Querida Grace

Prologo

Era el primer día de preescolar, yo estaba realmente asustada porque no quería estar sola . Hacer amistades no era precisamente fácil para una niña de 4 años, mucho menos para alguien con problemas como los míos. Yo sabía que era rara así que prefería ser introvertida para no confirmar las sospechas, nadie quiere a los raros.
 


 

Estaba sentada en un columpio grisáceo balanceando mis piecitos mientras intentaba morder la enorme manzana que me habían empacado en mi lonchera, impulsivamente decidi mirar hacia la derecha, cómo si algo u alguien me esperará.
 


 

Entonces la vi, una niña bajita, con piel blanca como la nieve, cabello castaño lacio recogido en dos coletas, y unas enormes gafas rosadas. Ella parecía una muñeca de porcelana, frágil, hermosa, e inalcanzable.
 


 

Cómo si el destino se hubiese apiadado de mí la niña se percató de mis miradas, por lo tanto, se acercó hacia mí con una enorme sonrisa que conecto algo oculto en mi interior; esa niñita eras tú. Fue una sincronía asombrosa tu voz con la mía , nuestras manos rozándose, nuestras risas al unisono. Parecía ser que existía una conexión predestinada entre ambas.
 


 

En ese tiempo yo sólo era una niña jugando con su nueva amiga, pero de alguna forma lo supe, supe que tú eras mía y que yo era tuya. Quizás suene posesivo o loco, pero esto sólo es la mejor forma de expresar cuánto te necesite y cuánto te ame con todo mi ser desde el comienzo.
 


 

Att: Mecha la que te extraña
 


 

PD: Te quiero, no me olvides.
 


 




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