Querer decir "Te amo" (gay)

CAPÍTULO 28

Pasado algún tiempo en la casa de Ezrael ocurrió una emotiva escena en la que tanto Valentín como Ezrael se miraban el uno al otro antes de ir a dar el examen de ingreso a la universidad. 

 

—¡¿Listo?! —gritó Valentín.

—Estoy listo —respondió Ezrael. 

—¡Yo también!

 

Valentín saltó a los brazos de Ezrael para que lo sostuviera en el aire. Cada vez que se veían deseaban besarse aún más. No podían separar sus ojos cuando se encontraban lo cual hizo que tanto Honey como Liliana se dieran cuenta de lo que ocurría. A ratos daban pequeños comentarios o risas, sin embargo preferían que todo tomara su propio rumbo sin irrumpir en aquella relación. Les alegraba verlos tan felices. En especial a Ezrael quien ahora parecía sonreír todo el tiempo. 

Estaban atrapados en los brazos del otro cuando se dieron cuenta de lo que estaban haciendo. Se separaron un poco para que no los vieran de forma extraña. Ezrael sintió algo en su pecho al ver que se alejaba de Valentín. Estaba nervioso de separarse pues sabía que con sus notas podía entrar a cualquier universidad que quisiera; pero Valentín no era así. Confiaba en su inteligencia, conocimiento y en todo el esfuerzo que dedicó a estudiar a su lado. Sin embargo sabía que cuando Valentín se concentraba demasiado en algo perdía la noción del tiempo dando paso a fallar por ello.

Los procesos de admisión a universidades habían comenzado pocos días después de la graduación. Ahora ambos chicos eran dos adultos en busca de un cupo en sus carreras. Así también habían decidido mudarse a Ciudad Central. Buscaban allá un apartamento y empleos de medio tiempo para vivir mejor. Pero en este instante solo estaban enfocados en aparecer en alguna de las lista de aceptación de las universidades que escogieron. Dos privadas y tres públicas. 

De la nada Ezrael le tomó las manos a Valentín con fuerza haciendo que se pusiera nervioso. Se acercó a sus labios cuando supo que su madre estaba demasiado ocupada viendo a Honey. En un simple beso le dijo: 

 

—Intentemos entrar a la Nitzsche. 

—... sí. 

 

Valentín recordó por un instante la conversación que tuvieron hacía algún tiempo atrás. Las pruebas del concurso de la Universidad Nietzsche eran difíciles, pero entrar les aseguraba un puesto en cualquier trabajo que desearan. Especialmente a Ezrael, quien quería trabajar para una empresa en específico haciendo un trabajo en específico. 

Por otro lado, las “matadoras” de la Universidad Catarsis se aseguraban de la entrada de sólo aquellos quienes fueran capaces de terminar la carrera. Daba becas a los mejores estudiantes, pero todos sabían que entrar era para graduarse teniendo el conocimiento, pero no las mejores referencias. 

 

—Y por favor, da tu mejor esfuerzo —Valentín se sonrojó al escucharlo. 

—Tu mamá está viendonos, tonto… No hagas este tipo de cosas frente a ella —murmuró escapando de aquello—. Puede pensar en algo más. 

—Por favor, Val.

—… si lo voy a hacer —lo calmó—. Prometo que vamos a estar juntos. 

—Prometo lo mismo. 

 

Las dos mujeres los miraron con una risa. Fueron a dejarlos a la puerta de la primera universidad. Verlos caminando uno al lado del otro era suficiente como para sentirse orgullosas de ellos. Eso aún cuando Honey ni siquiera tenía una relación especial con ninguno. Se sentía feliz al ver lo deslumbrantes que eran juntos. Así también varias personas que venían en parejas y grupos. Era hermoso ver tantas vidas a punto de empezar lo que supuestamente iba a ser el mejor periodo de su vida.

 

—¿De que te ries? —molestó Liliana su hombro.

—Que todos están llenos de sueños y esperanzas. 

—¿Y eso no es bueno?

—¡Claro que lo es! —gritó como si no se lo creyera ni ella mismo— Pero… es divertido saber que ninguno tiene idea de hasta dónde va a llegar para poder tener lo que quiere. 

—¿Y tú? Ya me tienes a mí —coqueteó—… ¿Acaso buscas más?

 

Honey le tomó la mano con cariño y se la besó. Movió su cabeza de izquierda a derecha. Sus ojos se posaron en la oscura mirada de la mujer.

 

—Nunca volveré a buscar nada, pues todo lo que quiero eres tú.

 

Tras ese discurso romántico y cursi, se dieron cuenta de que eran felices. Ahora que Valentín y Ezrael estaban en buenos términos, no había nada de qué preocuparse. Eran grandes y no necesitaban que nadie los cuidara, pero sabían que aún así se protegían mutuamente. Era suficiente para ellas quienes, sabiendo que tenían que vivir su vida, ya eran una pareja oficial con planes a futuro. 

Los dos chicos tuvieron que separarse cuando empezó la prueba, aún así pensaban en el otro cada vez que respondían una pregunta. Todo lo que habían estudiado estaba en el examen. Aunque sus manos sudaban y sus cabezas dolían intentaban concentrarse dando su mejor esfuerzo.

Ezrael terminó primero, mucho antes que todo el mundo. No sabía si lo hizo bien, sólo sabía que Valentín no había salido aún. Cuando las computadoras se bloquearon, Valentín no soportó más. No había terminado las cerca de 20 preguntas que equivalían al 10% del examen. Estaba nervioso y asustado. Sabía que no lo había logrado, por lo cual al salir, sus ojos estaban llorosos. Se sintió extraño al ver el sol resplandecer. Todo parecía bien, pero él estaba destruido por dentro. 




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