Estaba todavía cubierta de nieve, cuando vi una mano extendida. Me ayudó a ponerme de pie y lo pude ver bien. Tenía las típicas orejas de elfo, era alto y con traje verde y rojo. Su pelo negro como la noche se dejaba ver debajo del sombrero en punta que tenía en la cabeza. Me sonreía. Tengo que admitir aunque lo odie, que tenía una hermosa sonrisa. Sus ojos tan oscuros como su pelo me miraban cálidamente.
_¿Te hiciste daño? _tan amablemente me lo dijo que aunque me dolía todo el cuerpo le respondí que no. _¿Segura?, puedo acompañarte hasta un hospital para que te revisen _ ¿De donde había salido este ser tan amable y lindo?, y eso que hace dos minutos no soportaba mantener una conversación que durase más de tres palabras con un elfo navideño. _¿Cuál es tu nombre? _me preguntó sonriendo.
_Soy Clara _dije devolviéndole la sonrisa.
_¿Segura que estas bien?.
_Lo estoy...
_Soy Nix.
_Gracias Nix _se hizo un silencio en el cual los dos nos miramos y ninguno supo que hacer, hasta que decidí que ya era suficiente de lo que hubiera sido todo esto. _Bueno, fue un placer, pero debo irme.
_Claro, en vísperas de navidad todos estamos muy ocupados. _No le dije nada y comencé a alejarme sin poder sacar una sonrisa de mi rostro.
Cuando llegué a mi casa y dejé las cosas que por cierto estaban todas aplastadas, me saqué el abrigo y de este calló un pequeño papelito celeste. En el había escrito un número, lo di vuelta y lo que decía me dejó atónita: Espero que uses teléfono, atentamente "El elfo de las nieves".