hay un capítulo nombrado el diccionario. H un día llamó a Antonia “Ant”, y a ella le pareció original, que lo decía de cariño ya que todos la llamaban Toni, sin embargo, sintiéndose ofendida al descubrir que “Ant” en ingles significa hormiga, fue a la casa de H a reclamarle y dejaron de hablarse. Tiempo después, H fue a su casa y llevó consigo un diccionario de español, le entregó a Antonia y le dijo que va encontrar algo interesante ahí. Le había señalado una página con un palo de helado y una palabra con una mancha de chocolate. La palabra era "antuario" y en la misma página había palabras como anticuada, antifaz, antipática…Antonia trato de descubrir el mensaje oculto que suponía debía existir, pero no encontró nada. H luego le explica que anticuario comienza con “ant”, que su nombre puede significar una flor o una hormiga, que puede elegir y que esperaba que siempre escoja lo que es mejor para ella. Cuando regresa a casa ella revisa nuevamente las palabras y concluye que amigo se debería escribir con H.

 

Adam voltea a verme, con ojos iluminados y llenos de albricia, de calidez.

 

» Creo que amor puede llevar la inicial de una persona y tú representas todo lo que siempre anhele tener en mi vida.

 

Mis manos sujetan sus mejillas y me inclino hacia él, depositándole un beso cálido, duradero, uno que sea capaz de sentir mi respiración, mi piel, mi corazón acelerado que se mueve por este mar de emociones que regurgitan y aumentan cada vez que estoy con él

 

—Me gustaría leerlo —le digo tras separarnos y empezar a caminar por las calles húmedas y bajo ese arcoíris que decora el cielo.

—Está escrito en español. —Me informa—. No sé si haya traducción, pero si no es el caso, lo traduciré para ti.

—¿Eso no es ilegal?

—Será nuestro secreto.

 

Sonrío y asiento con complicidad.

 

—¿Hay alguna razón del por qué es tu libro favorito? —pregunto.

 

Él no necesita pensarlo demasiado.

 

—Comparto el mismo miedo que H.

—¿Cuál? —curioseo.

—A la memoria —susurra —. Tengo miedo a ser olvidado.

 

***

 

 

Me despierto al sentir vibrar mi celular. No hace falta ver el nombre para saber que es Nahomi, por lo que contesto, sintiendo mi garganta escocer

—¿Te sientes bien? —pregunta.

—Creo que voy a resfriarme. —Estornudo.

—Qué raro. Tú nunca te enfermas—dice ella, sarcástica.

 

Yo ruedo los ojos a pesar de que no me ve.

 

—¿Sucedió algo? —decido preguntar.

—Quizá ya lo sepas, pero ayer Adam vino a casa.

 

Me quedo en silencio, procesando sus palabras.

 

—¿Qué?

—¿No te encontraste con él? —pregunta —. Nos dijo que iría a verte.

—¿Qué? —vuelvo a decir, de manera más audible.

 

La escucho reír.

 

—¿Estás en modo automático?

—No. —respondo. Sacudo mi cabeza, tratando de centrarme en lo que me ha dicho —. ¿Qué fue hacer? —cuestiono.

—Vino de visita, pero mamá lo invitó a cenar.  Davis estaba demasiado entusiasmado de volver verlo y él… Adam lucía igual de feliz.

 

Ni siquiera sé lo que siento ahora mismo. No entiendo o quizá sí, quizá si lo hago, pero prefiero ignorarlo, quizá así sea más fácil de sobrellevar el problema que se está formando.

 

» Debiste decirle a papá y mamá la verdad —me dice ella —. Si no les hubieras mentido acerca de tu rompimiento con él, nada de esto estuviera ocurriendo. Mamá lo hubiera echado de manera educada.

—Sabes que eso es exactamente lo que quería evitar —le digo —. Adam desde que los conoció guardó una buena relación con ellos, congeniaron, incluso tú. —Siento un nudo formándose en mi garganta —. No quería… tú sabes la situación de Adam, la vida que siempre tuvo, no quería que las personas que él consideró su familia y le consideraron a él, lo abandonaran también.

 

Escucho suspirar a Nahomi.

 

—Lo entiendo, entiendo tus razones, pero… ¿podrías pensar un momento en ti? —pide—. ¿Cómo te sientes con todo esto?

 

Y es gracioso de una manera absurda, porque en lo único que estoy pensando ahora mismo es en que no quiero lastimarlo.

 

» Ni siquiera sé por qué te pregunto—dice tras no escuchar una respuesta —. No sé si vuelva nuevamente a casa, en todo caso, si lo hace, hablaré con él. No es justo que actúe como si nada hubiera pasado.  

—Nahomi…

—Tranquila, no seré duro con él. —Me promete —. De todas maneras, no creo que lo haga, lucía… no sé, un poco diferente.

—¿Diferente?

—Un poco sombrío, triste. Lo sentí raro.

 

No sé a lo que se refiere. No lo sentí diferente, quizá fue por todos lo que sucedió ayer que no fui consciente de ello.

 

—Hablaré con él —le digo —. Y… no te preocupe por mí, estoy bien.

—Siempre dices eso incluso si no lo estás.

—No sirve de nada decirlo.  Lo único que logro con eso es preocupar a los demás. Sumo, en vez de restar.

—Kate…

—Quiero dormir un poco más, ¿te has dado cuenta de la hora?

—Siempre te he llamado a esta hora—me dice —. Es la hora en la que acostumbras a levantarte.  

—Pero no los domingos —le reclamo con una media sonrisa —.  Siempre son para descansar un poco más.

—Entiendo, entiendo. Voy ha colgar. Hablamos luego.

 

Me quedo mirando el techo de la habitación tras cortar la llamada. Me siento demasiado exhausta para poder pensar ahora, pero nada se va a resolver si no actuó. Bajo a la cocina en busca de agua. Cuando coloco un pie en el lugar, encuentro a Alice hecha un desastre.



#48695 en Novela romántica

En el texto hay: amor amistad juvenil

Editado: 21.06.2022

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