El reloj marcaba los minutos y mi paciencia me llevaba a un nuevo nivel de ansiedad.
Pensaba que me iba a volver loca.
Posiblemente lo estaba.
Quien en su sano juicio, era capaz de cometer alguna locura como aquella?
Hace unos meses atrás estaba llorando en mi cama a causa de Jake. Dispuesta a vengarme de él.
Ahora la historia era distinta.
Llamé a la puerta y tres pasos que se acercaban me indicaron que la otra persona se acercaba.
Mientras escuchaba como la llave daba vueltas para desbloquearla , arreglé mi ropa, clavé mi rodilla en el piso y saqué la pequeña caja de mi bolsillo.
Ginebra apareció detrás de la puerta.Y se sorprendió al verme.
-Qué haces aquí?
-Creo que es bastante obvio-observé al anillo.
-Estás haciendo lo que creo que estas haciendo?-sus ojos se llenaron de lágrimas.
-He venido hasta aquí para pedirte que seas la mujer de mi vida, para amarte y demostrarte lo enamorada que estoy de ti. Quiero amanecer todos los días contigo y llevarte a la cama todas las noches para hacerte mía y amarte. Qué dices?
Se arrodilló junto a mí.Y me besó.
-Estás diciendo lo que creo que estás diciendo?Es un sí?
-Es un gran y gigantesco si.
Entramos a su casa y sellamos nuestro amor de la única manera en la que sabíamos. En la mejor posible.
Al final los cuentos de hadas si se cumplían. Pero en este caso la princesa no se casó con un principe .Se casó con una princesa, una guerrera. Una princesa llamada Ginebra.El amor de mi vida.