Querida Mar

II

El día comenzaba de lo más normal, ya era una rutina que tenía que seguirse al pie de la letra.

Tomé mi celular y envié unos cuantos textos a dos de mis compañeros que presentarían la exposición conmigo, recordándoles que no debían olvidar sus materiales, pues nunca me gustó arriesgar mis notas. Rápidamente uno de ellos me respondió pero el otro definitivamente no leería el mensaje a esa hora, por lo cual decidí desistir de esperar una respuesta por su parte.

Uno de aquellos chicos era mi amigo desde la secundaria, para ser más precisos Thiago; y el otro recientemente lo había conocido, pero he de decir que me atraía, tal vez solo físicamente porque no me había atrevido a entablar una conversación larga con él, pues los nervios me comían viva y por ende, no conocía bien su forma de ser.
Su nombre era Derek.


La clase dio inicio, ese día era especialmente frío lo cual provocaba que no pudiera concentrarme del todo en la clase. A esto le agregamos el hecho de que el profesor siempre comenzaba con pláticas sobre filosofía que no tenían que ver con la asignatura; así que no era raro ver a uno que otro compañero durmiendo plácidamente sobre su pupitre.

Las exposiciones dieron comienzo. Dánae fue la primera en pasar, ella era una chica de baja estatura y muy codiciada por los chicos de semestres superiores, podría ser por su extrovertida personalidad o claro, por la magnífica figura y los grandes atributos de su pequeño cuerpo, lo cual acrecentaba el odio que muchas chicas ya habían desarrollado por ella.


Al finalizar su exposición, era la hora de que yo pasará al lado de Thiago y Derek para explicar nuestro tema. Inicialmente tuve la idea de dejar que ambos se las arreglaran y expusieran sin mí, hasta que escuché una suave voz que me alentaba.

—Yo quiero ver a Rachel exponer— exclamaba la chica de nombre Mar, con una sonrisa que iluminaba su rostro.

Al terminar de expresar su deseo, rápidamente se trasladó al pupitre de la parte delantera que estaba vacío.

La imprudencia que tuvo al expresarse me sorprendió. Por mi parte no había tenido nada que ver con ella, y para ser sinceros, no habíamos cruzado palabra más que unas cuantas ocasiones. Me sentí confortada por sus palabras, así que decidí darle ese pequeño gusto y pasar a exponer.


Mientras intentaba concentrarme en mi tema, pude sentir como su mirada estaba fija en mí, traté de evitar el contacto visual el mayor tiempo que pude, pero cuando nuestros ojos se encontraban optaba por desviar la mirada a otro lado.

Finalmente di por terminada mi exposición, normalmente esperé que todo se quedará en un ambiente silencioso, pero grande fue mi sorpresa de que una persona estalló en aplausos, al dirigir la mirada a la persona de la que provenían observé que se trataba de Mar.


Todos comenzaron a aplaudir lentamente, pero realmente me conmovió el hecho de que Mar lo iniciará, le dediqué una ligera sonrisa y me dirigí a mi pupitre.

La clase llegó a su fin. Ese día decidí no salir del aula debido al frío que había. Mis amigas salieron y me quedé con unos cuantos compañeros. Después de unos minutos, pude divisar a Dánae que se acercaba a mí.

—Hola Rachel, ¿por qué no has salido hoy?— habló con una leve sonrisa.

–Hoy hace más frío de lo usual, ¿quién querría salir hoy?— Respondí ignorando por completo aquel hola que me había dirigido.

—Es cierto, el viento es muy frío hoy.

–Dae, ¿hay algo que necesites?— Pregunté sabiendo claramente la respuesta.

Al escuchar mi pregunta rápidamente tomó asiento en el pupitre delante del mío pero con su mirada dirigida a mí, expandiendo más la sonrisa que ya tenía en el rostro.

—Es bueno que lo preguntes pero no es algo material querida Rachel, es más informativo.— dijo mientras su sonrisa se volvía cada vez más extraña.

Con calma tomé dos caramelos de mi mochila y le pasé uno, lo despoje de su envoltura y lo coloqué en mi boca. Saboreé un poco el caramelo y respondí.

—Adelante pregunta lo que quieras.

— ¿Ya haz hablado con Derek?— dijo mientras su sonrisa parecía irse de lado.

Dae solo se acercaba a mi para hablar de temas escolares o mis intereses amorosos, no sabía cómo se había enterado de mi situación sentimental hacia Derek, pero era claro que su intención era "ayudarme" aunque realmente no lo hacía.

—No lo he hecho.

—¿Y qué esperas? Cualquier chica que se fije en él podrá quitártelo si no actúas ya.

—Ya sabes lo mala que soy para iniciar conversaciones—respondí —incluso creo que ya tiene una novia, no me meteré en problemas.

—Te aconsejaría que lo intentaras hasta que él mismo te diga que está en una relación— decía mientras saboreaba el caramelo—. Pero si esa es tu decisión, no vale nada gastar palabras para convencerte.

Se levantó del pupitre y se alejó, dirigiéndose a la puerta del aula. Me exasperaba bastante el hecho de que se metiera en mis asuntos, ni siquiera mis amigas sabían de eso.

Sentí la presencia de alguien a mis espaldas, estaba segura de que el pupitre de atrás estaba vacío, hasta que sentí una respiración en el cuello. Alguien había apoyado su mentón en mi hombro.

—¿Es cierto todo lo que escuché? — habló con una voz con un tono de voz serio.

—No sé de qué me estás hablando. — dije con toda tranquilidad.

Retiró su mentón de mi hombro y se puso de pie. Lentamente camino al pupitre donde anteriormente estaba Dae y tomo asiento. Me dirigió una mirada sería.

—Oliver tienes que ser más claro sobre lo que quieres saber. — dije mientras sonreía levemente. — ¿No tendrías que estar justo ahora con Thiago y Derek?

—Debería, pero me ha interesado bastante la conversación que sostenías con Dánae.

—Eres un chico entrometido ¿te lo han dicho?

—Bastante. ¿Tienes algún interés en Derek? Puedo ayudarte si así lo quieres. —respondió con desdén.

—No hace falta, agradezco el hecho de que te intereses en mi situación.

—Bueno, pero me gustaría decirte ciertos detalles que seguro te interesaran. — Decía mientras ladeaba la cabeza. — Él tiene una novia, y no le interesan las chicas calmadas como tú, tan simple como eso. Eso te deja claro que no tienes una oportunidad con él.

No esperó a que yo respondiera, se puso de pie e inmediatamente salió del aula. Sus palabras me habían dejado consternada. Tomé mis cosas y salí a buscar a mis amigas.

La mirada de alguien se había posado sobre mi durante toda la conversación con ambas personas.




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